LOS ESTRATOS DEL SELF
Enviado por AleTorresDom • 16 de Marzo de 2016 • Tarea • 1.621 Palabras (7 Páginas) • 3.455 Visitas
LOS ESTRATOS DEL SELF
De acuerdo a Fritz Perls, en el Self de todo ser humano existen seis capas que recubren, a manera de una cebolla, al Ser auténtico de las personas. Estas capas o estratos del Self, como también se les conoce, son las siguientes:
1) E. Falso; 2) E. del como sí; 3)E. Fóbico; 4) E. Implosivo o del Atolladero; 5) E. Explosivo; y 6) El Self verdadero.
En el estrato Falso se encuentra nuestra "fachada", lo que colocamos en nuestra vitrina de nosotros mismos y dejamos ver a los demás. Luego viene el estrato del “como sí”; allí están los roles, los juegos que empleamos para manipular a los demás, el actuar "como sí" fuéramos esto o aquello. Es nuestro carácter o forma habitual y rígida de actuar.
Si en el proceso terapéutico atravesamos el estrato Falso y el del “como sí” llegaremos al estrato Fóbico. Allí se encuentran todos nuestros temores y todas nuestras inseguridades frente a nosotros mismos; nuestros secretos mejor guardados y nuestras heridas narcisísticas; la pena, el dolor, la tristeza o la desesperación; aquello que no queremos ver ni tocar de nuestra personalidad y menos aún descubrir frente a los demás.
Si logramos pasar lo fóbico sentiremos una sensación de vacío, de inamovilidad, de falta de energía, de muerte. Hemos llegado al estrato del Atolladero, donde nos sentimos "atorados", sin salida. Sin embargo, detrás se encuentra el estrato Implosivo, donde se hallan todas nuestras energías sin usar, nuestra vitalidad "congelada" o dirigida hacia nosotros mismos para mantener nuestras defensas.
Finalmente, detrás de lo implosivo se encuentra el estrato Explosivo, donde las fuerzas estancadas se disparan hacia afuera en un arranque de autenticidad, dando paso al Yo verdadero que permanece oculto. Existen básicamente cuatro tipos de explosión: gozo, aflicción, orgasmo y coraje.
En base a lo anterior, me puedo poner como ejemplo, que al comenzar la terapia me mostraba superficial, formal o convencional (buenos días, qué calor hace, qué gusto de verlo, etc.). Detrás de ello estoy encontrando mis temores, "traumas", situaciones, que es necesario confrontar, metida así en un atolladero temporal. Sin embargo, estoy confiando y dando libertad para mostrar esas fuerzas sin utilizar, que emergerán libremente como figuras al despejarse el campo de evitaciones, el verdadero potencial, y estoy en ese proceso de experiemnter una verdadera explosión de alegría, placer, ira o pena (todas ellas positivas, terapéuticas y necesarias) que darán paso al verdadero ser humano que hay detrás de mi.
Esto es necesario hacerlo repetidas veces, a cada momento de la terapia, hasta que me conozca lo suficiente y puede realizar el proceso por mi misma.
Una persona madura es capaz de experienciar y sostener todo tipo de experiencias emocionales en el "aquí y ahora"; además, utiliza sus propios recursos (autosoporte) en lugar de manipular a los demás y al ambiente para conseguir apoyo.
La máscara es la capa externa es la que vamos a mostrar hacia los demás y que incluso vamos a querer mostrarnos a nosotros mismos, vamos a querer identificarnos con esta máscara, porque nos parece que es lo más aceptable o la mejor versión de nosotros mismos, que en realidad es falsa, porque no es auténtica, nos roba justamente lo más valioso de nosotros.
Esta capa externa se construye de imágenes mentales idealizadas, de standards o prototipos que nos parece son los mejores, perfectos.
La mascara tiene un carácter relacional, que significa esto, que busca generar un impacto en el otro, y generalmente, el impacto que queremos generar, lo que en lo más profundo del corazón buscamos es ser amados, aceptados, y para eso es que construimos estas máscaras.
El problema de la máscara es que no es auténtica, nos roba espontaneidad, creatividad, y por eso no tiene mucha energía, podemos incluso sentirlo, podemos darnos cuenta, lo sentimos cuando una persona no nos parece autentica, porque no tiene esa vitalidad que tiene la persona que es natural, la persona que es espontánea.
Por supuesto todos llevamos máscaras, aunque algunos tenemos máscaras más grandes y pesadas que otros, pero todos usamos, que a veces nos ponemos y nos quitamos dependiendo del contexto en que nos encontremos, podemos usar máscaras un poco distintas en le trabajo, familia, pareja, amigos, dependiendo de lo que interpretaos como más adecuado en cada entorno, no solo podemos tener una o dos, sino una enorme variedad, dependiendo el sitio que voy, utilizaré una u otra, y puede ser desde las más pesadas o más ligeras, pero siguen siendo máscaras.
La máscara se alimenta de nuestra creencia, que muchas veces es inconsciente, de que eso que somos no es lo suficientemente bueno como para ser amado y que entonces tenemos que pretender ser algo distinto de lo que en realidad somos, por supuesto debajo de esto habrá un profundo dolor, esconde una terrible falta de aceptación a uno mismo, es esta idea de que si muestro mi verdad, no voy a ser aceptado, no voy a ser amado. Finalmente este sería el motor o el aceite para la construcción de eso que hemos llamado perfeccionismo, que muchas veces aunque pueda parecer que el perfeccionismo nos impulsa hacía nuestra superación y ser mejor. Muchas veces el perfeccionismo se convierte en el gran Tirano, ese tirano interior que no nos deja estar en paz, que no nos permite reconocer nuestros logros lo suficientemente, no nos permite observar nuestras fortalezas, porque nunca es suficiente, esa meta del perfecto siempre será inalcanzable, y la máscara busca hacer creer a los demás y a notros mismos que somos perfectos o que podemos llegar a ser perfectos, hay una especie de orgullo en la máscara, de soberbia. Pero esto nos somete a un conflicto interno perpetuo, porque nunca estaremos a la altura de la perfección, la perfección que la máscara quiere mostrar.
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