Freud-represión
Enviado por jimmyneyche • 24 de Agosto de 2011 • 3.846 Palabras (16 Páginas) • 762 Visitas
Represión
Puede ser el destino de una moción pulsional chocar con resistencias que quieran hacerla
inoperante. Bajo condiciones a cuyo estudio más atento pasaremos enseguida, entra entonces
en el estado de la represión. Si se tratase del efecto de un estímulo exterior, es evidente que la
huida sería el medio apropiado. En el caso de la pulsión, de nada vale la huida, pues el yo no
puede escapar de sí mismo. Más tarde, en algún momento, se encontrará en la desestimación
por el juicio (juicio adverso) un buen recurso contra la moción pulsional. Una etapa previa al
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juicio adverso, una cosa intermedia entre la huida y el juicio adverso, es la represión, cuyo
concepto no podía establecerse en el período anterior a los estudios psicoanalíticos.
La posibilidad de una represión no es fácil de deducir en la teoría. ¿Por qué una moción
pulsional habría de ser víctima de semejante destino? Para ello, evidentemente, debe llenarse la
condición de que el logro de la meta pulsional depare displacer en lugar de placer. Pero este
caso no se concibe bien. Pulsiones así no existen, una satisfacción pulsional es siempre
placentera. Deberían suponerse constelaciones particulares, algún proceso por el cual el placer
de satisfacción se mudara en displacer.
Para deslindar mejor la represión podemos traer al debate algunas otras situaciones
pulsionales. Puede ocurrir que un estímulo exterior sea interiorizado, por ejemplo si ataca o
destruye a un órgano; entonces se engendra una nueva fuente de excitación continuada y de
incremento de tensión. Tal estímulo cobra, así, notable semejanza con una pulsión. Según
sabemos, sentimos este caso como dolor. Ahora bien, la meta de esta seudo-pulsión es sólo el
cese de la alteración de órgano y del displacer que conlleva. Otro placer, un placer directo, no
puede ganarse con la cesación del dolor. El dolor es también imperativo; puede ser vencido
exclusivamente por la acción de una droga o la influencia de una distracción psíquica.
Pero el ejemplo del dolor es muy poco trasparente para que sirva de algo a nuestro propósito.
(Ver nota(189)) Tomemos el caso en que un estímulo pulsional como el hambre permanece
insatisfecho. Entonces se vuelve imperativo, únicamente la acción de satisfacción puede
aplacarlo, (ver nota(190)) y mantiene una continuada tensión de necesidad. Pero en todo esto
no asoma nada parecido a una represión.
Por consiguiente, el caso de la represión no está dado cuando la tensión provocada por la
insatisfacción de una moción pulsional se hace insoportablemente grande. Los medios de que
el organismo dispone para defenderse contra esa situación han de elucidarse en otro orden de
consideraciones.
Atengámonos preferentemente a la experiencia clínica tal como nos la brinda la práctica
psicoanalítica. Aprendemos entonces que la satisfacción de la pulsión sometida a la represión;
sería sin duda posible y siempre placentera en sí misma, pero sería inconciliable con otras
exigencias y designios. Por tanto, produciría placer en un lugar y displacer en otro. Tenemos,
así, que la condición para la represión es que el motivo de displacer cobre un poder mayor que
el placer de la satisfacción. Además, la experiencia psicoanalítica en las neurosis de
trasferencia nos impone esta conclusión: La represión no es un mecanismo de defensa
presente desde el origen; no puede engendrarse antes que se haya establecido una separación
nítida entre actividad conciente y activ idad inconciente del alma, y su esencia consiste en
rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella(191). Este modo de concebir la
represión se complementaría con un supuesto, a saber, que antes de esa etapa de la
organización del alma los otros destinos de pulsión, como la mudanza hacia lo contrario y la
vuelta hacia la persona propia, tenían a su exclusivo cargo la tarea de la defensa contra las
mociones pulsionales (ver nota(192)).
Ahora caemos en la cuenta de que represión e inconciente son correlativos en tan grande
medida que debemos posponer la profundización en la esencia de la primera hasta saber más
sobre la composición del itinerario de instancias psíquicas y sobre la diferenciación entre
inconciente y conciente. Antes de ello no podemos hacer más que resumir de un modo
puramente descriptivo algunos caracteres de la represión que conocemos por la experiencia
clínica, y ello a riesgo de repetir tal cual mucho de lo ya dicho en otros lugares.
Pues bien; tenemos razones para suponer una represión primordial, una primera fase de la
represión que consiste en que a la agencia representante {Representanz} psíquica (agencia
representante-representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo conciente. Así se
establece una fijación; a partir de ese momento la agencia representante en cuestión persiste
inmutable y la pulsión sigue ligada a ella. Esto acontece a consecuencia de las propiedades de
los procesos inconcientes, que hemos de considerar después.
La segunda etapa de la represión, la represión propiamente dicha, recae sobre retoños
psíquicos de la agencia representante reprimida o sobre unos itinerarios de pensamiento que,
procedentes de alguna otra parte, han entrado en un vínculo asociativo con ella. A causa de ese
vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. La
represión propiamente dicha es entonces un «esfuerzo de dar caza» (ver nota(193)). Por lo
demás, se comete un error cuando se destaca con exclusividad la repulsión que se ejerce
desde lo conciente sobre lo que ha de reprimirse. En igual medida debe tenerse en cuenta la
atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual Puede ponerse en
conexión. Probablemente, la tendencia a la represión no alcanzaría su propósito si estas
fuerzas {atracción y repulsión} no cooperasen, si no existiese algo reprimido desde antes,
presto a recoger lo repelido por lo conciente. (Ver nota(194))
Bajo la influencia del estudio de las psiconeurosis, que pone ante nuestros ojos efectos
sustanciales de la represión, tendemos a :sobrestimar su contenido psicológico y con facilidad
olvidamos que la represión no impide a la agencia representante de pulsión seguir existiendo en
lo
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