La Educación De Personas Con Discapacidad En La Universidad
Enviado por ARANTXAGARAY • 19 de Septiembre de 2013 • 1.263 Palabras (6 Páginas) • 385 Visitas
Mi primera reflexión marca desde mi punto de vista el sentido y el horizonte de lo que significan estos programas formativos, en la vida de los alumnos y sus familias, en el trabajo de la universidad y los profesionales que estamos implicados y por supuesto en el futuro de las empresas y colegios que van a contratar a nuestros alumnos.
La AARM en su definición de Discapacidad intelectual en el año 2002 hace especial hincapié en el derecho de todas las personas con discapacidad intelectual a la autodeterminación. La autodeterminación entendida como el derecho a planificar y desarrollar mi propio proyecto de vida.
Es obvio que el derecho al trabajo forma parte de esta dimensión, y por lo tanto, una sociedad solidaria y desarrollada, debe garantizar a través de todos los agentes implicados, el cumplimiento de ese derecho. Ya es habitual desde hace años que las personas con una discapacidad intelectual se puedan incorporar a puestos de trabajo en ambientes normalizados, muchos de los que estáis aquí sois expertos en este tema, ya sea en la formación o en la contratación.
Pero desde mi punto de vista, la Cátedra Familia y Discapacidad con sus programas formativos DEMOS, está yendo un paso más allá, pues no sólo busca dar una respuesta a este derecho, sino que añade un nuevo elemento, que es nuestro valor añadido frente a otras experiencias, que es el derecho a la vocación. Tengo derecho a trabajar, sí, pero la pregunta es ¿en qué? Y la respuesta ha de estar guiada por muchos factores, pero uno debe ser la vocación de cada persona, su llamada a realizarse en un ámbito laboral determinado, ¿Cuáles son mis interese vocacionales? ¿Cuáles son mis aptitudes? ¿Dónde puedo desarrollarme más y mejor como trabajador y persona?
Los dos perfiles profesionales que hemos comenzado a impartir este curso en la Universidad: Auxiliar en entornos educativos y Auxiliar en entornos tecnológicos, responden a dos puestos laborales muy diferenciados, novedosos en el sector de la discapacidad intelectual, y por supuesto específicos para dos vocaciones distintas. Os contaré una anécdota, hace poco me comentaba una familia lo importante que había sido para ellos encontrar un lugar en el que su hija pudiera estudiar algo relacionado con la infancia, pues esa era desde luego su vocación, adoraba los niños, trabajar con ellos, ayudarles, enseñarles, cuidarles… me vi identificada realmente, soy maestra, y ese era mi interés vocacional desde muy joven. Para este alumno, me decía la familia, había supuesto una inyección de ilusión, de autoestima… venir todos los días hasta aquí, estudiar, esforzarse, estaba significando hacer un sueño realidad.
La segunda reflexión tiene que ver más con lo que está suponiendo para mí a nivel profesional esta experiencia. Mi trabajo hasta ahora en la Universidad había sido en nuestras titulaciones oficiales, con alumnos sin discapacidad. Son muchos los puntos comunes, dar clase a jóvenes deseosos de encontrar un trabajo relacionado con lo suyo y poder lograr una independencia ya anhelada, es una realidad que comparten ambos grupos, sus aficiones e intereses, su forma de relacionarse, sus chistes, preocupaciones… Todos son chicos y chicas jóvenes con todo lo que ello implica. Pero encuentro en las exigencias que para mi esto esta suponiendo y también en las gratificaciones que obtengo, algunas diferencias.
La necesidad de una programación verdaderamente competencial se ha puesto en primera línea de mi batalla profesional. Estoy realizando un verdadero esfuerzo por reflexionar y decidir una programación comprometida con saber, saber hacer y saber ser. Invierto mucho tiempo en diseñar materiales y actividades que movilicen los saberes para resolver problemas reales a los que se van a tener que enfrentar estos alumnos en un colegio.
En mis programaciones de grado hay una
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