ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Humillada por tres adolescentes


Enviado por   •  10 de Octubre de 2012  •  Ensayo  •  7.699 Palabras (31 Páginas)  •  1.139 Visitas

Página 1 de 31

Humillada por tres adolescentes

Aquella reunión era muy importante para mi marido, a media tarde cuando habíamos salido del trabajo cargamos las maletas en el coche, nos esperaba un largo viaje por carretera, llegaríamos al día siguiente al mediodía. El viaje era muy tranquilo y pronto se nos hizo de noche, hablamos sobretodo de la reunión, lo que me hizo descubrir que mi marido estaba aun más preocupado de lo que yo pensaba.

A mi marido lo conocí en la facultad, yo fui su alumna y tan pronto lo vi entrar en el aula me enamoré de él. Era casi 9 años mayor que yo así que ahora estaba a punto de cumplir los cuarenta, lo cual le preocupaba más que aquella reunión. Un hombre súper elegante, casi siempre vestía de traje. Me encantan los hombres con mucho estilo tanto en su forma de ser como vistiendo, si yo a mi misma me exijo lo máximo en ese sentido no voy a ser menos con quien me acompañe. Siempre he sido muy presumida y no me importaba nada gastarme todo mi sueldo, que es bastante, en ropa. Es más, una amiga mía del trabajo y yo salíamos casi todos los fines de semana de compras a acabar con las tiendas, no es que presuma de ello pero sin duda es un rasgo de mi personalidad. Mi marido era prácticamente el único hombre con el que había estado, había tenido alguna que otra relación antes que la suya pero siempre muy cortas, el era el hombre de mi vida. Y yo de la suya.

No sabíamos en que hotel parar a descansar, ni siquiera en que ciudad, había salido todo muy rápido y no teníamos nada planeado así q acordamos parar cuando el estuviera cansado de conducir. Eran ya las 8.

-¿Estás cansado cariño?-le pregunté.

-No mucho, pero vi señalizada una ciudad a 15 kilómetros de aquí, sería bueno parar allí- me contestó.

Me recosté en el asiento y estuve dormitando un rato, no sabia siquiera si había logrado dormir cuando me dijo.

-¡Mira! hay un desvío para un hotel un poco antes de la ciudad,¿lo cojo?

-Como veas, respondí-.Giró hacia la derecha cogiendo el desvío y a lo lejos vi un cartel luminoso enorme que decía"Hotel".En principio no tenía muy buena pinta sería de unos 7 u 8 pisos, no es que necesitara un hotel de súper lujo pues solo íbamos a pasar la noche allí y salir rápidamente a la mañana siguiente, pero si quería que fuera limpio, soy bastante exigente con eso.

Nos atendió un recepcionista muy amable. La verdad es que el hotel no tenía mala pinta. El botones se apresuró a subirnos las maletas, no hacía mucha falta porque sólo llevábamos ropa para 2 días, nos enseñó la habitación, mi marido le dio la propina y el chico dijo:

-El restaurante está en el piso menos uno y el bar en el menos 2-, y nos deseo una feliz estancia.

Yo no aguantaba más y me metí en la ducha corriendo, estaba todo muy limpio y eso me gustó, cuando yo acabé mi marido también se duchó, nos arreglamos y decidimos bajar al restaurante a tomar una cena rápida. Comimos algo muy ligero y al acabar mi marido me preguntó:-¿quieres bajar al bar a tomar una copa?-,no era lo que más me apetecía pero aun no eran ni las once, pensé que tomar una copa tranquila estaría bien, que equivocada estaba.

Bajamos al bar y al verlo me llevé una decepción porque no era lo que yo esperaba, era muy grande, amplia. Era más bien una discoteca, estaba formada por un círculo que era la pista, y alrededor de ésta la barra y más elevado ,había que subir tres escalones, unos sofás negros enormes que formaban semicírculos cada uno alrededor de su correspondiente mesita de cristal. Afortunadamente no había casi gente y la música estaba bastante baja. Me apresuré a sentarme en uno de esos sofás, me puse en un extremo mientras mi marido pedía en la barra, crucé mis piernas y le esperé. Trajo 2 copas y vino a sentarse a mi lado, tuvo que dar toda la vuelta a la mesita porque sabía de sobra que a mi me gustaba sentarme en los bordes y me preguntó:

-¿Que te parece?-,está bien, pero creo que esto se llenará de gente dentro de muy poco, parece más bien una discoteca,¿no?-

.-Bueno si se llena mucho nos vamos y ya está-.

Eso me tranquilizó, no había mucha gente, habría como quince personas en la pista y más de la mitad de aquellos enormes sofás en los que cabrían al menos 6 personas estaban desocupados.

-Hace mucho calor- suspiró mi marido. Ya lo creo que lo hacía. Mientras se despojaba de su chaqueta sonó un móvil. Era el suyo.

-¿Si?,¿si? preguntaba, no te oigo, espera-.Tapó el móvil con su mano y me dijo:

-Espérame un rato cariño, vuelvo enseguida que aquí no oigo nada.

Le llamaban cien veces al día, muchas broncas hemos tenido ya por eso.

-Que remedio-le respondí, no me hacía ninguna gracia quedarme sola pero que otra cosa podía hacer. Además cuando el me decía "un rato" podía ser tanto 2 minutos como dos horas. Él se marchó apurado y yo me resigné a mirar a mi alrededor.

Dieron las once y aquel local dio un cambio inesperado, se bajaron las luces, subió la música y empezó a llenarse de gente

-Lo que me faltaba-,pensé. Que ingenua, no tenía ni idea de lo que me iba a ocurrir aquella noche. La gente que estaba allí eran todos adolescentes ruidosos y horteras, vestían pantalones y deportivas enormes y eran muy torpes bailando. Me daba la impresión de que con cada persona que entraba la temperatura subía un grado. Yo vestía un conjunto de traje chaqueta negro con minifalda y medias también negras, me saqué la chaqueta y la doble con cuidado dejándola en el sofá, a mi izquierda, al lado del bolso.

Saqué el tabaco del bolso y justo después de encenderlo oí una voz que me dijo:

-¿Tienes un piti?-Me quedé sorprendidísima, estaba ante mi un crío de unos 18 años vestido con ropa deportiva y una gorra, era corpulento pero tenía una cara de niño que le delataba, no me había pedido por favor ni parecía que fuera a hacerlo.

-¿Tienes un piti?-,repitió. No me apetecía en absoluto dárselo a aquel maldito niñato maleducado pero pensé que no me quedaba más remedio sabiendo que tenía la cajetilla encima de la mesa, pero me propuse darle un pequeño castigo, cuando se inclinó para cogerlo le eché todo el humo de mi cigarro en la cara y le dije:

-¿No eres un poco crío para fumar?-el chico se quedo sorprendido y se fue sin decir nada. Le seguí con la mirada y fue a junto de otros 2 chicos, uno de ellos me llamó la atención, era el más alto de los tres y vestía unos vaqueros enormes y una camiseta blanca de asas, era un buen morenazo

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (44 Kb)
Leer 30 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com