Manipulación En Los Medios
Enviado por aitorbat • 8 de Abril de 2014 • 7.213 Palabras (29 Páginas) • 237 Visitas
El control de nuestras vidas
NOAM CHOMSKY
NOAM CHOMSKY
El control de nuestras vidas
No es una exageración decir que a los esfuerzos dedicados a controlar
nuestras vidas son una cuestión recurrente en la historia del mundo, con
especial énfasis en los últimos siglos, escenario de grandes cambios en
las relaciones humanas y en el orden mundial. Esta cuestión es
demasiado intensa para discutirla aquí en su totalidad, por lo que, en
primer lugar sólo me centrare en las actuales manifestaciones de estos
esfuerzos y en sus raíces, con un ojo puesto en lo que podría llegar. Lo haré desde una perspectiva
global , sin duda el espacio en que estas cuestiones surgen.
Durante el año pasado, las cuestiones globales fueron vistas en términos vinculados a la noción de
soberanía, esto es, al derecho de las entidades políticas a seguir su propio curso,
que puede ser inofensivo o nefasto, y hacerlo sin interferencias externas. En el mundo real, las
interferencias se producen por parte de poderes extremadamente concentrados, cuya
sede está en EE UU. Este poder global concentrado tiene varios nombres, dependiendo de qué
aspecto de soberanía y libertad tenga uno en menee. Así, a veces se llama consenso
de Washington, o complejo Wall Street-Tesoro Público, u OTAN, o burocracia económica
internacional (la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial, y el FMI), o
G-7 (los países ricos, occidentales e industriales) o G-3 o, quizás mejor G-l. Desde una perspectiva
más de fondo, podríamos describir estos poderes como un puñado de grandes
empresas -a menudo unidas por alianzas estratégicas que administran una economía global que
constituye, de hecho, una especie de mercantilismo corporativo que tiende al oligopolio en la
mayoría de sectores, abiertamente aliadas con el poder estatal en su tarea de socialización del riesgo
y el coste y para la subyugación de los elementos recalcitrantes.
Durante el año pasado las cuestiones de la soberanía han surgido en dos campos. Una tiene que
ver con el derecho soberano de estar a salvo de una intervención militar. Aquí las
cuestiones surgen en un orden mundial basado en estados soberanos. En segundo lugar aparece la
cuestión de los derechos de soberanía desde el punto de vista de la intervención socioeconómica.
Estos temas surgen en un mundo dominado por empresas multinacionales, especialmente
instituciones financieras y por un esquema integral que ha sido construido para servir a sus
intereses (por ejemplo, algunos de estos asuntos surgieron inopinadamente en Seattle en
noviembre pasado).
En lo que se refiere a las intervenciones militares, fue este un tema de primer orden el año pasado.
Dos casos tuvieron particular significado y atención: Timor Oriental y Kosovo (en orden inverso, lo
cual tiene su interés, ya que invierte el calendario y el significado). Habría mucho que decir sobre
este tema si el espacio lo permitiera. Pero aquí voy a tratar sobre la segunda cuestión y me voy a
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centrar en ella, es decir, en soberanía, libertad y derechos humanos. Estos son los temas que
despuntan en terreno socioeconómico.
Para empezar cabe hacer un comentario general: la soberanía no es un valor en sí misma. Es tan
sólo un valor en la medida en que relaciona la libertad y los derechos, ya sea potenciándolos o
debilitándolos. Me gustaría dar por sentado algo que puede parecer obvio, pero que de hecho es
polémico.
Cuando hablamos de libertad y derechos, nos viene a la mente el concepto de seres humanos, esto
es, personas de carne y hueso, no abstracciones políticas o construcciones legales como empresas, o
estados, o capital. Si dichas entidades tienen algún derecho, lo cual es discutible, debe ser derivado
de los derechos de la gente. Este es el núcleo de la doctrina liberal, y a ella se oponen los sectores
más ricos y privilegiados, y esto es así tanto en el campo político como en socioeconómico.
En el campo de la política, el eslogan habitual es <<soberanía popular en un gobierno de, por y
para el pueblo >>, pero el esquema de funcionamiento difiere bastante de eslogan, pues consiste en
considerar al pueblo como un enemigo peligroso. Debe ser controlado, por su propio bien. Estas
consideraciones se retrotraen a varios siglos, hasta las primeras revoluciones democráticas
modernas, en el siglo XVII en Inglaterra y un siglo más tarde en las colonias norteamericanas
. En ambos casos los demócratas fueron vencidos usando todos los medios, aunque no del todo ni
para siempre. En el siglo XVII, en Inglaterra, gran parte de la población no quería ser dominada ni
por el rey ni por el parlamento. Recordemos que son éstos los dos contendientes en la versión al
uso de la guerra civil pero, como en la mayoría de guerras civiles una buena parte de la población
no quería a ninguno de los dos. Tal como se leía en sus panfletos, querían ser gobernados "por
gente del campo como nosotros, que conocen nuestras s necesidades", no por "caballeros y nobles
qua nos imponen leyes, son elegidos por miedo, nos oprimen , y no conocen los males de la gente".
Estas mismas ideas animaron a los granjeros rebeldes de las colonias un siglo más tarde,
Pero el sistema constitucional fue diseñado de modo bastante diferente. Fue construido
Para bloquear tal herejía. El objetivo era “proteger a la minoría opulenta frente a la mayoría”,
y alenta frente a la mayoría", y asegurarse de que “el país es gobernado por aquellos que lo
poseen”. Estas son las palabras del líder granjero ]ames Madison, y del presidente del
Congreso Continental y primer juez del Tribunal Supremo, John ]ay. Dicha concepción
prevaleció, pero los conflictos continuaron. Han adoptado continuamente nuevas formas ,de
hecho están abiertos, y a pesar de todo, la doctrina elitista continúa inamovida en lo esencial.
Ya en el siglo XX, la población ha sido contemplada como "ignorante y maleducada, se mete en
todo”, su papel es el de "espectadores", no de "participantes", excepto durante esas oportunidades
periódicas en que hay que elegir entre los responsables del poder privado. Es lo que se
ha dado en llamar elecciones. Durante las elecciones, la opinión pública es considerada
esencialmente irrelevante si entra en conflicto
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