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MANEJO DE RABIETAS EN NIÑOS DE 3 AÑOS


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  818 Palabras (4 Páginas)  •  220 Visitas

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BERRINCHES EN LOS NIÑOS

Si observas que tu hijo no hace caso, no se deja vestir, no quiere irse a dormir, se enfurece cuando le impedimos algo, hace berrinches, no acepta límites. Debes poner atención al foco rojo que se está encendiendo en esta situación.

Aunque resulte paradójico, debemos entender la rebeldía, la desobediencia, el negativismo, las rabietas y los berrinches como signos positivos y expresivos de una personalidad en formación.

Los berrinches son manifestaciones de los niños cuando sienten frustración, ira, miedo o tristeza. Las conductas comunes son gritar, llorar, patalear, lanzarse al suelo y darse golpes, entre otras. A veces se acompañan de orinar, defecar o vomitar. El objetivo es atraer la atención de los adultos a su cuidado sea para pedir alguna cosa, protestar por algo que se les quitó o escapar de una situación que no les agrada.

Hemos comentado en otras oportunidades que esta etapa del desarrollo se evidencia alrededor de los 2 años. Si un niño a esta edad no da ninguna señal de oposición, es decir, entrega sus juguetes con demasiada facilidad, no se ofende, no protesta ni se defiende cuando le sacan o le niegan algo, hay razones suficientes para preocupar-se. El niño puede que tenga miedo a exponerse. En el mejor de los casos, necesita mantener en secreto sus verdaderos deseos. En el peor de los casos, ya no sabe lo que desea o ya no desea

Después de explicar estos aspectos fundamentales para la comprensión del desarrollo de la personalidad en el niño, podemos ocuparnos de las dificultades de los padres durante estas etapas del NO.

CÓMO CONTROLAR LAS RABIETAS

Lo primero es reconocer lo complicado que resulta para los padres y/o educadores vérselas con unos niños que, a pesar de la torpeza, la inmadurez y la impulsividad propias de la edad, intentan comunicar su gusto, sus ganas, sus necesidades, su vitalidad, su ritmo, su desacuerdo, como pueden. No se trata de sofocar la expresividad del niño. Tampoco de dejarlo libre en sus impulsos. Cualquiera de estas dos posiciones puede volverse destructivas y llevar a la enfermedad.

¿Significa esto que hay que dejar actuar al niño según sus antojos? Por supuesto que no. ¿Es posible respetar su individualidad sin dejar de ejercer la autoridad? Por supuesto que sí. Un niño que se siente respetado, respeta; que se siente engañado, miente. Un niño que se siente escuchado, escucha; sabe que hablar vale la pena. Un niño al que se le dan razones verdaderas y válidas, aprende que nadie, no sólo él, puede hacer todo lo que quiere en cualquier momento.

¿Cómo les gustaría ser tratados a ustedes cuando desean muy intensamente algo de lo cual se tienen que privar? Los niños quieren y necesitan saber por qué no pueden hacer lo que les da la gana. Es necesario razonar con ellos y dejarles muy claro qué es lo que se espera de ellos. Los niños también

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