Inhibicion, Sintoma Y Angustia
Enviado por Angel_Sad • 15 de Junio de 2015 • 4.663 Palabras (19 Páginas) • 286 Visitas
“La inhibición presenta una relación especial con la función y no significa necesariamente algo patológico. Así podemos dar el nombre de inhibición de una función a una restricción normal de la misma. En cambio, síntoma vale como signo de un proceso patológico. De todos modos, también una inhibición puede constituir un síntoma, y siendo así, acostumbramos hablar de inhibición cuando se trata de una simple disminución de la función, y de síntoma, cuando de una modificación extraordinaria de la misma o de una función nueva.” Tal como lo denota esta es una aclaración importante en donde radica el hecho de que la palabra inhibición es asociada a un síntoma y también deja resaltado que la inhibición puede ser atribuida a una función normal como también a un proceso patológico, entonces se concluye que inhibición sería una modificación, mientras que el síntoma se lo asocia a una modificación. “Podemos, pues, decir finalmente de las inhibiciones que son restricciones de las funciones del yo, bien como medida de precaución, bien a consecuencia de un empobrecimiento de energía. Fácilmente vemos ya en qué se diferencia la inhibición del síntoma. El síntoma no puede ser ya descrito como un proceso que ocurra dentro o actúe sobre el yo.” La inhibición es tomada desde el punto de vista psicológico como una defensa que el yo tiene en contra de las demás estructuras de la personalidad, pero al referirnos a la inhibición de un síntoma estamos refiriéndonos a una connotación diferente, puesto que el síntoma es algo que no se da en el yo sino mas bien fuera de él.
“El síntoma sería, pues, un signo y un sustitutivo de una expectativa de satisfacción de un instinto, un resultado del proceso de la represión. La represión parte del yo, que a veces por mandato del super-yo, rehúsa agregarse a una carga instintiva iniciada en el ello. Por medio de la represión logra el yo impedirle que la idea, vehículo del impulso prohibido, alcance a ser consciente.” Aquí se nota clara mente como se explica la doble vertiente del síntoma, pues por un lado explica que el síntoma es resultado de un proceso de represión, es decir, es lo que manifiesta el sujeto como producto de su represión; pero también existe cierta ganancia por parte de el sujeto al manifestar este síntoma, pero esta manifestación de goce es inconsciente.
“La angustia que surge en la represión no es creada de nuevo, sino reproducida como estado afectivo, según una imagen mnémica previa. Los estados afectivos se hallan incorporados a la vida anímica como precipitados de sucesos traumáticos primitivos y son revividos como símbolos mnémicos, en situaciones análogas a dichos antiquísimos sucesos.”
Los recuerdos previos que tienen nueva incidencia en la vida del sujeto, al ser reactualizados producen un estado de angustia, en forma de estado afectivo; los mismos que ya fueron vividos por el sujeto y que cada vez que se reactualizan aparecen como recuerdos.
“Suponen, en efecto, represiones primitivas, que ejercen una influencia de atracción sobre las nuevas situaciones. De todos modos, las primeras explosiones de angustia, que son muy intensas, tienen efecto antes de la diferenciación del super-yo.” Quiere dar a notar que desde los primeros años de vida del sujeto ya está expuesto a explosiones de angustia, las mismas que fueron intensas y que van a delimitar el accionar en las nuevas situaciones que enfrente dicho sujeto.
“Por lo regular, el impulso instintivo que de reprimir se trata permanece aislado. El acto de la represión nos evidencia, por un lado, la energía del yo; más, por otro, testimonia también de su impotencia, así como la impenetrabilidad de los diversos impulsos instintivos del ello a su influencia.” Si bien la represión es un mecanismo del que se vale el yo `para no enfrentarse a situaciones que lo amenazan, también se puede manejar la hipótesis de que el yo utiliza la represión como una salida básica a su intento de sobrellevar una situación que no puede manejar.
“La primera experiencia angustiosa, por lo menos de los seres humanos, es el nacimiento, el cual supone, objetivamente, la separación de la madre. Y puede ser comparado (ateniéndonos a la igualdad: niño = pene) a la castración de la madre. Sería muy satisfactorio poder concluir que la angustia se repetía, como símbolo de una separación, en toda separación ulterior.”
Se maneja la idea de que la primera angustia a la que está expuesto un sujeto es el nacimiento, por lo que se puede concluir que la angustia sería la manera de enfrentar una situación de separación a la que tiene que someterse el sujeto. “Al prestar al yo en un análisis la ayuda que le permite levantar sus represiones, recobra su poder sobre el ello reprimido y puede dejar transcurrir los impulsos instintivos como si las antiguas situaciones peligrosas no perdurasen ya.”
Es la explicación más aceptada de que el psicoanálisis hace que el individuo reconozca esos eventos que mantiene inconsciente, y los hace aceptables a la conciencia con lo que ya se puede llevar una vida que no esté cargada de angustias inexplicables y supuestamente sin sentido.
Freud redactó Inhibición, síntoma y angustia en respuesta a la obra El trauma del nacimiento publicada en 1924 por su discípulo Otto Rank (1884-1939). Para este último todas las crisis de angustia podían ser consideradas como otras tantas tentativas de “abre accionar” el primer trauma, el del nacimiento. Rank parece desplazar la angustia vinculada a lo que podríamos llamar el “segundo nacimiento”, el del sujeto, a la angustia supuesta del primer nacimiento, el referido al cuerpo biológico, negando así el carácter metafórico de este último respecto a aquel. Rank soportó mal las críticas de Freud y esto desencadenó una ruptura definitiva con el maestro que Freud lamentó, pues Rank había sido uno de sus más próximos colaboradores desde su incorporación a la Sociedad Psicoanalítica de Viena en 1906, de la que pronto devino un excelente secretario. El rechazo de las concepciones de Rank entre otras cosas, estimuló a Freud para reconsiderar las suyas propias, y la presente obra es el resultado de ello. Los puntos de vista de Freud fueron en parte aceptados, en parte pasados bajo silencio y en parte rechazados, en particular por E. Kris y J. Bowly. Uno de los mejores comentarios freudianos de esta obra lo encontramos en el libro de J. Laplanche, Problemáticas I: La angustia (1980) y más indirectamente en el seminario X de Lacan (1962-63) dedicado a “La angustia”. No debemos confundir inhibición con síntoma. Inhibición significa restricción de una función, y no necesariamente es algo patológico. El síntoma es en cambio indicador de un proceso patológico. Una inhibición puede pasar a ser síntoma
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