La pérdida de la libertad
Enviado por pativivanco • 24 de Abril de 2017 • Ensayo • 1.081 Palabras (5 Páginas) • 246 Visitas
Nombre: Patricia Vivanco Prieto
Curso: Psicopatología
Docente: Cynthia Henríquez Jiménez.
La pérdida de la libertad: el rol del psicólogo
La enfermedad mental ha sido definida por muchos autores como una pérdida de la libertad. En muchos de los trastornos psicológicos podemos observar una pérdida de la libertad personal, que varía desde la incapacidad para llevar a cabo los objetivos propuestos hasta la pérdida total que incapacita a las personas de sus derechos civiles. La dependencia de drogas supone también una reducción de la libertad que se expresa en la misma sumisión a la droga. La depresión también quita libertad ya que disminuyen las capacidades para iniciar y desarrollar actividades. En trastornos, como la esquizofrenia y muchos tipos de psicosis con síntomas alucinatorios, se produce una desconexión con la realidad externa.
En la Grecia Antigua, Platón consideraba dos clases de locura: una era resultado de una enfermedad y la otra era un don de los dioses (Capponi, pág. 14). Más adelante, en la Edad Media, la enfermedad mental era causada por demonios y se traducía en el pecado; luego, en la época de la Ilustración lo anormal pasa a ser un asunto policial en donde se condena la vagancia y la ociosidad, marginando y reprimiendo al hombre y, por consiguiente, lleva al hombre contemporáneo a una búsqueda de un nuevo concepto de hombre; un hombre que intenta recuperar su libertad. Entonces, lo anormal se traduce en una pérdida de la libertad. Pero ¿Qué implica ser libre?, ¿Qué importancia tiene la libertad? y ¿Cómo se traduce la pérdida de libertad? He aquí la importancia de nuestro rol como psicólogos: “Lo que estoy tratando de indicar es que no podría explicar el cambio positivo que ocurre en psicoterapia si tuviera que omitir la importancia del sentimiento de libertad y de opción responsable por parte de mis clientes (…) El hombre libre se mueve voluntariamente, libre y responsablemente para desempeñar su importante papel (…) (Rogers, 1964). “Toda libertad tiene un “de que” y un “para que”. Si preguntamos “de que” es libre el hombre, la respuesta es: de ser impulsado, es decir, que su yo tiene libertad frente a su ello; en cuanto a “para que” el hombre es libre, contestaremos: para ser responsable.
La libertad de la voluntad humana consiste, pues, en una libertad de ser impulsado para ser responsable, para tener conciencia” (Frankl; 1985). El problema de la libertad, como anormalidad, impide la expansión de la existencia del ser hombre y de su proceso creador. Georges Amado (1985) afirma que ser y sentirse real son los atributos propios de la salud; para Aristóteles la idea de libertad viene ligada a la esencia misma de ser humano reconociendo la capacidad para decidir libremente y de manera racional frente a una amplia gama de opciones (Aristóteles, 1974) .
Por lo tanto, la libertad es autodeterminación. Ser libre implica ser señores de nosotros mismos, cómo decía Séneca, ser capaces de gobernarnos, de hacer lo que verdaderamente deseamos a medio y largo plazo, a pesar de que para lograrlo tengamos que renunciar a cosas más atractivas en ese momento o hacer un gran esfuerzo. No obstante, esto no resulta fácil ya que nos vemos sometidos por el medio ambiente en que nos desenvolvemos; y en nuestro caso sería la cultura en que vivimos, los sistemas en que nos movemos. “El diagnóstico sobre anormalidad de tal o cuál sujeto, se basa como hemos visto en un análisis de sus posibilidades de decidir y vivir con libertad, dadas las condiciones y circunstancias en las que se desarrolla” (Capponi, Pág. 20). De igual manera, y dependiendo del paradigma psicológico que abordemos, será el sello de nuestra intervención en esta búsqueda y reencuentro con nuestra libertad; desde la mirada sistémica, son las relaciones las que nos enferman y nos llevan a la pérdida de nuestra libertad. De esta manera, se apela al modelo ecológico siendo la clave el lenguaje y la comunicación, dos conceptos claves en la construcción de realidad, trabajando entonces las comunicaciones, el lenguaje verbal y el no verbal; las relaciones y los contenidos. Por otro lado, el humanismo propone una mirada en donde las patologías son más que nada etiquetas, un extravío de sí mismo, nuevamente una pérdida de libertad. La importancia recae entonces en recuperarse a sí mismo, vivir de acuerdo a nuestro deber ser y bajo nuestros parámetros, por lo tanto, nuestro rol es acompañar desde la comprensión y el respeto, la empatía y la honestidad, más allá del diagnóstico visualizar a la persona. Por último, desde la mirada del conductismo, la pérdida de libertad se traduciría en un conjunto de conductas aprendidas que son disfuncionales dando origen a la psicopatología; por ende, debemos poner hincapié y acompañar en un proceso de desaprender para generar nuevamente un nuevo aprendizaje mediante asociaciones de estímulos; lo que se conoce como desinhibición sistemática.
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