La Diversidad Humana

La diversidad Humana

La diversidad humana es un tema abarcador y la sociedad puertorriqueña no es la excepción al mismo. En Puerto Rico, como en otros lugares, las familias son diversas y la estructura familiar ha tenido cierta transformación. Culturalmente se conocía a la familia como una unidad de personas que conviven en un mismo lugar el cual está constituido por papá, mamá, e hijos(as). Actualmente se le conoce como un sistema social compuesto por personas en estrecha relación que conviven en el mismo lugar con intensión de continuar como unidad familiar.

Sin embargo, nuestra sociedad le niega este “estatus de poder” a las familias reconstituidas, parejas no (conviven) casadas, parejas homosexuales, parejas lésbicas y/o sin hijos que buscan un método de reproducción alterno. La sociedad concluye que estos son diferentes, inmorales, disfuncionales, incapaces de cumplir con las expectativas o lograr el concepto estipulado y acostumbrado. Estas familias son discriminadas, rechazadas, marginadas, excluidas, estereotipadas, vistas como fracasados y malos ejemplos para la sociedad. Desde la niñez se nos crea un estereotipo de la familia ideal, se nos inculca roles y conductas a realizar; un matrimonio para toda la vida, donde no deben faltar los hijos/as sin importar si hay violencia, engaño y humillaciones. De no ser así, la sociedad determina que no es una “familia normal”.

Por otro lado, en Puerto Rico existen otros prejuicios a los cuales nos enfrentamos a diario; ejemplo de eso es el racismo. A nuestra Isla llegan muchos inmigrantes; a la mayoría no los aceptamos, no le brindamos la mano. Nos olvidamos de que son humanos y no nos interesamos en la situación que estas personas viven en su país. Peor aún, cuando estos buscan empleo primero vemos su color y luego si acaso, sus habilidades. Otro prejuicio es en contra de las personas con capacidades diferentes o especiales. En las empresas de empleo hay mucho prejuicio hacia estas personas; los juzgan y piensan que no se pueden desempeñar en el trabajo sin siquiera brindarle la oportunidad o la ayuda. Peor aún, se les violan sus derechos.

Lamentablemente, el prejuicio lo creamos nosotros mismos. La sociedad debe comenzar a auto-examinarse y cuestionar los valores propio y como estos han sido construidos socialmente. Tenemos que empezar a crear conciencia sobre las decisiones personales, ideologías, creencias, pensamientos, comportamiento y prácticas de las diferentes personas. El ser humano tiene que empezar a asumir una conducta de cambio, empatía, sensibilidad, compresión y respeto al prójimo. Tenemos que repensar esa famosa frase de que todos/as somos iguales. La realidad es que vivimos en un mundo donde de diversidad de todo tipo, sin embargo debemos comprometernos a luchar para lograr un mismo fin: alcanzar los derechos, la dignidad humana y justicia para todos/as.

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