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La Imaginacion Y El Arte


Enviado por   •  19 de Junio de 2013  •  2.280 Palabras (10 Páginas)  •  330 Visitas

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LA IMAGINACIÓN Y EL ARTE EN LA INFANCIA

Para comenzar con esta lectura es preciso tener en cuenta ¿Qué es la imaginación? La imaginación se caracteriza por la capacidad de crear mundos fantásticos íntimos y propios donde el sujeto es generalmente el protagonista y donde no existe ni límites ni restricciones de ninguna clase para el impulso de su libertad.

Consiste en formar la representación de objetos, cosas o situaciones en ausencia de esos objetos o cosas. No solo es la representación y actualización del pasado, sino que abarca también la posibilidad de proyección en el futuro de anticipación en ese mismo futuro, de la construcción de suposiciones y de la liberación del presente. A esta actividad creadora del cerebro humano, basada en la combinación, se llama imaginación o fantasía dando a estas palabras un sentido distinto. En este sentido, absolutamente todo lo que nos rodea y ha sido creado por la mano del hombre, todo el mundo de la cultura, a diferencia del mundo de la naturaleza, todo ello es producto de la imaginación y de la creación humana, basado en la imaginación.

La imaginación siempre queda por supuesto, cualquiera que sea el modo como se presente: en personalidades aisladas o en la colectividad. Todos los objetos de la vida diaria, sin excluir los más simples y habituales, viene a ser algo así como fantasía cristalizada.

IMAGINACIÓN Y REALIDAD

Para una mejor comprensión del mecanismo psicológico de la imaginación y de la actividad creadora con ella relacionada conviene empezar explicando la vinculación existente entre la fantasía y la realidad en la conducta humana.

La primera forma de vinculación de fantasía y realidad consiste en que toda elucubración se compone siempre de elementos tomados de la realidad extraídos de la experiencia anterior del hombre.

A partir de investigaciones encontramos la primera y principal ley a que subordina la función imaginativa. Podría formularse así: la actividad creadora de la imaginación la cual se encuentra en relación directa con la riqueza y la variedad de la experiencia acumulada por el hombre, porque esta experiencia es el material con el que erige sus edificios la fantasía. Cuanta más rica sea la experiencia humana, tanto mayor será el material del que dispone esa imaginación.

La segunda de las formas en que se vinculan fantasía y realidad es ya más que complicada y distinta, no se realiza entre elementos de construcción fantástica y la realidad, sino entre productos preparados de la fantasía y determinados fenómenos complejos de la realidad.

La imaginación no trabaja libremente, sino es guiada por experiencias ajenas, como dirigidas por otros. En tal sentido la imaginación adquiere una función de suma importancia en la conducta y en el desarrollo humano, convirtiéndose en medio de ampliar la experiencia del hombre, que al ser capaz de imaginar lo que no ha visto al poder concebir basándose en relatos y descripciones ajenas lo que no experimentó personal y directamente, no está cerrado en el estrecho círculo de su propia experiencia.

La tercera de las formas de vinculación entre la función imaginativa y al realidad es el enlace emocional, que se manifiesta de dos maneras: por una parte todo sentimiento, toda emoción tiende a manifestarse en determinadas imágenes concordantes con ella, como si la emoción pudiese elegir impresiones, ideas, imágenes congruentes con el estado de ánimo que nos dominase en aquel instante.

El hombre simboliza con el color negro al dolor, al luto, con el blanco a la alegría, con el azul la calma, la insurrección con el rojo. Las imágenes de la fantasía prestan también lenguaje interior a nuestros sentimientos seleccionando determinados elementos de la realidad y combinándolos en tal manera que responda a nuestro estado interior de ánimo y no a la lógica exterior de estas propias imágenes. Las imágenes se combinan recíprocamente no porque hayan sido dadas juntas con anterioridad, no porque advirtamos entre ellas relaciones de semejanza, sino porque poseen un tono afectivo común.

Se comprende fácilmente que esta influencia implícita o explícita del factor emocional debe propiciar el surgimiento de agrupaciones totalmente inesperadas y brinda campo casi ilimitado para nuevas combinaciones, ya que el número de imágenes que poseen un sello emocional idéntico, es muy grande.

Todas las formas de la representación creadora encierran en sí elementos afectivos, significa que todo lo que edifique la fantasía influye recíprocamente en nuestros sentimientos, y aunque ese edificio no concuerde de por sí, con la realidad, todos los sentimientos que provoque son reales, efectivamente vividos por el hombre que los experimenta.

La cuarta y última relación entre la fantasía y la realidad. Consiste su esencia en que el edificio erigido por la fantasía puede representar algo completamente nuevo, no existente en la experiencia del hombre ni semejante a ningún otro objeto real, pero al recibir forma nueva, al tomar nueva encarnación material, esta imagen “cristalizada” convertida en objeto, empieza a existir realmente en el mundo y al influir sobre los demás.

Estos frutos de la imaginación han atravesado muy larga historia que convendría acaso resumir en breve esquema: cabe decir que han descrito un círculo en su desarrollo. Los elementos que entran en su composición son tomados de la realidad por el hombre, dentro del cual, en su pensamiento, sufrieron compleja reelaboración convirtiéndose en producto de su imaginación.

En las obras artísticas podemos encontrar con frecuencia unidos rasgos alejados sin vinculación exterior, pero nunca ajenos entre sí como la idea del dolor de muelas y la del matrimonio, sino unidos por su lógica interna.

EL MECANISMO DE LA IMAGINACIÓN CREADORA

Toda actividad imaginativa tiene siempre larga historia tras sí. Lo que llamamos creación no suele ser más que un catastrófico parto consecuencia de una larga gestación. El caso más frecuente es que caiga la imaginación creadora. Sólo las imaginaciones superdotadas constituyen la excepción, la mayoría van entrando poco apoco en la prosa de la vida diaria, esconde los sueños adolescentes, hacen del amor una quimera, etc., etc. Se trata, sin embargo, de mera regresión, no de supresión, pues la imaginación creadora no desaparece totalmente en nadie, pero se manifiesta sólo de vez en cuando. Efectivamente, allí donde se mantenga siquiera una ínfima parte de vida creadora, hay imaginación. Todo el mundo sabe que con la madurez suele descender la curva de la vida creadora. Examinemos ahora más de cerca la fase crítica MX que delimita ambos períodos. Ya advertimos que esta fase caracteriza la edad de transición, que ahora nos interesa preferentemente. Si comprendemos la peculiaridad

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