La Memoria

LA MEMORIA

Berger Psicología del Desarrollo. 2007 Editorial Médica Panamericana SA. España

Tomado del capítulo 6 El procesamiento de la información

Cierta cantidad de vivencias y de maduración son necesarias para procesar y recordar la experiencia. Los bebes tiene grandes dificultades para almacenar recuerdos nuevos durante el primer año de vida, y los niños grandes no pueden describir sucesos que ocurrieron cuando eran pequeños. Pero basándose en una serie de experimentos, los psicólogos del desarrollo ahora concuerdan en que los bebés muy pequeños pueden recordar sí se producen las situaciones siguientes:

J Las condiciones experimentales son similares a la vida real

J La motivación es intensa

J Algunas medidas especiales ayudan a la recuperación de la memoria

La pruebe más contundente de la memoria de los bebés proviene de una serie de experimentos innovadores en los que un grupo de bebés de tres meses se les enseñó a causar el movimiento de un móvil pateando con su piernas (Rovee-Coller, 1987, 1990). Los bebés estaban acostados boca arriba en sus cunas y estaban conectados a un móvil por medio de una cinta atada a un pie.

Casi todos los bebés comenzaron a dar patadas ocasionales (así como movimientos con los brazos y ruidos) y se dieron cuenta, después de un momento, que el pataleo ocasionaba el movimiento del móvil. Luego pateaban más vigorosamente y con más frecuencia, muchas veces sonriendo ante sus logros. Por supuesto no es sorprendente que ese movimiento autogenerado sea altamente reforzador para un bebé y que constituya parte de la percepción dinámica. Además los bebés de tres meses ya están en la etapa dos, adaptando los reflejos, y casi en la etapa tres, obteniendo interesantes visualizaciones. El pataleo y la sonrisa ante los resultados es lo esperable. Cuando una semana después, se volvió a instalar el móvil y la cinta en la cuna, la mayoría de los bebés empezó a patalear inmediatamente; esta reacción indica que ellos recordaban la experiencia previa. Pero cuando otro grupo de bebés volvió a pasar la prueba dos semanas después, comenzaron con patadas aleatorias. Al parecer, habían olvidado lo aprendido, lo que prueba la fragilidad de la memoria en las primeras etapas de la vida.

RECUERDO Y REPETICIÓN

La coordinadora de está investigación, Carolyn Rovee-Collier, puso en marcha otro experimento en el que intentaba demostrar que los bebés de tres mese podían recordar después de dos semanas, si eran sometidos a una breve sesión de reactivación de la memoria antes de ser evaluados por segunda vez (Rovee-Collier y Hayne, 1987). Una sesión para recordar es toda experiencia perceptiva que hace que una persona recupere alguna idea o cosa.

En esta particular sesión de reactivación de la memoria, dos semanas después del entrenamiento inicial, los bebés observaron el móvil cuando se movía, pero no estaban atados a él y estaban ubicados de modo que no podían patear.

Al día siguiente cuando estuvieron conectados al móvil y ubicados de modo que podían mover las piernas, ellos patearon como habían aprendido dos semanas antes. En efecto, el observar el móvil en los días previos reactivó su memoria. La información acerca de cómo mover el móvil estaba almacenada en el cerebro; ellos necesitaban algún tiempo de procesamiento de la información para recuperarla, y con la sesión de reactivación lo lograron.

En general, algunos recuerdos tempranos son “muy perdurables, y lo son aún más después de repetidos encuentros con reactivadores” (Rovee-Collier y Gerhardstein, 1997). La repetición y los reactivos son la clave: los bebés de menos de seis meses no recuerdan a sus abuelos si los vieron una o dos veces, como tampoco recuerdan un trauma súbito como una cirugía de emergencia. En los comienzos de la vida, y bajo las menores condiciones, el almacenamiento a largo plazo y la recuperación de los recuerdos son procesos frágiles e inciertos. La memoria en los bebés se ve facilitada por la repetición, la reactivación y la participación activa.

El hecho de que los bebés puedan recordar es sorprendente; muchos científicos alguna vez creyeron que era imposible. Por ejemplo Sigmund Freud (1901-1966) escribió acerca de la “amnesia infantil”. Es cierto, sin embargo, que los recuerdos que se forman en el periodo de lactancia se desvanecen mucho más rápidamente que más tarde, durante la

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