La socialización de la acción

         La socialización de la acción.

   El lenguaje permite un intercambio y una comunicación entre los individuos. En la segunda mitad del primer año merced a la imitación, relacionados con el desarrollo sensorio-motriz. El lactante aprende a imitar sin que exista una técnica hereditaria de la imitación: gestos analógos, movimientos visibles del cuerpo, luego la imitación sensorio-motriz, se convierte en una copia mas o menos precisa de movimientos que recuerdan los movimientos conocidos, y finalmente reproduce los movimientos nuevos mas complejos.

  La imitación de los sonidos sigue un curso semejante cuando se asocian a determinadas acciones, se prolonga finalmente en adquisición del lenguaje mismo. Mientras todo esto no ha sido adquirido las relaciones interindividuales se limitan a la imitación de los gestos corporales y exteriores. Con la palabra, es la vida interior como tal la que es puesta en común.

  Hay tres grandes categorías de hechos:

Los hechos de subordinación y las relaciones de acción espiritual ejercida por el adulto sobre el niño. Con el lenguaje el niño descubre las insospechadas riquezas de un mundo de realidades superiores a el. Este nuevo universo empieza por imponerse con un brillo incomparable de seducción y prestigio: “un yo ideal”.

Intenta copiar o igualar ejemplos provenientes de esta realidad superior. Es el respeto por el grande lo que hace que las acepte y las crea obligatorias a las ordenes y consignas de estos altos.

  Existen todos los hechos de intercambio, con el propio adulto o con los demás niños, y estas intercomunicaciones representan igualmente un decisivo papel en el progreso de la acción. La memoria esta relacionada con el relato, las conversaciones entre niños son rudimentarias, relacionada con acción mental propiamente dicha. Hasta casi los siete años se limitan a confrontar afirmaciones contrarias, hablan cada uno para si creyendo escucharse y comprenderse unos a otros, considerando esta especie de “monologo colectivo” en una exitacion mutua a la acción y no en un intercambio de pensamientos reales.

  El niño no habla únicamente a los demás, sino que se habla a si mismo sin cesar en monólogos diversos que acompañan sus juegos y su acción. Los monólogos colectivos disminuyen regularmente hacia loa siete años, aun sometiéndose al adulto  y situandolo muy por encima de el.

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