La relación entre las nuevas tecnologías y la memoria biológica. ¿Relación de proporcionalidad directa o inversa?
Enviado por Play Erwan • 25 de Mayo de 2017 • Reseña • 676 Palabras (3 Páginas) • 149 Visitas
La relación entre las nuevas tecnologías y la memoria biológica.
¿Relación de proporcionalidad directa o inversa?
Después de leer el artículo de Miguel Ángel Corcobado “Como usar el móvil para no olvidarse de nada” (2017) me siento terriblemente identificado con la realidad que expone y ha despertado en mí una reflexión sobre nuestra memoria biológica y la memoria externa. En este artículo se habla sobre como las nuevas tecnologías son excesivamente eficaces para recordar cosas y avisarnos de las tareas que tenemos que hacer día tras día, llegando al punto de que ya no somos tan capaces como antes para evocar las cosas y dependemos de los Smartphone para afrontar nuestros quehaceres de manera óptima. Así pues, si estamos en plena de la digitalización y cada vez aparecen nuevas prácticas tecnológicas que nos facilitan aún más el poder recordar cosas, ¿a la larga se verá afectada nuestra capacidad de almacenamiento de pensamiento consciente?
En el año 8.000 a.c se creó el primer sistema para guardar y comunicar información: la utilización de fichas de arcilla como código para llevar la contabilidad. Este sistema supuso un cambio en la manera de pensar, pues por primera vez se usó un medio externo como fuente de almacenamiento y se consiguió superar las limitaciones humanas de nuestra memoria biológica. Con el tiempo han evolucionado, pasando a refinadas tecnologías simbólicas como los libros, calendarios… hasta llegar al presente, la era de la digitalización.
En 2000 se creó el primer Smartphone de la mano de la empresa Ericsson, 17 años después los móviles inteligentes forman parte de nuestras vidas y han supuesto una automatización de muchos procesos que antaño eran manuales, entre ellos muchos aspectos de la memoria.
Así pues, parecería que los móviles comparten la misma esencia que esos artefactos cognitivos creados hace miles de años, pero mientras unos facilitaron y supusieron una ayuda a nuestra memoria en los procesos de negociación, recaudación de impuestos etc., las nuevas tecnologías nos lo dan todo hecho, renunciando así, a una ejercitación que a la larga podría traer consecuencias.
Por lo tanto, se está creando un campo de memoria externa exageradamente inmenso y al cual se puede acceder mediante 2 clics, “donde quieras y cuando quieras”, de manera que parece casi absurdo tener que usar la memoria biológica para recordar cualquier tarea.
Tal y como dice Corcobado (2017), “Antes de la era móvil cualquiera era capaz de almacenar los números de teléfono de al menos 20 amigos y familiares, saber cuándo eran sus cumpleaños o acordarse, sin falta, de pagar el recibo de la comunidad. Hoy nos hemos vuelto cómodos y dependemos demasiado del móvil como una extensión de nuestra memoria” Y me siento identificado con esta afirmación, pues no es que actualmente no sea capaz de recordar todo esto, sino que no me hace falta, ya que poseo un instrumento que lo hace por mí. Y quizás, a la larga esta comodidad podría resultar en algo contraproducente.
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