Las Mujeres Que Aman Demasiado
Enviado por gaby4 • 20 de Octubre de 2013 • 4.021 Palabras (17 Páginas) • 3.249 Visitas
"LAS MUJERES QUE AMAN DEMASIADO” DE ROBIN NORWOOD
Capítulo 1: Amar al hombre que no nos ama
Capítulo 2: Afirmaciones
Capítulo 3: Si sufro por ti, ¿me amarás?
Capítulo 4: La necesidad de ser necesitadas
Capítulo 5: ¿Bailamos?
Capítulo 6: Los hombres que eligen a las mujeres que aman demasiado
Capítulo 7: La Bella y la Bestia
Capítulo 8: Cuando una adicción alimenta a la otra
Capítulo 9: Morir por amor
Capítulo 10: El camino hacia la recuperación
Capítulo 11: Recuperación e intimidad: cerrar la brecha
Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado. Cuando la mayoría de nuestras conversaciones giran en torno a él, estamos amando demasiado. Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad físicas, sin duda estamos amando demasiado. Nuestro deseo de amar, nuestra ansia de amor, se convierte en una adicción. Somos adictas a relaciones intoxicadas de dolor, miedo y anhelo. Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, sino obsesionarse con un hombre y llamar a esa obsesión "amor” permitiendo que ésta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento.
Capitulo 1: Amar al hombre que no nos ama
A pesar de los detalles específicos de sus historias y luchas, ya sea que hayan soportado una larga y difícil relación con un solo hombre o se hayan visto involucradas en una serie de relaciones infelices con muchos hombres, las mujeres que aman demasiado comparten un perfil común. Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser. En verdad, significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”, permitiendo que ésta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y, si bien comprendemos que ejerce una influencia negativa sobre nuestra salud y nuestro bienestar, nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento.
Todos tenemos fuertes reacciones emocionales ante palabras como ‘alcoholismo’, ‘incesto’, ‘violencia’ y ‘adicción’, y a veces no podemos mirar nuestra vida con realismo porque tememos que nos apliquen esos rótulos a nosotros o a los que amamos. Es triste, pero nuestra incapacidad de usar las palabras cuando sí son aplicables a menudo nos impide conseguir ayuda adecuada. Por otro lado, esos temidos rótulos pueden no ser aplicables en su vida. Es probable que en su niñez haya tenido problemas de naturaleza más sutil. Es importante entender que lo que todas las familias disfuncionales tienen en común es la incapacidad de discutir problemas de raíz. Quizás haya otros problemas que sí se discuten, a menudo hasta el punto de saturación, pero con frecuencia estos encubren los secretos subyacentes que hacen que la familia sea disfuncional. Es el grado de secreto ―la incapacidad de hablar sobre los problemas―, más que la severidad de los mismos, lo que define el grado de disfuncionalidad que adquiere una familia y la gravedad del daño provocado a sus miembros. En las familias disfuncionales, los aspectos principales de la realidad se niegan, y los papeles permanecen rígidos.
Aprendemos a no creer en nuestras propias percepciones o sentimientos. Como nuestra familia niega la realidad, nosotros también comenzamos a negarla. Nos volvemos incapaces de discernir cuándo alguien o algo no son bueno para nosotros. Las situaciones y la gente que otros evitarían naturalmente por peligrosas, incómodas o perjudiciales no nos repelen, porque no tenemos manera de evaluarlas en forma realista o auto protectora. No confiamos en nuestros sentimientos, ni los usamos para guiarnos. Y por medio de esa atracción nos dañamos más, porque gran parte de aquello hacia lo cual nos vemos atraídas es una réplica de lo que vivimos mientras crecíamos.
Capítulo 2: Afirmaciones
Una mujer que ama demasiado está acostumbrada a conductas negativas, y se sienten mas cómodas con ellos que con sus opuestos a menos que se esfuercen mucho por cambiar ese hecho por si misma.
Una mujer que ama demasiado por lo general exhibe las siguientes características con respecto a su forma de sentir y relacionarse con los hombres sexualmente:
• La mayoría de sus interacciones sexuales con él están motivados por “¿Cómo puedo hacer me ame (o necesite) mas?
• Su impulso de entregarse sexualmente a otros a quienes percibe como necesitados, puede dar como resultado una conducta promiscua, pero esta apunta principalmente a la gratificación de otra persona y no a la de ella.
• El sexo es una de las herramientas que usa para manipular o cambiar a su pareja.
• Confunde angustia, miedo y dolor con amor y excitación sexual. A la sensación de tener un nudo en el estomago la llama “amor”.
• Se vuelve temerosa cuando un hombre está dispuesto a acompañarle emocional y sexualmente. Huye de èl o bien se aleja.
Para las mujeres que aman demasiado, el desarrollo de una verdadera intimidad con su pareja puede darse solo después de la recuperación.
Capítulo 3: Si sufro por ti, ¿me amarás?
Todas las características de las mujeres que aman demasiado por lo general están presentes en las hijas y esposas de alcohólicos y otros adictos. La palabra coalcoholico simplemente se refiere a alguien que ha desarrollado un patrón dañino de relacionarse con los demás como consecuencia de haber estado involucrado de cerca con alguien que padece la enfermedad del alcoholismo.
Las mujeres que aman demasiado tratan de evitar la angustia y la desesperación cuyas raíces se remontan en su infancia. Esa depresión subyacente constitutuye un factor común en los hijos de todo tipo de hogares disfuncionales y sus maneras de enfrentarla o, lo que es más típico, de evitarla, varían según el sexo, la disposición y el papel que tuvieron en la familia durante la niñez. Cuando llegan a la adolescencia, muchas jóvenes mantienen su depresión a raya desarrollando el estilo de amar demasiado. Al desarrollar relaciones caóticas pero estimulantes, que las distraen, con hombres inadecuados, están demasiado emocionadas para hundirse en la depresión que está latente justo por debajo del nivel de la conciencia.
De esta manera, un hombre cruel, indiferente, deshonesto o difícil en otros aspectos se convierte, para esas mujeres, en el equivalente de una droga, y crea así un
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