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LOS SIETE HABITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA


Enviado por   •  18 de Julio de 2014  •  3.013 Palabras (13 Páginas)  •  232 Visitas

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El libro de “Los 7 hábitos de la gente altamente eficaz” es realmente muy interesante, ya que sirven en cualquier organización, ya sea tanto en una empresa como en la familia,.

Si una persona es capaz de llevar estos hábitos en su vida cotidiana puede lograr importantes logros, tanto en su vida personal, como en cualquier organización.

Y creo que como dice al principio el libro, aunque es difícil romper con los paradigmas que ya tenemos incorporados y nos cueste trabajo, también es muy bueno adoptar otras posturas que nos hagan mejorar y sobre todo como dice el libro la importancia que tiene el romper una paradigma radica en que se puede llegar a cambiar toda una mentalidad como lo hizo Copérnico o Newton, incluso por ejemplo las mujeres que adoptaron el movimiento feminista, que lograron realmente un cambio en la mentalidad de toda una sociedad.

Este trabajo trata de explicar de manera breve los siete hábitos de los que habla Covey y además la forma es que los puedo aplicar específicamente a mi vida cotidiana

RESUMEN

Los hábitos de la efectividad personal y organizacional.

Primer habito: Sea proactivo.

Este hábito de efectividad representa la posibilidad de asumir nuevos desafíos en un ambiente de libertad individual y responsabilidad social de la persona humana. Este es el hábito de la conciencia y conducta de responsabilidad, el que resulta determinante en cada persona para comprender sus realizaciones y frustraciones, sus retos y sus respuestas, sus ambiciones y sus logros.

Es muy importante entender que entre los estímulos, procedentes del ambiente externo e interno, y las respuestas, manifestadas en conductas observables o no, existe la libertad interior de decidir. Esta es evidentemente una postura no determinista, tal como el propio Viktor E. Frankl la señalara al considerarla la última de las libertades humanas. Al hombre se le puede despojar de todo salvo la de elegir sus valores de actitud frente a las circunstancias de su propia vida. Una lección magistral de libertad interior de elegir la dio el propio Frankl a raíz de su dolorosa experiencia durante sus años de confinamiento (1942 - 1945) en cuatro campos de concentración nazi. Su extraordinario libro: Un psicólogo en un campo de concentración (1946), publicado después con el título de: El hombre en busca de sentido, siempre perdurará como uno de los más valiosos legados de valor y esperanza humanas en las condiciones más difíciles de soportar para un ser humano.

Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que constituye el hábito de la responsabilidad, son los siguientes:

Valore positivamente la proactividad porque su práctica cotidiana le significará también mayor libertad personal.

Sienta, piense y actúe reconociendo que su familia es su responsabilidad más importante.

Acepte nuevos retos que lo desafíen a cuestionar y romper su precaria seguridad para desarrollarse cada vez más.

Supere con decisión y valor las barreras internas y externas que le impiden actuar en forma proactiva.

Anticípese al futuro diseñando con creatividad y oportunidad acciones preventivas.

Actúe con suma responsabilidad en su trabajo como un camino inteligente para progresar.

Reafirme día a día la responsabilidad que tiene sobre su propia vida.

Segundo hábito: Empiece con un fin en mente.

Este hábito de efectividad refleja el liderazgo personal y satisface plenamente la necesidad de encontrar un sentido a la propia existencia. Este es el hábito de la primera creación o creación mental, el que resulta esencial en cada persona para comprender el cumplimiento de su misión existencial.

Las observaciones y estudios realizados acerca de la visión de futuro revelan que esta es en verdad extraordinaria y, tal como lo considera Stephen R. Covey, el poder de una visión de futuro es increíble. La literatura mundial abunda en casos que demuestran la manera en que la visión de futuro posibilita el cumplimiento de los propios objetivos. Viktor E. Frankl lo demostró personalmente, así como en los casos de aquellos otros individuos enfrentados a situaciones límites en los campos de concentración nazi. Benjamin Singer también comprobó el caso de niños escolares que tenían una imagen de roles centrados en el futuro y su influencia para su desarrollo. Andrew Campbell y Laura L. Nash estudiaron la influencia del sentido de misión para el caso de las organizaciones y equipos. Por último, Fred Polak estudió, para el caso de las civilizaciones, la influencia de la visión colectiva de futuro.

Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que es el hábito del liderazgo personal, son los siguientes:

Decida y actúe iluminándose con su propia visión de futuro.

Dirija su vida previendo su derrotero futuro.

Contraste sus decisiones y acciones con su misión personal y realice los ajustes que correspondan.

Acepte que su vida tiene un sentido . . . pero reconozca también que es usted quien tiene que descubrirlo.

Identifique los principios y valores que orientan su propia vida.

Determine el sentido de su vida y comprométase con el mismo.

Lidere su vida trazando el rumbo que recorrerá hoy y mañana.

Tercer hábito: Establezca primero lo primero.

Este hábito de efectividad interpreta la idea de la administración personal, y su aplicación inteligente posibilita que las personas puedan encontrar la diferencia entre lo importante y lo urgente para ser más efectivas. Este es el hábito de la segunda creación o creación física, el que resulta básico para comprender la calidad de las decisiones y acciones en el día a día.

Existen varias generaciones de aplicaciones inteligentes respecto a la administración del tiempo, cada una de las cuales ha logrado un avance sustantivo con respecto a la anterior: Desde la primera, basada en las notas y listas de tareas; pasando por la segunda, apoyada en las agendas; hasta la tercera, fundamentada en la administración del tiempo. Stephen R. Covey ha propuesto una cuarta que encuentra su sustento en la matriz de administración personal, en la que cada actividad puede ser clasificada según dos criterios: 1) Urgencia, aquellas actividades que requieren una acción inmediata; y 2) Importancia, aquellas actividades que tienen que ver con los resultados. Así, cada actividad es susceptible de clasificarse en los siguientes cuadrantes: 1) Urgente e importante: Administración por crisis; 2) No urgente e importante: Administración proactiva; 3) Urgente y no importante: Administración reactiva; y 4) No urgente y no importante: Administración inefectiva. Resulta obvio que es el segundo cuadrante el que resulta clave para el logro de la efectividad.

Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito

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