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Herramientas De La Mente


Enviado por   •  25 de Febrero de 2014  •  5.249 Palabras (21 Páginas)  •  456 Visitas

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Tania, de cuatro años de edad, juega “Simón dice” con sus amigos; hace diferentes

cosas sin importar si Simón las ha dicho o no. Pero cuando repite en voz alta para

sí misma lo que “Simón dice”, es capaz de acoplarse al juego y hacer la mímica

correcta en el momento adecuado.

Juan, de seis años de edad, escucha el cuento que lee el maestro; sabe que el señor

Sánchez va a pedirle a alguien del grupo que lo vuelva a contar. Se concentra lo

suficiente y hace un dibujo mientras escucha. Más tarde, este dibujo lo ayuda a recordar

el cuento.

Maura, de sexto año, es reflexiva y soluciona con seguridad los problemas. Al responder

una pregunta, piensa antes de hablar y sus contestaciones parecen deliberadas.

En problemas complejos, planea su abordaje antes de comenzar y revisa su trabajo.

¿Qué tienen en común estos tres niños? Cada uno está utilizando “herramientas

de la mente” para ayudarse a resolver problemas y a recordar. La idea de las herramientas

de la mente fue desarrollada por el psicólogo ruso Lev Vygotsky

(1896-1934) para explicar cómo adquieren los niños habilidades mentales cada vez

más avanzadas.

Las herramientas de la mente

Una herramienta es algo que nos ayuda a resolver problemas, un instrumento que facilita

la ejecución de una acción. Una palanca nos ayuda a levantar una roca demasiado

pesada como para moverla con los brazos; un serrucho nos ayuda a cortar madera

que no podríamos romper con las manos. Estas herramientas físicas amplían nuestras

habilidades y nos capacitan para hacer cosas que no podríamos hacer con nuestra sola

capacidad natural.

Así como los seres humanos hemos inventado herramientas físicas como los martillos

y los elevadores de carga, para incrementar nuestra capacidad física, también hemos

creado herramientas para ampliar nuestras habilidades mentales. Estas herramientas

ayudan a poner atención, a recordar y a pensar mejor. Por ejemplo, las herramientas de

la mente tales como las estrategias para memorizar, permiten duplicar y triplicar la cantidad

de información que podemos recordar. Pero las herramientas de la mente hacen

más que ampliar nuestras habilidades naturales: Vygotsky creía que, en realidad, transforman

la manera misma en que ponemos atención, recordamos y pensamos.

Puesto que los seguidores de Vygotsky están convencidos de que las herramientas

de la mente tienen un papel crucial en el desarrollo de la misma, han investigado

la forma en que los niños las adquieren, y consideran que el papel del maestro es

“ponerlas a disposición de los niños”. Esto suena simple, pero el proceso implica mucho

más que la sola enseñanza directa; implica capacitar al niño para que utilice las

herramientas con independencia y creatividad. Conforme los niños crecen y se desarrollan

se convierten en activos empleadores y creadores de herramientas; se hacen

diestros. Con el tiempo, podrán utilizar adecuadamente las herramientas de la mente

e inventar nuevas cuando las necesiten (Paris y Winograd, 1990). El papel del maestro

es ponerlos en el camino hacia la independencia —meta de todo educador—.

Por qué son importantes las herramientas de la mente

Cuando los niños carecen de herramientas de la mente no saben cómo aprender;

son incapaces de dirigir la mente hacia un propósito. Como veremos, los niños desarrollan

la habilidad de utilizar distintas herramientas a diferentes edades. Sus “cajas

de herramientas” no se llenan de una vez por todas sino poco a poco. Enseguida

presentamos algunos ejemplos de niños que no tienen herramientas.

Cuando la maestra pide que los niños que tengan algo amarillo en la ropa levanten

la mano, Amanda, de cuatro años de edad, mira su vestido y ve un enorme gato

café; olvida entonces todo lo relativo al color amarillo y levanta la mano.

Juana, de cinco años, sabe que para participar cuando otro niño está hablando

debe levantar la mano y esperar a que la maestra la llame. Sin embargo, parece que

no puede esperar. Si se le pregunta, puede decir la regla. De hecho, se la pasa recordándola

a los demás niños aun cuando ella siga dando abruptamente las respuestas.

Andrés, de segundo grado, trabaja en su periódico con un grupo pequeño. Se

levanta a sacarle punta al lápiz, pero al pasar por la sección de la biblioteca se detiene

a ver un libro, y enseguida otro capta su atención. A la hora de cambiar de actividad,

se da cuenta de que todavía tiene en la mano el lápiz sin punta y ya no le queda

tiempo para terminar su trabajo.

Antonio, de ocho años, resuelve un problema: hay varios pájaros en un árbol,

tres salen volando y quedan siete; ¿cuántos pájaros había en el árbol al principio? Antonio

insiste en restar tres de siete. En vez de sumar, resta a causa de la palabra “salen”;

no se autorregula ni revisa su pensamiento. Aun cuando su maestra acaba de

señalar que podría ayudarles, él no aplica la estrategia al problema.

Los niños pequeños son capaces de pensar, poner atención y recordar. El problema

es que su pensamiento, su atención y su memoria son muy reactivas; el objeto o

la actividad deben retener por sí solos su atención. Hay que observar cómo aprenden

los niños mientras ven la televisión, especialmente los comerciales. De una manera

muy simple la televisión explota la memoria, la atención y el pensamiento

reactivos; se vale del volumen y de mucho movimiento, cambia de escena en pocos

segundos y rebosa color. Este medio es utilizado para enseñar habilidades básicas en

programas como Plaza Sésamo, pero muchos maestros se quejan de que en algunos

niños ese bombardeo a los sentidos tiende a dificultarles otras formas de aprendizaje.

De hecho, muchos maestros de niños pequeños se quejan de tener que cantar,

bailar o actuar “como Abelardo” para poder enseñar. Sin la adquisición de herramientas

de la mente, este abordaje tan intenso de la atención sería la única forma en

que los niños podrían adquirir información, ya que no podrían dirigir ni enfocar por

sí solos su atención, su memoria ni sus habilidades para la solución de problemas.

Cuando los niños tienen herramientas de la mente pueden aprender por su

cuenta porque el aprendizaje se convierte en una actividad autodirigida. El maestro

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