La Psicología Del Sonido

El sonido y los significantes: un viaje por la psique.

¡Cuántas imágenes surgen en nuestra mente al escuchar estos sonidos!, un torrente de significantes que sacuden lo profundo de nuestra psique, como huellas psíquicas indelebles, creadoras de efigies acústicas —cimientos del lenguaje, fonema antes que morfema, significante antes que significado— que se trasfiguran de sensaciones a percepciones, de ruido a sonido, y de sonido a significante, en asociación indisoluble.

¿Reaccionamos como el perro de Pavlov, ante un mero estimulo como un metrónomo?, ¿salivamos afecciones como una mera respuesta condicionada?; ¿o seguimos inevitablemente las leyes de la percepción, de la totalidad o la estructura de la Gestalt, mientras escuchamos emocionados aquella vieja canción en la radio, o escuchamos nostálgicos aquellos intros de caricaturas que veíamos en nuestra infancia?, ¿O hablamos de aquellos significantes, de aquella asociación, de aquel emparejamiento de personas, lugares u objetos, con los sonidos menos insospechados, que rompen toda lógica, y que habitan en nuestro inconsciente, como nos lo plantea el psicoanálisis de Lacan?

Demasiadas interrogantes, cuyas posibles respuestas nos llevarían a senderos en ocasiones completamente diferentes, pero con un evidencia inequívoca: debido a su estructura fisiológica y de procesos — y gracias a las propuestas de Chomsky, acerca del escucha como estructura cognitiva— sabemos que es innato la capacidad de escuchar, fuimos hechos para escuchar —escuchamos incluso antes de nacer, y para muchas culturas, escuchamos aún después de morir. Certeramente Freud y Jung bautizaban su procedimiento como la cura del habla. Es decir, la decodificación de aquellos sonidos, forjados en palabras, en conceptos, en significados/significantes, como retórica del inconsciente.

Es así que éste quehacer, el escuchar —entiéndase como proceso cognitivo—, y no el oír —como mero sentido perceptivo—, y que trabaja en conjunto con los otros sentidos, nos deja más que una cadena de significantes, nos deja en la mayoría de las ocasiones, sólo eslabones: algunos perdidos en recónditos lugares, y otros anclados de manera palpable, manifiesta, en nuestro inconsciente, con una carga afectiva y emotiva difícil de decodificar.

Nuestro planteamiento no será dilucidar la estructura física del oído; ni los procesos del neurológicos, ya que el simple hecho de escuchar y procesar estas frecuencias y amplitudes y darles significantes/significado, y por lo tanto interiorizarlas, lo convierte en un fenómeno psicológico, sino por el contrario, en asir de alguna manera, en encontrar el porqué de las relaciones, el qué asociamos a eso que llamamos sonido, como significante, imagen acústica. Como el lenguaje, el sonido es en sí, una forma de conocernos, y de adquirir en su proceso psíquico, la asociación con un algo más, que lo enreda, que lo hace

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