Mujeres Que Aman Demasiado
Enviado por PATOoo • 5 de Septiembre de 2012 • 1.418 Palabras (6 Páginas) • 503 Visitas
Prólogo
Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando
demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas
íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y
cuando casi todas nuestras frases comienzan con “el”...estamos
amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su
indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y
tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando
demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los
pasajes que lo ayudaran a él, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y
características básicas, pero las soportamos en la idea de que, si tan
solo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, el querría
cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional, e
incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos
amando demasiado.
A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar
demasiado es una experiencia tan común para muchas mujeres que
casi creemos que así deben ser las relaciones de pareja. La mayoría de
nosotras hemos amado demasiado aunque sea una vez, y para muchas
de nosotras ha sido un tema recurrente en nuestra vida. Algunas nos
hemos obsesionado tanto con nuestra pareja y nuestra relación que
apenas podemos funcionar como personas.
En este libro examinaremos a fondo los motivos por los que tantas
mujeres, en busaca de alguien que las ame, parecen encontrar
inevitablemente parejas nocivas y sin amor. Analizaremos porque
también porque, una vez que sabemos que una relación no satisface
nuestras necesidades, nos cuesta tanto ponerle fin. Veremos que el
amor se convierte en amar demasiado cuando nuestro hombre es
inadecuado, desamorado o inaccesible y , sin embargo, no podemos
dejarlo; de hecho, lo queremos y lo necesitamos aún más. Llegaremos a
entender cómo nuestro deseo de amar, nuestra ansia de amor, nuestro
amor mismo, se convierte en adicción.
“Adicción” es una palabra que asusta. Evoca imágenes de
consumidores de heroína que se clavan agujas en los brazos y llevan
una vida obviamente autodestructiva. No nos agrada la palabra y no
deseamos aplicar el concepto a nuestra forma de relacionarnos con los
hombres. Pero muchas de nosotras hemos sido “adictas a los hombres”
y, al igual que cualquier otro adicto, necesitamos admitir la seriedad del
problema antes de poder empezar a curarnos.
Si usted alguna vez se vio obsesionada por un hombre, quizás
haya sospechado que la raíz de esta obsesión no era el amor si no el
miedo. Quienes amamos en forma obsesiva estamos llenas de miedo:
miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o ano inspirar cariño, miedo
a ser ignoradas, abandonadas o destruidas. Damos nuestro amor con la
desesperada ilusión de que el hombre por quien estamos obsesionadas
se ocupe de nuestros miedos.
En cambio, los miedos—y nuestra obsesión—se profundizan hasta
que el hecho de dar amor para recibirlo se convierte en la fuerza que
impulsa nuestra vida. Y como nuestra estrategia no da resultado,
tratamos, amamos aún más. Amamos demasiado.
La primera vez que reconocí este fenómeno de “amar
demasiado” como síndrome de ideas, sentimientos y conductas fue
después de varios años de asesorar a alcohólicos y drogadictos.
Después de llevar a cabo cientos de entrevistas con adictos y sus
familias, hice un descubrimiento sorprendente. A veces, los pacientes a
quienes entrevistaba se habían criado en el seno de familias con
problemas, y a veces no, pero sus parejas casi siempre provenían de
familias con problemas severos, en las cuales habían experimentado
tensiones y sufrimientos mayores que los comunes. Al luchar por salir
adelante con sus compañeros adictos, estas mujeres (que en el área de
tratamiento se conocen como coalcohólicas) inconscientemente
recreaban y revivían aspectos significativos de su niñez.
Principalmente a través de las esposas y novias de adictos,
comencé a entender la naturaleza del hecho de amar demasiado. Sus
historias personales revelaban la necesidad de superioridad y sufrimiento
que experimentaban en su papel de “salvadoras” y me ayudaron a
comprender la profundidad de su adicción a un hombre que a su vez,
era adicto a una sustancia. Obviamente, en esas parejas, ambas
parejas necesitaban ayuda por igual, y que ambos estaban
literalmente muriendo por sus adicciones: el por los efectos del
consumo de sustancias químicas; ella por los efectos de una tensión
extrema.
Esas mujeres coalcohólicas me clarificaron el increíble poder y la
influencia de sus experiencias infantiles sobre sus patrones adultos para
relacionarse con los hombres. Ellas tienen algo que decirnos a todas
quienes hemos amado demasiado acerca de la razón por
...