La Sexualidad En La Edad Preescolar
Enviado por tomixx • 10 de Marzo de 2014 • 4.468 Palabras (18 Páginas) • 432 Visitas
EDUCACIÓN SEXUAL EN EL JARDÍN DE INFANTES
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La labor del docente en la etapa inicial está centrada (tal vez con más énfasis que en las posteriores) en el trabajo en conjunto con los alumnos y con los padres
En las etapas posteriores el trabajo en educación sexual también debe incluir a la familia, pero la experiencia indica que, siendo la etapa inicial donde se cuenta con una mayor concurrencia de los padres, el educador sexual deberá aprovechar esta circunstancia para contribuir al cambio actitudinal de los padres ante la educación sexual.
Es habitual que la movilización generada en la familia por el juego sexual y la curiosidad de los niños entre los 3 y 5 años, haga que éstos se acerquen al docente para solicitar orientación. En otros casos, se acercan para cuestionar el "porqué pasan estas cosas en el jardín", con una actitud acusatoria, proyectando en otros chicos (no en el de ellos) actitudes de toqueteos y juegos sexuales.
Es en esta oportunidad donde podemos colaborar en el cambio actitudinal, haciéndoles ver a los padres, que la curiosidad sexual de los hijos en esta etapa es absolutamente normal, y que los que están incómodos son los adultos debido a las pautas de educación sexual recibidas por ellos en su infancia.
Es de suma utilidad la implementación de charlas, debates, conferencias y talleres con padres en esta etapa.
En cada nivel de la etapa inicial, los padres deberían tener acceso por lo menos a una actividad esclarecedora, También es importante el ofrecer bibliografía adecuada para que ellos puedan informarse.
En la tarea con los padres hay que tener en cuenta algunas normas básicas:
a) el orientador no decide qué hacer con la educación sexual. Propone a los padres y éstos deciden
b) el educador no juzga ni culpa a los padres, trata de comprender y ayuda a reflexionar.
c) cuando se plantean situaciones muy íntimas o comprometidas, la orientación correcta es hacia la ayuda profesional, para preservar la intimidad de la familia.
Siempre es conveniente cuando se incluye la educación sexual en el aula, el previo análisis con los padres de los contenidos a brindar a los alumnos. Esto se instrumenta a efectos de neutralizar un posible sabotaje familiar por desconocimiento y para aunar criterio con los padres. También es importante efectuar una tarea de prevención primaria sobre la futura salud sexual de los niños, hablando con los padres sobre los inconvenientes de la cohabitación de hijos y padres. Otro tema a tener en cuenta es la prevención desde la familia y la escuela del abuso sexual infantil
Educación sexual y contenidos en la etapa inicial
Sala de 3 años
Diferencia anatómica de los sexos. Función uretral masculina y femenina. Explicitación de órganos correspondientes a cada uno. Función de la lactancia materna. Utilización de los nombres científicos de los órganos sexuales. El rol sexual; de los padres. Las preguntas claves en esta etapa son ¿Por qué ella (él) tiene pene (o no tiene)?? Y ¿de dónde vienen los bebés?
Sala de 4 años
Explicitación del proceso de embarazo y parto. Diferencias entre parto natural y cesárea. El papel de padre en la fecundación. Embarazo simple y gemelar. Paralelismo entre la gestación humana y animal. Metáfora del buzo. (A los efectos de entender la respiración fetal.) La pregunta clave es ¿cómo nacen los bebés?
Sala de 5 años
Explicitación del proceso de gestación del bebé. El uso de los órganos sexuales en la fecundación. Función del amor humano como formador de la familia. Nociones de intimidad con las funciones del propio cuerpo. Noción de caricias permitidas y caricias perniciosas entre niños y adultos. La pregunta clave es Cómo llegó el bebé a la panza de la mamá?
EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ESCUELA
El origen de la educación sexual como tema de reflexión dentro de la pedagogía la impregnó de un contenido fuertemente ligado a la información sexual. Sin duda, la información es uno de los aspectos de la educación sexual, pero ésta no se agota en la información sobre sexualidad, puesto que incluye la formación de actitudes hacia lo sexual.
Dichas actitudes tienen como trasfondo el sistema de valores, ideales, normas, pautas e ideología sobre la sexualidad que tiene la cultura en la que el sujeto vive. Tanto la escuela como la familia, aun cuando no den información sexual, siempre imprimen una dirección a la formación de actitudes que regulan la sexualidad. Dar o no dar información sexual puede quedar sometido a la decisión de los educadores: se ofrece la información o se niega, en cambio, la formación de las actitudes se produce y el adulto no puede evitarlo.
La formación de actitudes es el área que ofrece mayores dificultades para la educación sexual y ha dividido a las corrientes pedagógicas. La educación trata de rescatar los ideales de la sociedad. En las sociedades tradicionales resulta fácil responder a dichos ideales pues son los sostenidos por todos sus miembros desde varias generaciones anteriores a la joven. En estas sociedades si el educador se preguntara por los modelos de varón y mujer que orientarían su accionar educativo, aparecerían dichos modelos claramente definidos, con escasos elementos contradictorios. En cambio, en sociedades como la nuestra, aparecen como respuesta para el educador una multiplicidad de modelos coexistiendo, cada uno encerrando expectativas y requerimientos diferentes, algunos en franco antagonismo con otros.
Esta variedad de modelos surge debido a que se han modificado los roles tradicionales de varón y mujer, y estos nuevos roles no cuentan con la seguridad de un pasado histórico que significa encontrar repetidos, por varias generaciones, los actos mínimos cotidianos de hombres y mujeres y que repetirán, a su vez, los niños. En este sentido se puede afirmar que los modelos nuevos no han sido probados.
Cuando el educador, desde su rol, se pregunta cuál de los modelos sociales (femenino y masculino) debe elegir como el más adecuado, surge el planteo de que hay que ver si es a él a quien le corresponde elegir alguno en esos términos. Pareciera que este camino lo conduce a un callejón sin salida.
En esta realidad, la educación puede plantearse la necesidad de formar niños y jóvenes que puedan ejercer el rol sexual con cierta plasticidad que les permita efectuar ajustes críticos, según las demandas socioculturales. Al mismo tiempo, ello daría lugar al surgimiento de expectativas respecto al rol sexual ajeno que respondiera a la misma plasticidad.
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