LA FEMINIZACION RESPECTO DEL PADRE
Enviado por imelad • 30 de Junio de 2015 • 376 Palabras (2 Páginas) • 218 Visitas
LA FEMINIZACION RESPECTO DEL PADRE
En ambos sexos se logra constatar, que se pone en juego el destino de la feminización. En el caso de la “neurosis demoniaca” que Freud formula: “No hay apenas ninguna de las tesis psicoanalíticas sobre la vida anímica infantil que resulte tan repulsiva e increíble al adulto normal como la actitud femenina del niño con respecto al padre y la fantasía del embarazo que le sigue”
Lo que sucede es que “la actitud femenina hacia el padre sucumbió la represión, no bien el varón comprende que la competencia con la madre por el amor del padre tiene por condición la renuncia al miembro genital propio, por lo tanto la castración”.
ANGUSTIA Y REPRESION
En esta prueba de masculinización/feminización sitúa el afecto de la angustia, asignando la libido como masculina y la angustia femenina. La angustia incluso puede llegar a ser motivo de castración, enfrentando una especie de invaginación de la castración que suscita la angustia y le crea un extraño placer.
NEUROSIS O LO FEMENINO REPRIMIDO
Freud entiende por bisexualidad una etapa natural del ser humano donde todo ser se encuentra en un momento de la vida donde cuestiona su propia sexualidad y de alguna forma se siente atraído por alguien del mismo sexo y del sexo contrario, por lo tanto, las funciones masculino/femenino en la neurosis se dejan evaluar por este conflicto psicosexual edipico.
El resultado puede llegar a ser la neurosis o la perversión. La neurosis se comporta como “formación de compromiso” entre la moción pulsional y la prohibición. Siendo que la neurosis se relaciona con más afinidad al sexo masculino y la histeria a la femenina. A partir de esta mayor afinidad concluirá que “la pérdida del amor del objeto, como condición de angustia, desempeña en la histeria un papel análogo al de la amenaza de castración en las fobias y al del miedo al superyó en la neurosis obsesiva”.
Es importante recordar que el sujeto de la escena primaria está condenado al deseo de observación del acto sexual entre adultos. Sucede que “durante dichos momentos se apoderan del infantil espectador masculino dos impulsos: el activo, de ocupar el lugar del hombre, y el contrario, pasivo, de identificarse con la mujer” entendiendo que “las dos tendencias agotan las posibilidades de placer que resultan de la situación”.
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