La muerte es parte de la vida, aunque hay perdidas que resultan muy difíciles de superar.
Enviado por Naomi Martínez Rivera • 13 de Noviembre de 2016 • Apuntes • 3.158 Palabras (13 Páginas) • 357 Visitas
La muerte es parte de la vida, aunque hay perdidas que resultan muy difíciles de superar. La tristeza y el malestar pueden considerarse normales, depende de la intensidad de las reacciones y de la duración de las mismas el que sean preocupantes y haya que buscar ayuda profesional.
Perder a un ser querido es lo más duro que nos puede pasar en la vida. Sufrir es inevitable, pero lo normal es que el dolor vaya dando paso a otros sentimientos menos agudos, como la tristeza, la aceptación, la nostalgia y finalmente la necesidad de seguir con nuestra propia existencia.
Duelo es una palabra que procede del latín “dolus”, que significa dolor. El duelo es un sentimiento de pérdida provocado por el fallecimiento de un ser querido, según la persona y la sociedad en la que vive, el duelo puede ser más o menos intenso, más o menos duradero, pero en cierto momento lo normal es que se vaya apaciguando. Es importante remarcar que el 30 % de las personas que no han logrado elaborar un duelo correctamente suelen tener ataques de pánico años después. Por ese motivo es fundamental profundizar en el dolor, hasta superarlo, en vez de pagar el alto precio de negar lo que nos sucede.
El dolor se considera normal cuando hay reacciones de tristeza, insomnio, apatía, pérdida de peso, etc., durante un periodo, aproximadamente, de dos meses tras el fallecimiento del ser querido. Entonces, no es necesario solicitar ayuda profesional. No obstante, la duración de estas reacciones varía enormemente de unos grupos culturales a otros y de unas personas a otras.
El duelo no es simplemente para el fallecimiento de una persona, una mascota, sino también para divorcios, amistades, cambios de saludos, perdida de trabajo, etc.
Hay circunstancias que pueden convertir el proceso de duelo en patológico, atípico, anómalo, etc. La muerte súbita e inesperada; la relación de dependencia de la persona fallecida o la ausencia de apoyo familiar pueden ser causas de una reacción.
Para superar el duelo hay que vivirlo. Pero si nos negamos a entrar en una de sus fases, si reprimimos emociones dolorosas, pueden surgir síntomas patológicos, relacionados con la necesidad de permanecer unidos al ausente.
Cuando se producen diversas reacciones durante más de dos meses, el duelo puede considerarse grave, y es conveniente solicitar ayuda profesional.
- Sentimientos de culpa por las cosas recibidas del fallecido o por las que no se le dieron cuando estaba vivo.
- Pensar que uno debería estar muerto junto a él.
- Sensación de inutilidad.
- Lentitud de movimientos.
- La impresión de escuchar la voz o ver la imagen fugaz de la persona fallecida.
- Alucinaciones.
Dentro de los duelos difíciles, hay diferentes tipos según el tiempo.
- Duelo crónico: Al cabo de un año y medio, o más tiempo, la persona muestra los mismos síntomas que al principio.
- Duelo retrasado: El afectado se impide a si mismo sentir el duelo. Por ejemplo, una madre con hijos pequeños, que ha enviudado, no se permite llorar porque tiene que trabajar para sacar a su familia adelante.
- Duelo exagerado: La persona se encierra en su casa y sigue actuando como si viviera el fallecido. No hay adaptación.
- Duelo enmascarado: No se acepta interiormente la perdida. Se rehúye hablar del tema. Con el tiempo aparecen trastornos psicológicos que nunca se habían padecido, por ejemplo, ataques de pánico, depresión, ansiedad, etc.
- Duelo ausente: No aparece la reacción emocional y el presunto doliente actúa como si no hubiera ocurrido nada.
- Duelo inhibido: Es cuando hay capacidad para expresar claramente el pesar por la perdida por limitaciones personales o sociales, suele acompañarse con retraimiento, dedicación obsesiva a la atención a terceros, etc.
- Duelo desautorizado: Se produce cuando el entorno que nos rodea no acepta el duelo. Es el caso de los viudos mayores a los que la familia, transcurridos unos meses del fallecimiento del cónyuge, la familia reprocha que sigan en duelo “porque la muerte de una persona mayor es algo normal”.
