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La felicidad explicada desde el placer y el dolor:


Enviado por   •  12 de Abril de 2016  •  Ensayo  •  7.033 Palabras (29 Páginas)  •  282 Visitas

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Universidad Panamericana
Facultad de Ciencias de la Salud
Escuela de Psicología

Seminario Comparativo I

Trabajo final

La felicidad explicada desde el placer y el dolor:
Relación entre ideas de Epicuro, Freud y Schopenhauer

30 de noviembre de 2015

Por Brenda Belmont Mejía

              La felicidad es un concepto universal, tan universal que tiene diversas raíces etimológicas, tan universal que esto es porque el ser humano como especie, desde el principio de los tiempos creó una idea de ella y le puso un nombre, logrando que se convirtiera en un elemento por el cual el hombre, hasta nuestros días, emprendiera una constante lucha y búsqueda, ya sea como algo más temporal y momentáneo, o ya sea como algo más permanente, o como un fin.

           La felicidad es un concepto universal, sin embargo, esto también lo convierte en un concepto demasiado subjetivo, esto justo por ser una idea muy propia del hombre. Durante toda la historia del ser humano, diversas personas influyentes y no influyentes se han atrevido a opinar sobre la felicidad, y no sólo a eso, sino también a imponerle un significado y a crear teorías a su alrededor.

Incluso, me atrevería a decir, que todas las personas en el mundo, alguna vez o en algún momento de su vida se han puesto a reflexionar y a hablar sobre la felicidad de una forma más profunda. Esto es, una vez más, una señal de la importancia que tiene este concepto en la vida humana.

       Por supuesto que la felicidad tiene definiciones simples y básicas que nos sirven de uso en un contexto práctico y cotidiano, por ejemplo, la Real Academia Española (2014) expone la siguiente definición; “1) Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. 2) Satisfacción, gusto, contento. 3). Suerte feliz.”    

       Bien, ahí está la definición “exacta y oficial” de la palabra felicidad para el idioma español, sin embargo puedo asegurar que para el lector esta definición siempre será insuficiente, y lo sé porque también para mí lo es. La felicidad abarca tantos aspectos y es tan subjetiva y compleja, que incluso esa definición “oficial” incluye tres acepciones. De hecho, reitero, es tan subjetiva y compleja que incluso la definición “oficial” aun incluyendo tres acepciones está inconclusa y ni cerca de estar completa.

         Como ya fue mencionado antes, diversas personas influyentes a lo largo del tiempo y por todo lo ancho del mundo, han filosofado y han intentado explicar la felicidad debido a la curiosidad y deseo de verdad que tal concepto provoca desde años antes de Cristo. Se han dado así mismas, la tarea de definir lo casi indefinible, a generalizar lo casi no generalizable y a dejar un peso histórico en sus teorías que aún en nuestros días se siguen considerando.

        Desde los tiempos de la Antigua Grecia, un gran número de filósofos, se dedicó a reflexionar, a discutir, a difundir y a escribir sus pensamientos acerca de la felicidad; empezando por Demócrito, pasando por Platón, Aristóteles, Epicuro, Epícteto, hasta Séneca. En general, todos hablaban de la felicidad como un concepto que engloba al bien, a la virtud, a la liberación y dominio de miedos, pero sobre todo como sinónimo de ser la  finalidad del hombre.

      Como ya fue mencionado arriba, Epicuro (341-270 a.C) fue uno de los filósofos griegos que habló sobre la felicidad e impuso ideas tan sugerentes sobre ella, que hasta se fundó una escuela basada en éstas, haciendo que hasta el día de hoy sea uno de los filósofos más citados y con más impacto en cuanto a la materia de la felicidad.

 

       La filosofía de Epicuro empieza con la idea, como otros filósofos más, de que la felicidad es la meta o el fin de la vida humana; la vida feliz en términos más exactos. Dentro de su filosofía, a él, le competían las cosas y los aspectos que comúnmente se encargaban de provocar felicidad en los hombres y cómo es que éstas se relacionaban con su obrar con el único fin de conseguirla.   

       Para explicar su concepto de la felicidad, Epicuro se basa en que ésta consiste en tener una vida de continuo placer. El placer, para él no es más que la ausencia del dolor y éste se construye con base en los dominios de miedos y a deseos.

       En relación con la lucha y el dominio de los miedos, Epicuro en Carta a Meneceo  (123-126) nos habla de algunos de ellos, como  por ejemplo, el temor a los dioses, el cual explica que no se les debería temer, debido a que la multitud o el vulgo en general tienen opiniones sobre ellos que son incorrectas, así como también de su naturaleza y de la forma en la que operan, en ellos hacen una transferencia sobre las cosas que se consideran buenas y sobre las que se consideran malas con base en las virtudes que tienen como pueblo, imponiéndolas a las figuras divinas con las que se sienten identificados, creando así suposiciones falsas que siembran miedo sin bases reales en la gente.

      También habla del miedo a la muerte, de ésta también nos explica que tampoco debería ser temida, ya que según él, “el miedo no es nada en relación a nosotros, porque cuando nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte no está presente, nosotros no somos más” (125).

       Con respecto a los deseos, Epicuro los clasifica de la siguiente manera:
-Deseos naturales y necesarios: Necesarios para el vivir, para la felicidad y para
cesar el dolor.
-Deseos naturales solamente naturales: Deseos relacionados con los sentidos y
con relación a la sexualidad o a la belleza, los cuales son fáciles de satisfacer
o de tranquilizar debido a que no impactan de forma directa al dolor.
-Deseos vanos: Deseos superfluos.  


     Son gracias a estos deseos, que las personas actúan y que logran hacer elecciones y rechazos con el fin de no padecer ningún tipo de dolor. (Oyarzún, 1999).    

  Con base en esto, se forma ya la idea de la felicidad según Epicuro de una manera mucho más concreta. En términos generales, él sugiere que el placer y su satisfacción es lo más importante para una persona en el camino hacia la felicidad, hacia una vida indolente.

        Gracias a la edición de Epicuro: Carta a Meneceo con noticia, traducción y notas de Pablo Oyarzún R. (1999) se puede entender mejor la idea principal de su filosofía: “El placer es el principio y el fin del vivir venturoso. Pues a éste, lo hemos reconocido como el bien primero y congénito y desde él iniciamos toda elección y rechazo así también porque precede y pone las condiciones para el ejercicio del logos en vista del gobierno de la existencia, por otro lado es considerado fin ya que en él rematamos al juzgar todo bien con arreglo a la afección como criterio, y debido a que toda vida apunta a él y es en este punto en el que toda vida se consume” (Carta a Meneceo, 129).

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