LA Biologia Del Amor
Enviado por DanyFernandez • 25 de Febrero de 2015 • 1.727 Palabras (7 Páginas) • 596 Visitas
Humberto Maturana
La biología del amor
Nace en Chile en 1928. Su madre es visitadora social, ceramista, pintora. Su padrastro Wilfredo Mayorga, escritor de teatro. Su enseñanza media la realiza en el Liceo Manuel de Salas. Luego estudia un tiempo medicina y posteriormente se dedica a la biología. Profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile; doctorado en Harvard; Premio Nacional de Ciencias 1994. Actualmente es profesor de biología del conocimiento. Está a cargo del laboratorio de Neurobiología y Biología del Conocer (Universidad de Chile).
¿Qué es la biología del amor?
La forma en que Maturana concibe lo humano conduce inevitablemente a que en el futuro se le dé mayor importancia a la afectividad y a las emociones en desmedro de la eficiencia, los logros y la tecnología, objetivos tan preciados por la modernidad. Lo que plantea la biología del amor es tan central y fundamental para el ser humano y su entorno que sus premisas no podrán estar ausentes de las discusiones sobre el futuro inmediato. Hay que establecer una "danza comunicativa" entre las personas y entre ellas con la naturaleza en un continuo fluir relacional creativo.
La biología del amor es reconocernos como seres amorosos aceptando la totalidad del otro (cuerpo y alma). Sólo la aceptación del ser le devuelve el sentido a la vida y al hacer. Es aceptar al otro como un legítimo otro en la diferencia bajo la premisa del respeto mutuo. En otros términos, la Biología del Amor es el respeto mutuo que amplía la inteligencia.
En el contexto de ciertas tradiciones, prejuicios y formas congeladas de pensamiento, no es fácil aceptar que el amor sea también un fenómeno biológico propio del instinto relacional animal, que en los mamíferos aparece como un aspecto central de la convivencia en la intimidad de la relación materno-infantil en total aceptación corporal. Nos enfermamos al vivir un modo de vida que niega sistemáticamente el amor. Para mejorarse hay que abandonar la negación sistemática de sí mismo y de los otros. El amor consiste, entonces, en las conductas a través de las cuales el otro, o lo otro, surge como un legítimo otro en la cercanía de la convivencia, en circunstancias de que el otro, o lo otro, puede ser uno mismo.
La biología del amor es mostrar que es más fácil ser feliz que infeliz; amar que no amar. Nuestra fragilidad proviene de la falta de respeto y porque nos avergonzamos de ser amorosos. La felicidad es no tener nada que ocultar, no tratar de defender imágenes, haber vencido las apariencias, las máscaras, la competencia. La experiencia en la cultura actual es poco feliz porque busca una apariencia que no se logra, trata de satisfacer expectativas de otros con el esfuerzo ajeno. En la cultura que miente se valora la imagen y no la simple presencia del otro. Lo que se necesita es un compromiso ético en función del mundo en que se quiere vivir, y tiene que ser expresado en términos del deseo de convivencia que sirva de referencia para corregir los errores de la vida cotidiana. El hecho de ser distintos no significa que no se puede conversar o tener proyectos comunes. Por el contrario, el ser distintos no es una dificultad, sino una oportunidad. Sólo a través de los proyectos comunes somos libres; el neoliberalismo es precisamente ciego ante los demás, porque se esmera en atender exclusivamente los intereses individuales; los acuerdos son sólo en función de intereses.
El siglo XX es una fuente de ceguera. Lo que el siglo XXI sea dependerá del cómo sean ahora los niños. Todo dependerá del ámbito cultural. Refiriéndose a la historia reciente, Maturana señala que en Chile, con Pedro Aguirre Cerda, se intentó un proyecto nacional en el cual el país era visto como una gran comunidad, con entendimiento de las situaciones sociales y sentido de pertenencia. Se pensaba en devolver al país lo que cada cual había recibido en su formación . La idea de "educar para gobernar" se perdió, se desbordó. En cambio el régimen militar fue la aspiración de un proyecto nacional liberal de desnacionalización fragmentando a la comunidad.
El origen de la biología del amor está en la ontología del observador que es reconocer al observador como constitutivo de lo observado. Este enfoque ontológico unitario permite explicar los fenómenos relacionados con la vida. Desde esta perspectiva vivir es conocer. De este modo, la experiencia humana se manifiesta en un espacio relacional. Y aunque biológicamente somos homo sapiens, existimos como seres humanos en un espacio que se constituye en la relación con los demás. Así, nuestra "condición humana" adquiere un sentido en la manera de relacionarse unos con otros en el mundo que vivimos. Esta forma particular de presencia en el mundo de la cultura como una red cerrada de conversaciones constituye un lenguaje.
El lenguaje: Sistemas de convivencia y dominios
Desde la Biología del Amor se distinguen básicamente dos sistemas de convivencia: a) el que confirma al hombre y b) el que niega al hombre. El primero es democrático como valor y no como ideología. Está fundado en el Amor. En él, los seres humanos son cooperadores, honestos, responsables, libres, solidarios, conversadores, recíprocos, legítimos, dignos, distintos, etc. Es una vivencia que no necesita "enseñarse" porque permea todas las conductas. En cambio, el sistema cosificador, en vez de fundarse en el amor, lo hace en el dinero. Aquí
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