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Los indicios de que la persona piensa o se prevé un intento de suicidio


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  Trabajo  •  958 Palabras (4 Páginas)  •  383 Visitas

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La actitud de los hombres ante la muerte no ha sido la misma a través de los tiempos; cuando un hombre de hoy habla de su muerte, piensa que si le fuera dado escogería una muerte súbita, sin dolor, como un leve sueño.

El suicidio comenzó a ser considerado pecado en el siglo IV con San Agustín, porque viola el sexto mandamiento, usurpa la función del Estado y de la Iglesia y evita el sufrimiento que ha sido ordenado por Dios.

En la Edad Media y hasta bien entrada nuestra Edad Moderna en Europa occidental las Iglesias cristianas sacralizaron la muerte, la domesticaron, integrándola en un sistema de ritos y creencias que la convertían en una etapa más del destino final de cada ser humano. La Iglesia Católica rechazaba al suicida y se le negaba la sepultura en el Campo Santo.

En la Edad Media en Europa degradaban el cadáver arrastrándolo por las calles cabeza abajo con una estaca atravesando el corazón y una piedra en la cabeza para inmovilizar el cuerpo y que el espíritu no regresara a dañar a los vivos: el alma del suicida era condenada al infierno por toda la eternidad.

El suicidio ha estado ligado a la humanidad y sus costumbres: los mayas, según refiere la historia, veneraban a Ixtab, la diosa del suicidio, y en el Lejano Oriente los japoneses se hacían el seppuku para lavar la deshonra.

Fue a partir del siglo XIX cuando se perdió ese sentido de socialización, inserto en la ritualidad. La sociedad emergente rechazó aquel paradigma medieval. La muerte fue liberada y pasó al dominio privado, el cadáver era velado en la casa, sepultado en familia, y en ese sentido la muerte pasó a depender cada vez más de la voluntad del individuo. De este modo, la sociedad occidental se había desvinculado de la muerte y del suicidio en particular.

La depresión hace que la gente se focalice mayoritariamente en los fracasos y decepciones, enfatice la cara negativa de las situaciones e infravalore sus propias capacidades y su valía personal. Una persona con una fuerte depresión es incapaz de percibir la posibilidad de que las cosas puedan salirle bien y está convencida de que nunca volverá a ser feliz o que las cosas no se arreglaran nunca.

El alcohol y algunas otras drogas tienen efectos depresivos sobre el cerebro. El mal uso de estas sustancias puede desencadenar una depresión grave. Esto es especialmente cierto para algunos adolescentes que ya eran proclives a la depresión por su biología, antecedentes familiares u otros factores estresantes.

Cuando una persona tiene una intención de suicidio no buscan el deleite sino acabar con el sufrimiento porque su visión de túnel no permite ver otras posibles salidas.

La jerga suicida más conocida es la siguiente:

Suicidio consumado: Conducta autodestructiva y auto infringida que acaba con la muerte de la persona que lo lleva a cabo.

Suicidio frustrado: Suicidio que no llega a consumarse porque un imprevisto (algo con lo que no contaba el sujeto) lo interrumpe.

Intento de suicidio: Daño auto infringido con diferente grado de intención de morir y de lesiones.

Ideación suicida: Pauta de afrontar los problemas que tiene cada persona.

Gesto suicida: Amenaza con hechos sobre una conducta

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