MANUAL DE LA ATENCIÓN DE SALUD MENTAL PARA VÍCTIMAS DE DESASTRES
Enviado por LCDO.Fuentes • 15 de Octubre de 2014 • 34.501 Palabras (139 Páginas) • 399 Visitas
Introducción
El propósito de este manual es ayudar a los administradores, profesionales y practicantes de salud mental en el diseño y ejecución de servicios eficaces a los damnificados de desastres. La planeación y prestación de servicios de salud mental después de un desastre, sea natural u originado por el hombre, requiere conocimientos específicos en diversas áreas. Entre los diversos factores que afectan el diseño y prestación de tales servicios se incluyen los conocimientos relativos a la hecatombe misma y sus consecuencias; los damnificados y sus reacciones probables, y los métodos de intervención específicos para brindar la ayuda. La mayoría de los administradores y trabajadores de salud mental tienen experiencia escasa o nula en lo que se refiere a desastres y damnificados. Cuando ocurre el desastre, surge la necesidad inmediata de conocimientos e información para planear y brindar ayuda. Los datos acerca del tipo de desastre y sus consecuencias son necesarios como marco de referencia para la elaboración de planes de ayuda específicos en el área de salud mental. A partir de las experiencias que han tenido otros con desastres, los administradores profesionales deben recopilar información acerca de los damnificados y su conducta. Por último, a fin de planear y prestar servicios eficaces, se precisa información sobre las diversas funciones y técnicas de salud mental de que se dispone para ayudar a las víctimas. Este manual presenta, a los planificadores y trabajadores de salud mental, ciertos conocimientos, información y técnicas para la prestación de este tipo de servicios después de un desastre.
Los desastres no son infrecuentes, aunque por lo general sí inesperados. Son muchas las comunidades que no están preparadas para la devastación y desorganización que surgen después de un terremoto, una inundación o un tornado, por lo que no pueden responder de manera rápida o eficaz a dichos eventos. Muchos residentes de cualquier población no pueden pensar que la misma podría quedar parcial o totalmente destruida por una hecatombe, aunque es algo que puede ocurrir. Los administradores y practicantes de salud mental tampoco están preparados para afrontar tales situaciones.
De forma tradicional, la mayor prioridad en las actividades de ayuda en desastres se ha dirigido a proporcionar alimentos, refugio y atención médica. Sin embargo, cada vez se reconoce más que la ayuda psicológica a las víctimas es también prioritaria. De tal suerte, resulta evidente que la planeación y preparación anticipadas son tan importantes en el área de salud mental como en las demás actividades de auxilio. Los administradores de salud mental necesitan conocimientos e información a fin de planear la ayuda en este campo antes de que ocurra el desastre.
Todo plan de servicios después de un desastre debe incluir conocimientos, información, evaluación y acción. Los conocimientos de los problemas psicológicos relacionados con los desastres y la información acerca de la manera de resolverlos pueden obtenerse antes de la catástrofe. No obstante, una vez que ocurre ésta, hay una necesidad urgente de información específica y evaluación inmediata. También hay que actuar con rapidez en la fase de la interrupción de la energía eléctrica y las fallas resultantes en las comunicaciones, así como las dificultades de transporte. Los problemas de comunicación contribuyen a la escasez de información precisa. Durante la etapa inicial después del desastre, es difícil saber qué ha ocurrido, cuántas personas han sido afectadas y quiénes son, dónde se necesita ayuda psicológica y cómo prestar esta última. Las formas de recopilar la información necesaria abarcan establecer contacto con las fuentes de los medios masivos de comunicación, pero en muchos casos se requiere la visita personal a los refugios de damnificados.
Una vez que se conocen las consecuencias generales del desastre, se precisa una evaluación más completa para detallar los grupos específicos de personas afectadas y documentar los tipos de problemas psicológicos presentes. Ciertos grupos de población suelen convertirse en "blancos" prioritarios de los servicios de salud mental. La conducta de los damnificados varía con el tiempo y está relacionada con factores como la edad, situación económica, antecedentes de salud mental o magnitud de las pérdidas sufridas con el desastre. Por último, con base en los conocimientos, información y evaluaciones disponibles, debe elaborarse un plan de acción para brindar servicios de salud mental a los damnificados de una manera que refleje su realidad y el tipo de problemas emocionales y de conducta que sufren.
Los elementos principales del plan de acción son la identificación y selección de los diversos servicios de salud mental que deben prestarse. Es frecuente que se trate de servicios innovadores y flexibles que difieren, en muchos aspectos, de los empleados usualmente en clínicas u otras instituciones de salud mental. Los practicantes que trabajan con los damnificados se encuentran no sólo con estrés emocional, sino también con el estrés relacionado con problemas de la vida cotidiana, como la necesidad de cobijo, ingresos económicos, atención médica, localización de familiares desaparecidos o realización de trámites para la obtención de otros servicios. Los conocimientos sobre orientación en crisis y terapia de grupo son necesarios, al igual que otros de búsqueda activa de pacientes, derivación de los mismos interinstituciones, organización de las comunidades y enseñanza al público. Los damnificados pocas veces solicitan servicios de salud mental porque el estigma de ser "un paciente mental" es mayor entre las personas de la población normal que de manera repentina necesitan tal ayuda. Por lo tanto, los trabajadores de salud mental deben localizar activamente a las víctimas afectadas. Esto con frecuencia implica búsquedas de puerta en puerta en las áreas afectadas, o referencias de persona a persona en los refugios de emergencia. Cada plan de acción debe tener en cuenta estos factores, definir los grupos blanco de los servicios, detallar el alcance y duración del proyecto, y delinear las estrategias de intervención que se emplearán.
En caso de un desastre, hay que satisfacer cuatro requisitos principales en la elaboración de un plan sistemático para los servicios de salud mental después de la catástrofe. El primer requisito son los conocimientos acerca de los desastres, la conducta de los damnificados y las técnicas de intervención. El segundo es la información sobre lo que ha ocurrido y quiénes están afectados. El tercero es la evaluación de los grupos más afectados por pérdidas y los problemas psicológicos relativos. El cuarto y último es un plan de acción en que se detallen los objetivos, blancos de los mismos,
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