HACE TREINTA AÑOS, EL CORDOBAZO MOVILIZO A LOS "TRABAJADORES EN SALUD MENTAL"
Enviado por barbyciro87 • 31 de Octubre de 2012 • 1.493 Palabras (6 Páginas) • 565 Visitas
HACE TREINTA AÑOS, EL CORDOBAZO MOVILIZO A LOS “TRABAJADORES EN SALUD MENTAL”
El día que hubo huelga de psicoanalistas
Se cumplen tres décadas de un acontecimiento político cuya presencia en las prácticas en salud mental –que llegó al interior mismo de los consultorios– no merece el olvido.
Por Enrique Carpintero* y Alejandro Vainer **
En julio de 1966, la dictadura del general Juan Carlos Onganía intervino las universidades y desató una brutal represión que se conoce como “La Noche de los Bastones Largos”. La respuesta fue la renuncia masiva de profesores y el inicio de una resistencia estudiantil que se extendió por todo el país. La carrera de Psicología queda prácticamente desmantelada y la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires debió comenzar una lucha contra la Ley 17.132, que prohibía a los psicólogos realizar psicoterapia.
Mientras la sociedad empezaba a sentir los efectos de una política económica que disminuía el nivel de vida, la clase media se sentía desalojada de un espacio de ascenso social como era la universidad. La idea “cientificista” –como se la denominaba en esa época– dejó paso a un cuestionamiento de las teorías hegemónicas como el funcionalismo sociológico, el conductismo y el psicoanálisis kleiniano. Se organizaron grupos de estudio que introdujeron los debates planteados por Althusser, Lévy-Strauss, Lacan, Foucault. También se conocieron las experiencias de la antipsiquiatría que realizaban Franco Basaglia, Ronald Laing y David Cooper, así como el pensamiento psiquiátrico sobre comunidades terapéuticas de Maxwell Jones, E. Goffman y F. Fanon. El libro El miedo a la libertad, de Erich Fromm fue un best-seller de esos años.
En el “campo de la Salud Mental”, la burocracia sanitarista del Instituto Nacional de Salud Mental consintió el plan de Mauricio Goldenberg para la Capital Federal, que proponía la formación de servicios de psicopatología en los hospitales generales y centros de salud mental. Además, no se impedía la creación de comunidades terapéuticas en los hospitales psiquiátricos. Obviamente, esta política se llevaba a cabo mientras se favorecía a las clínicas privadas y se mantenían los manicomios. Pero esta situación llevó a experiencias de comunidades terapéuticas y centros comunitarios que fueron más allá de lo que la dictadura permitía.
Se sucedían permanentes huelgas y manifestaciones en todo el país, que fueron violentamente reprimidas con muertos, heridos y centenares de detenidos. El 29 de mayo de 1969, un paro activo en la ciudad de Córdoba tuvo como consecuencia una rebelión de obreros y estudiantes con apoyo de los sectores medios; la ciudad quedó bajo su control hasta el día siguiente, en que intervino el Ejército. El Cordobazo había sorprendido a todo el mundo. Fue el principio del fin de la dictadura de Onganía. Inauguró un nuevo período en las luchas sociales y políticas. Fue un acontecimiento cuya carga simbólica llevó a crear un imaginario donde era posible la transformación de la sociedad. La idea dominante pasó a ser que la política es la fuerza que da sentido a cualquier práctica.
Su repercusión en el campo de la Salud Mental no se hizo esperar. La Asociación de Psicólogos de Buenos Aires produjo una solicitada firmada por la Comisión Directiva, presidida por Roberto Harari, que apoyaba el paro nacional del 1 de julio, planteando “la unificación del movimiento obrero con otros sectores de la sociedad y repudiando la represión acaecida en la Facultad de Filosofía y Letras”. En ella funcionaba la carrera de Psicología y, cuando los alumnos debatían en asamblea qué medidas adoptar ante la situación social y política, entró la policía, detuvo a cientos de estudiantes y destrozó instalaciones. A partir de ese hecho, no hubo clases durante tres meses. En la misma solicitada se reivindicó la libre expresión y se sugirió a los asociados hacer pública la adhesión en sus lugares de trabajo. En setiembre apareció el primer número de la revista de la APBA, dirigida por Ricardo Malfé. La misma se constituiría en el principal medio de debate teórico, clínico e institucional acerca del lugar que el psicólogo debía ocupar en el campo de la Salud Mental.
Ese año la Federación Argentina de Psiquiatras llamó a elecciones nacionales: triunfaron listas de unidad con la consigna de defender “nuestros intereses, que no son otros que los intereses del pueblo”. En la FAP Capital fue elegido Emilio Rodrigué como presidente y se organizaron movimientos de apoyo a colegas detenidos debido al estado de sitio. Mientras tanto, en el interior de la institución comenzaba a debatirse cómo enfrentar la dictadura de Onganía. Diferencias políticas llevaron a la renuncia de Mauricio Goldenberg como presidente del IV Congreso
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