Los estudios sobre vacaciones
Enviado por juandavidpalma10 • 18 de Agosto de 2013 • Ensayo • 1.470 Palabras (6 Páginas) • 282 Visitas
Según Gomes e Elizalde (2011), en los estudios sobre el ocio difundidos en Occidente es posible verificar que las raíces de este abordaje, generalmente, son localizadas en la Grecia clásica o en la modernidad europea. Estas dos interpretaciones son divergentes en términos de ocurrencia histórica del ocio y generan intensos debates académicos: para algunos, la existencia del ocio es observada desde las sociedades griegas y, para otros, el ocio es un fenómeno específico de las sociedades modernas, urbanas e industrializadas.
Independientemente del contexto histórico y de las características consideradas, el desarrollo teórico sobre el tema, desde finales del siglo XIX, posibilitó la sistematización de los conocimientos sobre el ocio, una palabra que hoy, según algunos estudiosos, corresponde a los términos leisure en inglés, loisir en francés y lazer en portugués.
Para algunos autores, el ocio fue asociado, al principio, al término griego skholé y al vocablo romano otium. Recuperando el significado de skholé, esta palabra representaba una posibilidad de abstención de las actividades ligadas a la mera subsistencia. Implicaba, necesariamente, las condiciones de paz, reflexión, prosperidad y libertad de tener que realizar las tareas serviles y vinculadas a las necesidades de la vida productiva. Como dependía de ciertas condiciones educacionales, políticas y socioeconómicas, skholé constituía un privilegio reservado a una pequeña parcela de los hombres libres. Para Aristóteles, las personas tenían que aprender a desear el reposo filosófico, pues, es por medio de él que se tornaría posible alcanzar virtudes. De esta forma, en su sentido griego, skholé era vinculada a la posibilidad de descanso y reposo, condición propicia por el distintivo característico de los privilegiados: la abstención de la necesidad de ejercer el trabajo útil o productivo y la posibilidad de dedicación a la contemplación, a la meditación y a la reflexión filosófica.
Como destaca Munné, el otium romano era estratificado socialmente: estaba asociado, en el caso de las elites intelectuales, a la meditación y a la contemplación. Era el otium con dignidad. Por eso, en lo que concierne a las personas comunes, otium significaba descanso y diversión proporcionados por los grandes espectáculos. Esta estrategia hacía referencia a la tradicional expresión “pan y circo” y tenía como finalidad despolitizar al pueblo, reduciéndolo a la condición de mero espectador, evidenciando así el potencial muchas veces alienante de las formas de entretenimiento masivo.
La conexión que los romanos hicieron entre el otium y el negotium es interesante de comprender. El negotium, palabra latina que originó el término negocio, fue entendido como ocupación y actividad. De esta forma, el trabajo (negocio y comercio) también representaba la negación del otium. Para tener una visión más clara sobre la forma de entender el ocio y el trabajo en la Antigüedad greco-romana es importante recordar que, etimológicamente, la palabra trabajo deriva del término latín tripalium, que significaba un instrumento de tortura con el que se obligaba a los esclavos a realizar determinadas tareas. Así, en la visión clásica greco-romana el ocio era mucho más valorizado que el trabajo, algo distinto a lo que ocurrió posteriormente.
Luego, en el transcurso de los siglos llamados medievales, a medida en que la Iglesia difundía el cristianismo, una nueva moral pasa a definir otros sentidos para la concepción de ocio. De esa forma, el ocio asumió nuevos significados marcados por una moral católica, donde la búsqueda de la salvación del alma mediante la negación y rechazo de los placeres mundanos, al ser esto una expresión clara del pecado, marcó fuertemente este contexto y período histórico.
El control por parte de la Iglesia se tornó más evidente durante la Inquisición, dramático proceso que marcó profundamente la vida de muchos pueblos por varios siglos. La Iglesia buscó reforzar su poder y unidad de forma represiva, condenando a la hoguera a quienes practicaran supuestas herejías, como fiestas profanas, carnavales, juegos, encuentros de música, teatro y poesía, entre otras prácticas socioculturales. Esto implicó el rechazo de muchas manifestaciones culturales asociadas con el pecado. Las investigaciones del historiador Roger Chartier revelan que, en la Europa medieval, las fiestas y reuniones campesinas, además de llenas de condenaciones eclesiásticas, eran siempre mencionadas como lugar de trabajo común, de juego y danza, de risa y diversión, de cuentos y cantos, de confesiones, rumores y chismes. Por lo cual, como esas reuniones eran consideradas ilícitas, “sucias y malditas”, debían ser evitadas.
Así, el discurso hegemónico hizo que muchas experiencias culturales de ocio, en este
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