Para volver a la normalidad la persona afectada necesita retomar el ritmo de vida que tenía antes de la perdida, su estado de ánimo depende de la actividad que tenga. Por ejemplo:
- Salir y distraerse ya que al permanecer mucho a solas y en la casa agrava el cuadro. Es recomendable empezar algo nuevo.
- Hablar sobre la persona querida con algún familiar o amigo, alivia mucho. Y es síntoma de que está aceptando la perdida.
- Hacer actividad física porque permite descansar mejor por la noche, alivia las tensiones y eleva el estado de ánimo. Si se realiza fuera de casa, mucho mejor.
- Comer con regularidad, al principio cuesta recuperar el apetito, pero hay que esforzarse. Se puede empezar por ingerir pequeñas cantidades de alimentos en las principales comidas, e ir aumentando la cantidad poco a poco.
- Seguir una rutina ayuda a no sentirse solo y vacío, las costumbres fijas son las que nos hacen tomar contacto con la realidad. Eso sí, la rutina ha de ser propia, no conviene seguir realizando las actividades que se compartían con el fallecido, porque se lo recordara constantemente y con dolor.
Hay formas de moverse a través de las 7 etapas del dolor, cada persona reacciona distinta al enterarse de la muerte de un ser querido.
- Choque: Es una forma de mecanismo psicológico que protege a una persona. Cuando alguien está en estado de shock, funciona normalmente durante un tiempo hasta que la realidad establece que un ser querido ya no está allí. Hay personas que parecen no reaccionar, no lloran, actúan como si nada hubiera pasado, esto se debe a que se encuentra en esta fase. Tarde o temprano la persona se verá quebrada e iniciará a manifestar el dolor acumulado.
- La negación: Es considerada como el primer paso en el proceso de duelo y la mayoría de la gente cree que choque y negación son una misma cosa. Pero no lo es, hay quienes inician el duelo en esta etapa, pero habrá quienes inicien con la etapa de choque. Esta es la etapa cuando una persona no va a aceptar que un ser querido ha fallecido, este es un sentimiento natural. Cuando a una persona le dan la noticia de que la persona ha fallecido pueden reaccionar diciendo que no es cierto, que es una mala broma, etc.
- La culpa: Es normal durante el proceso de duelo porque una persona piensa automáticamente que él o ella no hace lo suficiente o podría haber hecho las cosas de manera diferente para evitar la muerte de un ser querido. Hay quienes piensan que la forma en que se despidieron de un ser querido no era la mejor, que se quedaron peleando, o peor aún, llegan a pensar que tuvieron que ver indirectamente en la muerte de la persona que ha fallecido.
- Después viene el miedo, y es cuando la persona comienza a sentirse inseguro, es más evidente en los niños que los adultos.
- Sensación de rabia o enojo: Es parte normal del duelo. Muchos psicólogos consideran que esta etapa es una de las más importantes en este proceso, ya que ayuda a la persona para moverse más cerca de aceptar la muerte del ser querido. Esta ira es generalmente dirigida hacia la gente y no hacia la persona fallecida.
- La depresión: Es algo normal que todas las personas pasan durante el duelo. Se sienten como si la vida no vale la pena vivirla y síntomas de la depresión no debe tomarse a la ligera. En esta etapa una persona surge de insomnio, falta de apetito y no tienen ninguna concentración.
- La última etapa del duelo es la aceptación, cuando una persona aprende a hacer frente a la muerte de un ser querido. Esta es la etapa cuando la persona acepta finalmente que la perdida es permanente y cuando una persona llega a esta etapa se inicia el proceso de curación.
Desde que se recibe la noticia del fallecimiento de un ser querido hasta que se asimila y acepta, pasado el tiempo, todas las personas afectadas por la muerte de una persona atraviesan por diferentes fases; que son las fases del duelo. Hay que pasar y superar diferentes momentos de dolor, aunque no siempre las fases se producen en el mismo orden. En cualquier caso, y aunque una enfermedad nos haya hecho tomar conciencia gradualmente de la perdida, la mayoría de los psicólogos estiman que hasta que no se produce la muerte real, es muy difícil comenzar la experiencia del duelo.
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