La Educación Moral Como Pedagogía De La Alteridad
Enviado por angie1703 • 1 de Mayo de 2013 • 419 Palabras (2 Páginas) • 468 Visitas
No es posible, o al menos se hace difícil, entender un texto sin su
contexto. Sin contexto no puede haber ni significado ni comprensión.
“Escuchar las palabras, leerlas, es, consciente o inconscientemente,
buscar contexto, situarlas en un todo con sentido” (Steiner, 1998, 33).
Algunas cuestiones de las aquí expuestas responden al actual debate
planteado entre los pedagogos españoles sobre modelos (paradigmas)
en educación, y específicamente en educación moral. Hoy puede
afirmarse que la discusión es muy abierta. Si hasta hace tan sólo una
década podía hablarse de la predominancia del modelo kohlbergiano en
la educación moral, hoy otros enfoques se hacen presentes en la
investigación pedagógica y en las propuestas educativas. La cuestión de
fondo que pretendo desarrollar es: ¿Qué tipo de relación se establece
entre el maestro y el alumno?; ¿qué es el alumno para el profesor? ¿Un
mero objeto de conocimiento o alguien con quien es necesario
establecer una relación moral? La respuesta que se dé a estas
preguntas condiciona toda su actividad. Se ha investigado mucho sobre
las variables que influyen en los procesos de enseñanza-aprendizaje,
pero se olvida que la percepción que el profesor tiene de su relación de
educador con el educando, su actitud ante él es una variable decisiva en
el proceso educativo, si pretende hacer “algo más” que transmitir
conocimientos y enseñar destrezas o habilidades.
Mi propuesta es que la relación más radical y originaria que se
establece entre maestro y alumno, en una situación educativa, es una
relación ética que se traduce en una actitud de acogida y un compromiso
con el educando, es decir, hacerse cargo de él. En el núcleo mismo de la
acción educativa no está, por tanto, la relación profesoral-técnica del
experto en la enseñanza, sino la relación ética que la define y constituye
como tal acción educativa. Esto nos obliga a una revisión completa tanto
de los contenidos como de las estrategias actuales en educación moral.
Y obliga, además, a enfocar la educación moral desde otro paradigma
que tenga como protagonista no el sujeto autónomo de la moral
kohlbergiana y de la ética discursiva, de raíces kantianas, sino la
primacía del otro que nos constituye en sujetos morales cuando
respondemos de él. Cualquier discurso pedagógico es deudor de una
antropología y de una ética, está situado y responde a un contexto, es
alimentado por las experiencias a la luz de una tradición. Por ello no hay
pedagogía sin experiencia ni ubicación. Nuestra propuesta de educación
moral hunde sus raíces, se ubica en la ética levinasiana, con fuerte
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