Modelo Egosocial De La Personalidad
Enviado por hanxel • 8 de Agosto de 2013 • 469 Palabras (2 Páginas) • 1.146 Visitas
LA FICCIÓN RECTORA
A la necesidad de ser un hombre completo, Alder la denominó "la ficción rectora". Ésta puede conducir a la obtención de triunfos reales, como en el caso ya citado de Demóstenes o el de tantos atletas afectados por alguna deficiencia física, o llevar a las neurosis cuando los medios, las finalidades o ambas cosas a las vez, estás alejadas de los normal y lógico. Actitudes neuróticas provocadas por la ficción rectora, se encuentran en aquellas personas que adoptan actitudes anormales para imponerse o, en aquellos enfermos que "cuidan su enfermedad", para, mediante ella, dominar el medio familiar.
LA PROTESTA MASCULINA
Lo expuesto hasta aquí sobre el pensamiento de Adler, puede resumirse así: en el ser humano, ante los sentimientos de inferioridad, se desarrolla una voluntad de poder. Teniendo en cuenta que, en virtud del desenvolvimiento de la cultura occidental y de imposiciones basadas en la fuerza, se ha llegado a una sociedad en que predomina el sexo masculino (los hombres se han transformado en un grupo privilegiado, se han asegurado prerrogativas, han fijado arbitrariamente la posición de la mujer, etc.) y donde se considera al valor como el símbolo del poder (recuérdense que: todas las instituciones, o casi todas, son testimonios de la superioridad varonil; los padres, en general prefieren tener hijos y no hijas; los niños rechazan todo lo que pueda significar afeminamiento en ellos; para los pequeños el padre es la encarnación de la fuerza y el tipo ideal al cual quieren parecerse; etc), Adler llamó masculinos o viriles a los intentos de cristalizar tal voluntad de poderío y femeninos a los sentimientos de inferioridad.
Existe, según él, una tendencia general a perseguir un ideal masculino y a esa tendencia la llamó protesta masculina que, lógicamente, es más fuerte en las mujeres y en los débiles.
LOS SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD.
Adler rechazó la afirmación freudiana relativa a que las neurosis tuvieran su núcleo en el libido, vale decir, impugnó la etiología sexual de las mismas, punto neurótico, lo es debido a una inferioridad constitucional, inferioridad, ya limitada a un órgano, ya extendida a un sistema de órganos.
Tiempo después, consideró que el hombre tiende a completar psíquicamente las inferioridades orgánicas. Para ello, decía, hay dos caminos: obtener un cierto provecho haciendo hincapié, precisamente, sobre el órgano defectuoso (como ocurre en el caso del tartamudo, del paralítico, etc., que actúa como actor, explotando el órgano en cuestión) o refugiarse en fantasías compensatorias con lo cual no resuelve su problema (por ejemplo, el débil que se imagina físicamente invencible).
Este segundo pasó de Adler; también fue admitido por Freud.
Finalmente, llegó a la conclusión de que para que se produjeran los trastornos neuróticos no era imprescindible la existencia
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