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Indicaciones Para La Psicoterapia


Enviado por   •  3 de Junio de 2013  •  3.661 Palabras (15 Páginas)  •  1.531 Visitas

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INDICACIONES PARA LA PSICOTERAPIA

El actual grado de los conocimientos no permite la reunión de una lista significativa de las múltiples indicaciones para la psicoterapia infantil. Las clasificaciones diagnósticas existentes no pueden servir de base para una lista de este tipo en virtud de sus deficiencias de especificidad nosológica y carácter comprensivo. En general, la psicoterapia está indicada en el tratamiento de niños con trastornos emocionales que parecen ser lo suficiente permanentes como para impedir la actuación de las fuerzas de madurez y desarrollo. La psicoterapia puede estar también indicada cuando el desarrollo del niño no está impedido pero induce reacciones en el ambiente que son consideradas de carácter patogénico. Corrientemente, estas disarmonías son tratadas por el niño con ayuda de su-s padres, pero cuando sus esfuerzos se muestran inadecuados de manera persistente puede estar indicada la intervención psicoterapéutica.

Conviene hacer ahora una advertencia de precaución: la psicoterapia debe aplicarse sólo en aquellos casos en que existen indicadores positivos que apunten hacia su potencial utilidad. Si, a pesar de sus limitaciones, la psicoterapia es invariablemente la intervención recomendada tras toda evaluación psiquiátrica infantil por un determinado módico o terapeuta, este hecho no señala sólo una práctica profesional insatisfactoria y un mal servicio a los pacientes, sino, además, una indiscriminada mixtificación de la psicoterapia.

CONTRAINDICACIONES EN LA TERAPIA CON NIÑOS

La psicoterapia está contraindicado si el trastorno emocional se considera intratable o se presume que no responderá de manera adecuada al tratamiento. Es éste un juicio enormemente difícil pero también esencial, considerando el exceso de demanda requerida a la psicoterapia en relación con sus posibilidades. En razón de que el potencial de error en tales valoraciones del pronóstico es grande, los terapeutas deben asociarlas a una actitud de humildad profesional y una disposición para enjuiciar la terapia en su conjunto. Unas veces, el factor esencial de la intratabilidad es el terapeuta. Determinados pacientes pueden reaccionar a un terapeuta de manera que es una contraindicación para la psicoterapia con este terapeuta, pero no necesariamente con otro.

Otra contraindicación es la evidencia de que el proceso terapéutico va a interferir con las fuerzas reparadoras. Una difícil cuestión es la planteada por la sugerencia de que las fuerzas movilizadas a consecuencia de la psicoterapia pueden tener efectos sociales o somáticos calamitosos. Un ejemplo puede ser aquella circunstancia en la que la psicoterapia

puede alterar un precario equilibrio familiar, creando así más dificultades que el problema inicialmente planteado.

La imprecisión de este análisis de las indicaciones y contraindicaciones sugiere que, hasta que una investigación más rigurosa no ofrezca un conocimiento más preciso, los médicos deben estar alerta a la posibilidad de que las contraindicaciones puedan ser utilizadas como una racionalización para evitar que ciertos grupos de personas tengan acceso a la psicoterapia en razón de factores irrelevantes, tales como la clase social.

LA TÉCNICA APROPIADA

Armonizar la categoría del trastorno del niño, haciendo abstracción del niño en concreto, con un tratamiento específico, es un objetivo valioso muy difícil de conseguir, dada la limitada precisión del diagnóstico y la incertidumbre de los factores curativos de la psicoterapia. Lógicamente, no hay un singular elemento terapéutico eficaz en el tratamiento. Lamentablemente, muchos terapeutas se han visto dificultados por una tradición de exclusividad mutua de las diferentes modalidades terapéuticas traducida en seudopolaridades, de forma que sólo han reconocido como valiosas determinadas combinaciones y han excluido otras entre las diversas posibilidades de terapia individual intensiva, terapia corta. terapia familiar, terapia conductual, farmacoterapia, terapia del entorno, terapia de grupo y terapia orientada a los síntomas, tal como la terapia-instrucción o la terapia del habla. El uso de estas técnicas individualmente o asociadas no debe partir de las preferencias del terapeuta sino de su valoración del paciente.

Determinados elementos de la psicoterapia producen complicaciones que van contra una variedad particular de psicoterapia para un niño determinado. Para la mayoría de niños neuróticos suele estar indicada una forma de psicoterapia interpretativa dirigida a poner de relieve los conflictos intrapsíquicos. Si la actividad del Yo del niño, especialmente en el área de la comprobación de la realidad es límite, tal técnica puede precipitar una psicosis.

Aunque hay muchos niños hiperactivos, no existe un enfoque psicoterapéutico estándar para los niños con este síntoma. Si, por ejemplo, la hiperactividad representa un medio de evitar la depresión o de expresar la ansiedad resultante de un conflicto intrapsíquico sobre la agresión, uno se inclinaría a tratar a este niño con una psicoterapia interpretativa, exponiendo así los conflictos del niño relativos a la agresión a un escrutinio racional. Por otra parte, si se presume que la hiperactividad deriva de una leve disfunción cerebral, la primordial tarea del terapeuta consiste en proporcionar externamente los controles que internamente le faltan al niño. El hacer esto puede requerir una regulación de la vida del niño, aislándole de los estímulos de distress. y la adopción de similares medidas supresivas y de apoyo.

Estos enfoques tan señaladamente dispares de la hiperactividad no son intercambiables. La regulación de la vida del niño hiperactivo con la ansiedad o depresión subyacente puede producir un alivio de los síntomas de hiperactividad, pero hay que advertir que esta supresión del síntoma puede haberse conseguido mediante la inducción de pasividad como medio de tratar la agresión inconsciente, lo que constituiría una nueva desventaja. Tratar a un niño hiperactivo en razón de la organicidad con las interpretaciones de los conflictos subyacentes puede ser percibido por el niño como estimulante, lo cual puede hacerle reaccionar con una mayor hiperactividad. En especial si las interpretaciones son adecuadas. No son tanto los conflictos subyacentes los que son de carácter patogénico como la deficiencia de sus controles internos.

Que el tratamiento sintomático no es siempre beneficioso no necesita demostración, pero es preciso acentuar aún que este tipo de tratamiento puede ser incluso perjudicial. Considérese al niño con el síntoma de retraso en la lectura, secundario a factores emocionales subyacentes, que no responde a la instrucción. La instrucción podría constituir

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