Las sustancias de los sueños: neuropsicofarmacología
Enviado por dannajann • 25 de Febrero de 2024 • Síntesis • 4.269 Palabras (18 Páginas) • 32 Visitas
Carrillo García Danna Janeth Gpo. 4004
Las sustancias de los sueños: neuropsicofarmacología
Autor: Simón Brailowsky
Este libro nos introduce primeramente a un repaso del sistema nervioso y su funcionamiento; para después introducirnos a conceptos de farmacología junto con algunos de los fármacos/drogas usadas para distintos padecimientos y enfermedades; y finalmente las repercusiones ocasionadas con en el abuso de estas.
Comenzando con el sistema nervioso, este se divide en central y autónomo (que se encarga de la regulación del corazón, los vasos sanguíneos, las glándulas, las vísceras y el músculo liso vascular) y que, a su vez se subdivide en el sistema simpático (encargado de respuestas de lucha/huida) y el parasimpático (que atempera justo los acontecimientos fisiológicos del simpático).
El estado anímico, el estado de activación del SNC o los diferentes estados de consciencia son susceptibles de ser modificados por la exposición a drogas y viceversa. Y en muchas ocasiones, los primeros efectos de una droga aparecen en el SNA, como respuesta hipotalámica a la droga. Y los efectos posteriores aparecen cuando las concentraciones del fármaco alcanzan niveles suficientes en otras áreas del cerebro.
La corteza cerebral ocupa el área más grande del cerebro y la parte más superficial de los hemisferios, además es responsable de la interpretación de la información que llega del mundo exterior y del medio interno, así como de la iniciación de movimientos voluntarios.
La barrera hematoencefálica (BHE) se encarga de la filtración selectiva de los compuestos que pasan de la sangre al SNC. Por lo que cuando se quiere permitir el paso de algún medicamento cuyo sitio de acción sea el cerebro, se tiene que aumentar la dosis o buscar el modo de hacer más permeable esta barrera.
El cerebro es el principal órgano encargado de dirigir nuestros actos, nuestra voluntad y nuestros sentimientos; y la actividad de este proviene fundamentalmente de la actividad neuronal, por lo que para entender esto primero hay que hablar de las neuronas.
Las neuronas son células que conducen señales a través del axón y reciben información a través de las dendritas; la mayoría de las neuronas afectan a otras liberando neurotransmisores específicos por el extremo del axón a través de pequeñas estructuras, llamadas botones terminales. La conexión entre neuronas se llama sinapsis.
A su vez, los neurotransmisores son sustancias producidas por una célula nerviosa capaz de alterar el funcionamiento de otra célula de manera breve o durable, por medio de la ocupación de receptores específicos (los encargados de captar la información del medio externo e interno y de transmitirla al sistema nervioso).
Cuando el neurotransmisor se une a un receptor, este puede excitar a la neurona (hacerla más activa) o inhibirla (atenuar su actividad). Si el input excitador que llega a una neurona es suficientemente mayor que el input inhibidor, la neurona producirá́ un potencial de acción (disparar). Por lo que las neuronas siguen la ley del «todo o nada»: o disparan o no disparan.
Existen varios neurotransmisores, algunos de los más nombrados son: la acetilcolina, noradrenalina y adrenalina, dopamina y finalmente, la serotonina (que se hace presente en ciertos estados alucinatorios inducidos por drogas).
Habiendo repasado parte de lo que es el sistema nervioso y aquello que lo compone, es turno de la farmacología, la cual abarca todos los aspectos relacionados con las sustancias capaces de modificar la sustancia viva. Y más específicamente, la neuropsicofarmacología, que es la rama de la medicina que estudia los efectos de los fármacos en el cerebro y la mente.
Desde el ámbito clínico, los fármacos se usan para la prevención, diagnóstico o tratamiento de las enfermedades. En la actualidad los fármacos se introducen al mercado después de hallazgos fortuitos o accidentales, o la modificación de la estructura química de sustancias ya conocidas. Pero a grandes rasgos, la introducción de nuevos fármacos en la clínica es un proceso que incluye estudios en animales (preclínicos) y en humanos (clínicos).
Cuando se administra un fármaco se trata de establecer una concentración terapéutica en los fluidos biológicos. Esta concentración eficaz es una propiedad característica del fármaco sobre la cual no tenemos control. Si el nivel de la droga en el suero es insuficiente, la respuesta deseada no ocurre. Si el nivel es más elevado, aparecen signos de toxicidad.
Dentro de la farmacología existen dos grandes campos: el de la farmacocinética y la farmacodinamia.
La farmacocinética se refiere a todos los procesos derivados del traslado del fármaco dentro del organismo (incluyendo su metabolismo).
Un fármaco puede administrarse por vía enteral o por vía parenteral, inyectarse directamente al espacio intravascular o depositarse en sitios fuera de este espacio para su absorción gradual (la administración intravenosa produce niveles máximos en tiempos cortos, mientras que la administración oral produce niveles del fármaco que aumentan más lentamente y que alcanzan concentraciones menores). Una vez dentro del cuerpo, el fármaco se distribuye por medio de la sangre a los diversos órganos y sistemas.
Es necesario que el fármaco llegue a su sitio de acción para que actúe, para ello, la sustancia tiene que ser distribuida y absorbida. La distribución depende de varios factores, como:
- la distribución del fármaco dentro del cuerpo puede variar según el flujo sanguíneo o la vascularización regional de cada tejido u órgano.
- la cantidad de droga que cada tejido reciba depende de la concentración del fármaco en la sangre.
- la magnitud del efecto varía por la velocidad con la que el fármaco penetra al tejido hasta alcanzar niveles suficientes.
La biodisponibilidad es la facilidad con la que un fármaco se incorpora a sus sitios de acción; aquí se incluye la presentación farmacéutica en la que se ofrece el medicamento.
La eliminación de un fármaco se efectúa por medio del metabolismo (que se realiza en gran parte en el hígado), el almacenamiento y la excreción. Todos estos procesos tienden a disminuir los niveles extracelulares del fármaco. El proceso más frecuente es el de la excreción.
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