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Logoterapia


Enviado por   •  14 de Octubre de 2014  •  2.464 Palabras (10 Páginas)  •  242 Visitas

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Resumen:

El concepto de responsabilidad, no el de sentido, es, en primera instancia, la problemática central de la Logoterapia. Pero en su tarea de orientar al hombre hacia su responsabilidad, la Logoterapia deja claro que la responsabilidad es sobre todo una posición ante el problema del valor y éste se asume como experiencia, es decir, es sentido, no alcanzado racionalmente. Sin embargo, la responsabilidad no se agota de cara al asunto del sentido de la vida, como subraya la Logoterapia, sino que hace frente al vivir mismo, a lo que la Terapia de la imperfección denomina el sentido del ser. De hecho, se es responsable no sólo de la existencia, sino también del existir. A este propósito, la Terapia de la imperfección señala que el corpus doctrinal de la Logoterapia demanda una ulterior reflexión, un avance en la tarea de alcanzar la cuestión del sentido en su totalidad, misma que rebasa el sentido de la vida y comprende el sentido del ser, que es donde el hombre se manifiesta primaria y radicalmente responsable.

Trabajo:

El esfuerzo revolucionario de la Logoterapia ha sido el de extender el horizonte psicológico más allá de lo meramente psicológico. La Logoterapia, en efecto, se solidifica como teoría en torno a cuatro elementos original y exquisitamente filosóficos que son los conceptos de persona, libertad, sentido y responsabilidad. Esta dilatación de lo psicológico hacia lo filosófico ha permitido a la Filosofía volver a ocupar un lugar en el campo de una corriente de la psicología contemporánea.

De aquí entonces que a diferencia de otras teorías psicológicas, la Logoterapia, entendida como sistema doctrinal, no en términos de método terapéutico, se caracteriza por estar centrada entorno a una filosofía explícita del hombre. Sin embargo, si nos preguntáramos cuál de esas cuatro nociones es el verdadero eje del entero sistema doctrinal, diríamos que la totalidad del aparato teórico de la Logoterapia, incluyendo tanto su horizonte psicológico como su práctica terapéutica, se aglutina y responde a una visión del hombre cuyo foco, centro y soporte, si podemos hablar así, no es, en primera instancia, el concepto de sentido, como suele creerse, sino el de responsabilidad.

Podemos, por tanto, sin temor a ser impugnados ni siquiera por el mismo Frankl, aseverar que con la expresión logoterapia, su autor ha revestido la problemática primordial de la responsabilidad, para exhibir y resaltar, posiblemente por motivos terapéuticos, la problemática del sentido, que, en realidad, es segundona en su concepción antropológica.

Así que la verdadera problemática de fondo del asunto humano que encara Frankl no es la del sentido, sino la de la responsabilidad. En términos estrictamente filosóficos, la problemática del sentido, repitámoslo, es dependiente, auxiliar, subsidiaria, de la problemática fundamental de la responsabilidad.

La problemática del sentido, que es la que resalta en primer plano cuando se habla de Logoterapia, representa solo una extensión, una dilatación, de la problemática central de la responsabilidad. Para Frankl, en efecto, “ser hombre en último análisis significa ser responsable” . La responsabilidad es, pues, el fundamento y la esencia de la visión logoterapéutica.

Y si bien, en el calificativo de Logoterapia, que fue la denominación favorita de Frankl, la palabra logos está por sentido, se me ocurre que su entera cosmovisión, pudiera también denominarse, sin menoscabo alguno, con el nombre de spondeoterapia, en vez de Logoterapia.

Spondeoterapia, del verbo latino spondeo, significa responder, sin embargo, su alcance etimológico no es meramente el de dar respuesta a una carta, a una persona que se escucha, de refutar a alguien o cosa por el estilo, sino de responder por alguien, salir fiador de alguien, comprometerse a favor de alguien, obligarse ante alguien. En resumidas cuentas, afirmar a alguien. Ahora bien: ¿quién puede ser ese alguien de quien salir fiador, por quien comprometerse y a quien afirmar si no es, en primer lugar, uno mismo? Pero, además, cabe todavía preguntarse: ¿fiadores y comprometidos de qué? ¿garantes de qué? Fiadores de la propia persona.

Este es el sentido pleno de la palabra responsabilidad: ser responsables de nosotros mismos es ser fieles, solidarios y buenos administradores de nuestra persona, lo que equivale a decir, de nuestra vida y de nuestro ser. Ser cabalmente responsables es ser dignos no sólo de lo que vivimos y de lo que sufrimos, sino dignos también de ser. Repetimos, de la propia vida o existencia y del propio ser.

En tal caso, cuando Frankl se pregunta dónde comienza lo antropológico, donde despunta la realidad que constituye al hombre en cuanto ser específicamente humano, cuando se pregunta dónde se detecta lo propiamente humano, comienza planteándose una pregunta que es, no cabe duda, de interés psiquiátrico, pero que, en última instancia, no es psicológica, sino filosófica. Trasciende el terreno de la psiquiatría y de la salud mental, rebasa la realidad psicofísica, lo impersonal, para penetrar la realidad existencial, se adentra en la dimensión personal del hombre. Y su respuesta ha sido inequívoca: la realidad del hombre inicia y se ostenta con la responsabilidad. Frankl sostiene que la capacidad de autodeterminarnos, la capacidad de tomar la responsabilidad de nosotros mismos, es lo que “hace de nosotros seres humanos” .

En la óptica de Frankl, el concepto de responsabilidad parece devolver al hombre su dimensión antropológica más esencial, es decir, su carácter decisional. La capacidad de decidir de sí es un aspecto talmente cardinal en la psicoterapia de Frankl que la llamada neurosis noogena surge precisamente con la disminución de la responsabilidad. Es decir, “el hombre no es sólo aquello que él es, sino aquello que él decide ser...El hombre no sólo decide ‘sobre’ algo o ‘de’ algo, sino que constantemente decide de sí mismo” . Lo humano se funda entonces en el carácter decisional.

De esta manera, al concepto de responsabilidad se anexa ahora de manera inseparable el concepto de libertad y ambos, a su vez, esbozan y proyectan la dimensión espiritual de la persona que caracteriza la visión logoterapéutica del hombre.

Sin embargo, al topar con la realidad de la persona, el mismo concepto de responsabilidad se trasmuta y asume ahora la expresión de sentido, siendo el asunto del sentido la expresión más cabal del concepto de responsabilidad. A este punto, el concepto de responsabilidad queda radicalmente referido al concepto de sentido.

De forma más sencilla y directa, pudiéramos también pensar que, en su esfuerzo

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