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Las víctimas tienden a no compartir con otras personas


Enviado por   •  17 de Abril de 2015  •  326 Palabras (2 Páginas)  •  242 Visitas

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Enrique Echeburúa, Paz De Corral y Pedro J. Amor

Las víctimas tienden a no compartir con otras personas estos dolorosos

recuerdos (como consecuencia de la actitud evitativa y del temor

a la reexperimentación), sino que los sufren solas, temiendo haberse

convertido en seres anormales o extraños.

Este embotamiento afectivo dificulta las manifestaciones de ternura,

lo que supone un obstáculo en las relaciones de intimidad. El

bloqueo emocional es un caparazón, a modo de membrana, para

protegerse de los recuerdos traumáticos. Por paradójico que pueda

parecer, los síntomas experimentados por la víctima suponen un

intento (eso sí, fallido) de adaptarse a la nueva situación. En concreto,

la evitación y el embotamiento emocional intentan prevenir futuros

daños que le podrían ocurrir a la persona afectada si se implicase

de nuevo en una vida activa y recuperase la confianza en las personas

(Herbert y Wetmore, 1999).

1.2. EL DUELO

El duelo puede manifestarse en forma de síntomas somáticos

(pérdida de apetito, insomnio, síntomas hipocondríacos, etcétera) y

psicológicos (pena y dolor, fundamentalmente). A veces pueden aparecer

también sentimientos de culpa, por no haber realizado todo lo

posible para evitar el fallecimiento o por no haber hecho al difunto

lo suficientemente feliz en vida o incluso por experimentar una sensación

de alivio tras la muerte (especialmente, después de una

enfermedad prolongada que ha requerido de una asistencia constante

o de la desaparición de una persona que ha ejercido un dominio

despótico sobre el superviviente). La intensidad de estos síntomas

depende de la personalidad del sujeto, de la intensidad del lazo que

le unía al fallecido y de las circunstancias de la pérdida.

En los ancianos las reacciones de duelo pueden durar más tiempo

como consecuencia de las dificultades de adaptación, de la soledad

y del temor al futuro. La muerte de un cónyuge puede ser el

acontecimiento aislado más temible que un anciano puede sufrir,

sólo amortiguado por una adecuada red de apoyo familiar (una

buena relación con los hijos) y social.

Las reacciones psicológicas del duelo varían en intensidad y contenido

a medida que transcurre el tiempo. Las fases habituales del

duelo, en todo caso variables de unas personas a otras, están expuestas

en la tabla 2.

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