LOS GRUPOS HORNEVIANOS
Enviado por Liveewild • 25 de Agosto de 2014 • 1.538 Palabras (7 Páginas) • 936 Visitas
ESTILO SOCIAL: LOS GRUPOS HORNEVIANOS
Los grupos hornevianos indican el estilo social de cada tipo y también cómo cada tipo trata de satisfacer sus necesidades primarias (corno lo indi¬ca su centro triádico). Conocer cómo tratamos inconscientemente de sa-tisfacer nuestros deseos puede servirnos para desprendernos de potentes identificaciones y despertar.
PERSONALIDAD Y ESENCIA:
CARACTERÍSTICAS OPUESTAS
Personalidad
(dormidos) Esencia
(despiertos)
CENTRO DEL PENSAMIENTO
Charla mental
Imaginar soluciones Estrategias, dudas
Ansiedad y miedo Expectación
(Orientación al futuro) Mente callada
Orientación interior Conocimiento, claridad Apoyo y estabilidad Receptividad al momento
Presente
(Aquí y ahora)
CENTRO DEL SENTIMIENTO
Imagen propia
Historias
Emotividad
Aferramiento a estados de ánimo
Adaptación para influir en otros
(Orientación al pasado) Autenticidad
Veracidad
Compasión-comprensión Perdón y fluidez
Dirigido por el interior
(Aquí y ahora)
CENTRO DEL INSTINTO
Límites
Tensión, aturdimiento Defensa
Disociación
Irritación
(Resistencia al presente) Conexión con la vida
Percepción relajada, receptiva Fuerza interior
Conexión
Aceptación
(Aquí y ahora)
Además de las tres tríadas hay otra importante agrupación de tipos de tres en tres, los grupos hornevianos, denominados así en honor de Karen Horney, psiquiatra que desarrolló la obra de Freud identificando las tres formas fundamentales que usan las personas para intentar resolver conflictos inter¬nos. También podríamos decir que los grupos hornevianos indican el «estilo social» de cada tipo: hay un estilo combativo, un estilo reservado y un esti¬lo sumiso (al superyó, es decir «obediente»). Los nueve tipos entran en estos tres estilos principales.
En el grupo de los combativos (según Horney, las «personas que van en contra») están los Tres, los Siete y los Ocho. Los tipos combativos están orientados al ego y son ego-expansivos; reaccio¬nan al estrés o a las dificultades reforzando o inflando su ego. Ante la dificultad ensanchan su ego en lugar de echarse atrás, re-tirarse o buscar protección en otras personas. Estos tres tipos tie¬nen problemas para procesar sus sentimientos.
Cada uno de los grupos hornevianos tiene un sentido intrín¬seco de sí mismo en relación a los demás. Reconocer y compren¬der la falsedad de ese «sentido de sí mismo, o del yo» puede ser va¬liosísimo para conocer algunos de los principales rasgos de nuestro ego. Un ejemplo sencillo aclarará esto: si entras en una
habitación llena de gente, automáticamente tendrás una experiencia deter¬minada de ti mismo. Si perteneces al grupo combativo, tu primera reacción automática sería: «Yo soy el centro; yo soy lo que importa aquí. Ahora que he llegado va a ocurrir algo». Los combativos piensan de inmediato que todo acontecimiento importante está en relación con ellos.
Los Siete y los Ocho piensan así naturalmente. Un Siete entra en una habitación y en el subconsciente piensa: «¡Hola a todos, ya he llegado! ¡Aho¬ra se van a animar las cosas!». Un Ocho piensa: «Bueno, he llegado. Ocupaos de mí». Estos tipos se «apoderan» del espacio y esperan que los demás reaccionen a ellos. A los Tres, en cambio, no les resulta fácil ni natural sen¬tirse el centro porque, como hemos visto, dependen de la atención de los demás para sentirse valiosos; harán lo posible por encontrar formas de obtener opiniones positivas de los demás para sentirse el centro, como para decir:
«Mirad lo que he conseguido. Miradme y confirmad mi valía».
En el grupo de los sumisos (según Horney, las «personas que van hacia») están los tipos Uno, Dos y Seis. Estos tres tipos comparten la necesidad de ser de utilidad a otras personas. Son los defensores, los abogados, los cruza¬dos, los servidores públicos y los trabajadores entregados. Los tres reaccionan a las dificultades y al estrés consultando con su superyó qué es lo correcto; se preguntan: «¿Cómo puedo satisfacer las expectativas de los demás? ¿Cómo ser responsable?».
Es importante comprender que los tipos sumisos no son necesariamen¬te sumisos a otras personas; pero sí son muy sumisos a las exigencias de sus superyós. Estos tres tipos tratan de obedecer reglas, principios y preceptos que aprendieron e interiorizaron en su infancia. En consecuencia, suelen convertirse en figuras de autoridad, sobre todo los Seis y los Uno (a veces los Dos también pueden ser figuras de autoridad, aunque con más frecuencia tratando de ser «buen progenitor» o un consejero o asesor de confianza).
Cuando una persona cuyo tipo está en el grupo sumiso entra en una ha¬bitación, su sentido de sí misma es automáticamente el de ser «mejor que» los demás, aunque su manera de expresarlo sea sutil. Un Uno podría entrar en una sala y pensar en su subconsciente: «Esto está muy descuidado y desorganizado. Si yo estuviera a cargo las cosas no estarían
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