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Jacques Lacan De Francia A Argentina


Enviado por   •  25 de Octubre de 2012  •  2.182 Palabras (9 Páginas)  •  619 Visitas

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El objetivo del presente trabajo es realizar, en primer lugar, una breve descripción del pensamiento de Jacques Lacan, abordando algunos de sus conceptos centrales, su lectura de la obra de Freud, que él postula como un retorno a sus textos, así como los cambios que en su pensamiento ocasionó el pasaje de la fenomenología y el existencialismo al estructuralismo en 1953. En segundo lugar se expondrán algunas diferencias presentes en los desarrollos de uno de sus discípulos, al cual se le otorga una particular importancia: Jean Laplanche. Finalmente se intentarán desarrollar algunas cuestiones relacionadas con la recepción del lacanismo en la Argentina (especialmente desde el punto de vista del psicoanalista argentino Oscar Masotta) tema que resulta de suma importancia debido a la gran influencia que aún hoy ejerce su teoría sobre la disciplina en nuestro país.

Jacques Lacan comenzó sus estudios en medicina en el año 1920 y seis años después inició la especialización en psiquiatría. Al finalizarla en 1932, presentó su tesis sobre el caso de una mujer psicótica (caso Aimée), la cual fue inusual por el hecho de que estaba referida a un caso en particular y a que el autor realizaba en ella un estudio de la personalidad de la paciente, explicando la significación de sus síntomas a partir de su historia personal y su contexto social. Asimismo la tesis deja ver la influencia del filósofo húngaro Georges Politzer en el pensamiento de Lacan, al hacer referencia al carácter concreto del cuadro clínico, a la necesidad de prescindir de hipótesis en la medida de lo posible y a la importancia de intentar comprender las conductas para darles un sentido humano (por mencionar algunos ejemplos), ideas que tomó de la obra del mencionado filósofo aunque sin hacer referencias explícitas.

El psiquiatra y psicoanalista francés llegó a la obra de Freud a través del surrealismo, movimiento que lo sedujo por proponer nuevas formas de aprehensión de la realidad e implicar una síntesis entre el inconsciente freudiano, el lenguaje y el descentramiento del sujeto. Por este motivo es considerado representante de la “vía literaria” de recepción del psicoanálisis en Francia, la cual se caracterizó por poner de relieve lo que hay de revolucionario en la disciplina (en términos marxistas).

En 1936 expuso, en un congreso de la International Psychoanalytical Association (IPA), un primer esbozo de su trabajo sobre “el estadio del espejo”. Durante este período, que duró hasta 1953, sus desarrollos estaban atravesados por la fenomenología y el existencialismo, que defendían la concepción de una consciencia intencional que va más allá de sí misma y de un sujeto libre y capaz de cambiar la historia, y evidenciaban una primacía de lo que posteriormente llamó “registro imaginario”. En ese momento el informe sobre “el estadio del espejo” no fue publicado pero, años más tarde, en 1946 el autor incluyó su versión definitiva (lo había expuesto antes en otras publicaciones) en su escrito Acerca de la causalidad psíquica, donde afirma que durante ese estadio se produce la identificación a una imago (representación inconsciente) que da nacimiento al yo y lo situaba en el punto de encuentro entre la naturaleza y la cultura, siguiendo a Lévi-Strauss, quien ubicaba dicho pasaje en la prohibición del incesto al descubrir en sus investigaciones sobre las estructuras del parentesco, que funcionaba como regla universal.

Paralelamente Lacan, junto a otros grandes pensadores, asistía a un curso dictado por el filósofo Alexander Kojève (entre 1933 y 1939), quien los introdujo en la obra de Hegel, poniendo énfasis en la dialéctica del amo y el esclavo, desde su perspectiva marxista.

En efecto, de la pluma de Kojève surge explícitamente la necesidad de reemplazar el “yo pienso” cartesiano por el “yo deseo” hegeliano, al mismo tiempo que se impone la separación entre un sujeto capaz de pensar y desear (el yo traducido como je) de una instancia ilusoria y alienante (el yo entendido como moi), que expresa la tensión agresiva de una consciencia que sólo puede constituirse en una relación de reconocimiento con otra consciencia. (Dagfal, 2009, pág. 3).

Proponía invertir la lógica de Freud, según la cual los complejos se explicaban a través de las pulsiones, afirmando que debía ser al revés. Reemplazaba la pulsión de muerte por la nostalgia de la imago materna y sostenía que el sujeto se estructuraba entorno a tres complejos: el complejo del destete, el complejo de intrusión y el complejo de Edipo. Más tarde abandono la concepción de los complejos como organizadores del sujeto que cedieron su lugar a las imagos.

En 1953, Lacan junto a Lagache, Doltó y otros se separó de la Sociedad Psicoanalítica de París (que había sido fundada en 1926) debido principalmente a diferencias respecto a cómo debía ser la formación de los analistas y al tiempo ideal de duración de las sesiones. Fundaron la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP), a la cual la IPA negó el reconocimiento, pese al esfuerzo de Lagache durante los siguientes diez años para lograrlo.

La década en la que Lacan fue parte de la SFP (1953-1963) fue sumamente fructífera, ya que su teoría comenzó a difundirse por el resto del mundo, por lo que se la conoce como “la década de oro”.

Un mes después de la creación de la SFP, el psicoanalista francés dio una conferencia sobre los tres registros: simbólico, imaginario y real, la cual comenzó aludiendo a un pretendido retorno a los textos de Freud (ya que consideraba que las teorías postfreudianas, por darle prioridad a lo imaginario olvidaban la pulsión de muerte, y centradas en el refuerzo del yo, constituían una degradación de la teoría psicoanalítica), aunque en realidad lo que hizo fue una relectura del freudismo desde su incipiente perspectiva estructuralista.

Su contacto con esta perspectiva fue a través de los desarrollos del antropólogo Claude Lévi-Strauss, quien proponía un descentramiento del sujeto del lugar privilegiado en el que se encontraba desde Descartes y el idealismo, y colocaba en ese lugar central a la estructura, definida desde la lingüística de Ferdinand de Saussure, como compuesta por elementos que se relacionan lógicamente formando sistemas. Tanto en la lingüística como en la antropología, desde este punto de vista, se le otorga un valor mayor al significante que al significado, lo precede y lo determina. Esto tuvo un gran impacto en las ideas de Lacan, que desde 1953, ya concebía al inconsciente como estructurado como un lenguaje y postulaba que el nombre del padre era el “soporte de la función simbólica”. (Dagfal, 2009, pág. 6).

En esta etapa estructuralista de su pensamiento sostenía la primacía de lo simbólico por su eficacia en la cura analítica,

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