Gen, formador de intelecto cerebral
Enviado por Johann Krings • 10 de Abril de 2016 • Ensayo • 2.674 Palabras (11 Páginas) • 261 Visitas
Gen, formador de intelecto cerebral
Introducción.-
Los distintos organismos que reflejan vida, vienen evolucionando a lo largo del tiempo, por lo tanto vienen acompañados de complejidad. A medida que el ser humano va evolucionado podemos saber que son aquellos que tienen genes más fuertes que les permite su existencia. Por lo tanto a todos estos distintos organismos los llamaremos taxones los cuales llegaron a la evolución por medio del los genes por la complejidad de su entorno se desarrollaron los cerebros. Estos genes tienen una compleja estructura la cual determina la evolución desde el organismo más simple.
Cuerpo.-
Los taxones ya sean animales o plantas, desde los organismos eucariotas o procariotas, es decir de núcleo definido o no, presentan el componente genético en los cromosomas denominado así ADN( acido desoxirribonucleico) el cual es transmitido generación en generación.
Entonces debemos comprender que que a medida que se va transmitiendo los genes estos deben ser por reproducción fértil entre individuos de la misma especie la cual puede continuar con la progenie. En caso de producirse una descendencia de especies cruzadas se dará a un producto infértil, o en la mayoría de los casos no existirá la fecundación.
En el caso de los humanos todos pertenecemos a un tipo de especie llamado homo sapiens (hombre sabio), entonces nuestros probables antecesores pueden ser el homo erectus o el homo habilis.
Sin embargo en la antigüedad si mencionaban que el hombre podía tener descendencia con una especie distinta como por ejemplo el minotauro, cruce de toro y una mujer
El análisis del comportamiento de un organismo, esto es, el número de funciones que está llamado a ejecutar en el curso de la vida, permite hacerse una idea de su grado de complejidad. Con todo, este factor también puede determinarse atendiendo al mínimo caudal de información que contiene el material genético del organismo de que se trate.
Entonces para comprender un poco mas como funciona la molécula de ADN debemos mencionar que, un cromosoma humano, por ejemplo, contiene una larguísima molécula de ADN arrollada de forma helicoidal, con lo que ocupa un espacio mucho más reducido del que necesitaría en el caso de que se presentara completamente extendida. Dicha molécula de ADN está fragmentada en bloques o unidades autónomas unidos de forma similar a los peldaños de una escala de cuerda. Dichas unidades reciben el nombre de nucleótidos, de los que existen cuatro variedades. El lenguaje de la vida, el caudal de información hereditario, viene determinado por las diferentes disposiciones de los cuatro tipos de nucleótidos distintos.
Si embargo podemos mencionar que le material básico de la evolución son las mutaciones las cuales se deben a la radiación ambiental, rayos cósmicos de espacio, entre otros. Hasta cierto punto el propio organismo regula las mutaciones, ya que posee la facultad de reparar determinados daños estructurales causados a su contingente de ADN. Pero debemos tener en cuenta que varias de estas mutaciones son benéficas ya que ayudan a la adaptación fisiológica de cada organismo en muchos de los casos.
Ahora tenemos que preguntarnos como esta información genética se transmite e interviene en el cerebro. Según unos, el cerebro, o por lo menos su capa más superficial, la corteza cerebral, es equipotente, o sea que cualquier parte de la misma puede realizar las funciones de las demás, por lo que no cabe hablar de localización de funciones. Y otra teoría refleja y afirma que el cerebro es un entramado de conexiones y que, por tanto, las funciones cognoscitivas específicas están localizadas en zonas muy concretas del cerebro. Se arguye a veces que el seccionamiento o las lesiones de partes importantes de la corteza cerebral en el hombre, como tras practicar una lobotomía prefrontal bilateral o a resultas de un accidente, apenas repercuten en su comportamiento. Sin embargo, no debe perderse de vista que determinadas formas de conducta humana no se aprecian claramente desde el exterior, y a veces incluso pasan inadvertidas al propio sujeto. Ciertas percepciones y actividades, como la creatividad, se dan muy raramente.
También podemos observar que esta muy generalizada la idea de que solo una parte del cerebro funciona .Desde un punto de vista evolutivo sería esta una circunstancia realmente anómala y cabría preguntarse por qué hubo proceso de evolución si a esta porción del cerebro no le corresponde función alguna.
Por otra parte, existen abundantes pruebas que demuestran el carácter local de las funciones cerebrales. Por ejemplo, se ha determinado que debajo de la corteza existen áreas cerebrales específicas relacionadas con el apetito, el sentido del equilibrio, la regulación térmica, la circulación de la sangre, los movimientos sincronizados y la respiración. Uno de los estudios clásicos sobre las funciones superiores del cerebro lo constituyen los experimentos del neurocirujano canadiense Wilder Penfield, quien ha investigado los efectos de la estimulación eléctrica de diversas partes de la corteza cerebral, por lo general tratando de aminorar los síntomas de dolencias tales como la epilepsia psicomotora. Los pacientes, tras una ligera estimulación eléctrica de determinadas zonas del cerebro, acreditaron rememorar percepciones olfativas, auditivas o visuales ya experimentadas en el pasado.
en la actualidad las pruebas que poseemos acerca de la localización de las funciones son aún mucho más sólidas. David Hubel, de la Facultad de Medicina de Harvard, descubrió la existencia de formaciones reticulares de células cerebrales que responden selectivamente a la percepción ocular de una serie de líneas orientadas según diversas direcciones. Así, existen células que detectan líneas horizontales, otras las verticales, unas terceras las diagonales, y cualquiera de ellas sólo resulta estimulada cuando percibe líneas con la orientación apropiada. Por tanto, ya se han registrado ciertos indicios indudables de pensamiento abstracto en las células cerebrales.
Por lo tanto si podemos afirmar que existencia de regiones específicas del cerebro relacionadas con funciones cognoscitivas, sensoriales y motoras concretas, hace innecesaria la existencia de una perfecta correlación entre masa cerebral e inteligencia.
Al momento podemos desribir la anatomía y desarrollo del cerebro desde el nacimiento refiriendo que el recién nacido posee un cerebro muy grande en proporción al tamaño del cuerpo (un 12%, poco más o menos). Durante los tres primeros años de su vida, o sea el periodo en que el niño aprende con mayor rapidez, el cerebro, y en especial la corteza, continúan creciendo muy rápidamente. Al cumplir los seis, el niño posee ya el 90 por 100 de la masa encefálica que tendrá como adulto. El peso medio de la masa encefálica del hombre actual es de unos 1.375 gramos. Dado que la densidad del cerebro, como la de todos los tejidos corporales, es aproximadamente la del agua (un gramo por centímetro cúbico), el volumen de un cerebro de estas características sería de 1.375 c.c. algo menos de un litro y medio. (Un centímetro cúbico tiene, poco más o menos, el volumen del ombligo de un hombre adulto.)
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