La Influencia Del Erotismo Oral Sobre La Formación Del Caracter

Resumen capitulo 3

“La influencia del erotismo Oral sobre la formación del carácter”

Según la opinión corriente la formación del carácter se debe por una parta a la disposición ingénita (que viene nace con la persona por ejemplo la herencia) y por otro a los factores ambientales sobre todo la educación.

Sobre la base de la experiencia psicoanalítica, hemos aceptado la hipótesis de que los elementos de la sexualidad infantil que son excluidos de la vida sexual del adulto, sufren en parte una transformación que los convierte en ciertos rasgos del carácter.

Hemos aprendido a reconocer un carácter anal en sentido CLINICO  el cual se distingue por una acentuación extrema de ciertos rasgos ; pero debe observarse que la excesiva afición a la limpieza , la parsimonia (cualidad de ser ahorrativo, próspero, prudente y económico en el uso de recursos consumibles como la comida o el agua, así como optimizar el uso del tiempo y el dinero para evitar el desperdicio, el derroche y la extravagancia.) y tendencias similares que se encuentran en tales caracteres nunca predominan completamente ya que encontramos invariablemente los extremos opuestos más o menos desarrollados.

No siempre las desviaciones de la formación del carácter final de la etapa genital se originan en las fuentes anales, encontramos que el EROTISMO ORAL también puede ser parte de la formación de este.

Podemos hablar entonces de fuentes de formación del carácter oral, anal y genital pero descuidamos un aspecto del problema ya que hasta ahora solo tomamos en cuenta las contribuciones a la formación del carácter que provienen de las zonas erógenas y no tomamos en cuenta aquellas que derivan de los INSTINTOS COMPONENTES  por ejemplo la estrecha relación en la vida instintiva infantil del componente de la crueldad con el erotismo oral esto se hará evidente en la formación del carácter del individuo como en cualquier otro aspecto.

La descripción de los cuadros del carácter ORAL no tiene un cuadro tan completo y exacto como el realizado al estudio de los cuadros de carácter anal.

A continuación algunas diferencias entre ambos:

1) En primer lugar, solo una pequeña parte de las tendencias placenteras vinculadas a los procesos intestinales puede llegar a formar parte del erotismo normal de una manera no reprimida. Mientras que en la vida adulta puede seguirse empleando una parte mucho mayor de la catexia libidinal de la boca que caracteriza a la infancia.  los elementos orales de la sexualidad infantil no necesitan ser transformados ni sublimados en la formación del carácter en la misma medida que los anales.

2) En segundo lugar debemos tener en cuenta que una formación RETROGRADA del carácter como la asociada a ciertos trastornos neuróticos se detiene en la etapa Anal. Si prosigue más allá y se produce una intensificación de rasgos patológicos relativos a rasgos orales estos aparecerán mezclados a rasgos pertenecientes de la fase anal, en este caso entonces entontaríamos una combinación de los dos tipos de rasgos del carácter antes que el desarrollo exclusivo de alguno de ellos.

El origen del carácter anal está estrechamente asociado con la historia del erotismo oral y no puede ser completamente entendido sin referirse a este último.

En la infancia hay un intenso placer en el acto de succionar ( el placer de succión, es placer de tomar de recibir algo)  Que el niñito encuentre placer en succionar no debe atribuirse enteramente al proceso de ingesta si no con el significado de la boca como zona erógena. Esta forma de obtener placer no es nunca abandonada completamente por el sujeto pues persiste bajo diferentes disfraces a lo largo de su vida y se ve incluso reforzada por ciertas situaciones particulares. A medida que el niño crece tanto física como psíquicamente el niño renuncia a este placer original que produce el acto de succionar, pero esta renuncia sucede a través de un TRUEQUE.

MUY IMPORTANTE: El placer de succión sufre una migración: Es decir el placer de succión es remplazado -> “trueque”

Debido a la aparición de los primeros dientes surge así el placer de morder los niños

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