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Modelo Holónico De La Sexualidad Humana


Enviado por   •  9 de Julio de 2012  •  4.174 Palabras (17 Páginas)  •  1.717 Visitas

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Dr. Eusebio Rubio Aurioles

Doctor en sexualidad humana.

Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A. C.

Referencia: Rubio E. Introducción al estudio de la sexualidad humana: Conceptos básicos

en sexualidad humana. En: Consejo Nacional de Población, "Antología de la Sexualidad

Humana". Tomo I. Consejo Nacional de Población- Miguel Ángel Porrúa. México. 1994.

Uno de los problemas epistemológicos más importantes en esta área del saber científico, es el hecho de que con frecuencia se confunde un método para averiguar un saber con el objeto del saber mismo. Voy a ilustrar. Si se estudian con una metodología psicológica-empírica las manifestaciones sexuales, con facilidad se concluye erróneamente que la sexualidad es un problema psicológico pues, sorprendentemente se encuentran en ese nivel de estudio múltiples evidencias de su presencia. Si se abordan con una metodología sociológica las manifestaciones de la sexualidad ocurre un fenómeno similar y la tentación de concluir que la sexualidad es un fenómeno social es grande, pero conducente al error. Quienes estudian los niveles biológicos y moleculares de las manifestaciones sexuales, encuentran tanta evidencia de su presencia y regulación, que la conclusión errónea aparece de nuevo.

Motivado por esta situación de paradoja epistemológica, encontré hace unos años en la Teoría del Sistema General propuesta a mediados de siglo por Ludwing von Bertalanffy (1968, propuesta originalmente en 1945) un marco conceptual que permite la resolución de este problema: La Teoría del Sistema General, propone principios de funcionamiento y características de los sistemas que se encuentran presentes en todos los niveles de jerarquía, y que por lo tanto, permite el desarrollo de conceptos que tengan aplicabilidad vertical, es decir, que puedan ser usados independientemente del nivel de estudio que se elija. Cualquiera que sea el que se quiera estudiar: biológico, psicológico, social, cultural, las características de los sistemas presentes en un nivel: (digamos social) aparecerán en los otros (biológico, por ejemplo). Este planteamiento lleva a conclusiones radicalmente

diferentes de las ideas comúnmente aceptadas. Por ejemplo, en esta óptica es fácil observar que la sexualidad no es fundamentalmente ni biológica, ni psicológica, ni social. A las manifestaciones de la sexualidad las encontramos en todos esos niveles y nuestro método de estudio las puede amplificar artificial y erróneamente. Lo que en realidad sucede es que la sexualidad puede (y necesita) ser estudiada con métodos de la biología, la psicología, la sociología, la antropología y por todas las otras disciplinas humanísticas para que nos aproximemos a un conocimiento integral, pero por esa misma razón se necesitan conceptos (instrumentos de estudio) que permitan trasladarnos de un nivel de estudio a otro.

Por otro lado, la idea central de la Teoría del Sistema General, es que todos los sistemas están formados por elementos en interacción, y que éstos elementos son a su vez sistemas. Arthur Koestler (1980) propuso que se les denominara holones para subrayar el hecho de que son partes constituyentes de un sistema (de ahí el uso del sufijo "on" como electrón o protón) pero que tienen en sí mismos, un alto grado de complejidad e integración ("holos" en griego quiere decir Todo). Digamos que el reto para aplicar la teoría, es identificar los holones sexuales.

Los holones sexuales o sea las partes, elementos o subsistemas de la sexualidad, deberán ser conceptos que conserven su aplicabilidad vertical, es decir, que puedan aplicarse a las diversas metodologías de estudios: antropológica, sociológica, psicológica y biológica.

El desarrollo de estas ideas me llevó a proponer (Rubio, 1983, 1984, 1992a, 1992b) que la sexualidad humana es el resultado de la integración de cuatro potencialidades humanas que dan origen a los cuatro holones (o subsistemas) sexuales, a saber: la reproductividad, el género, el erotismo y la vinculación afectiva interpersonal Corno señalaba arriba, estos conceptos tienen aplicabilidad vertical, esto es, cada uno de ellos tiene manifestaciones en todos los niveles de estudio del ser humano y por ello no son ofrecidos como conceptos biológicos, sociales o psicológicos. El contar con conceptos que puedan aplicarse a los diversos niveles y disciplinas que aporten conocimiento, reduce el riesgo que describí antes: pensar que si un proceso tiene manifestaciones en un nivel digamos, el biológico, el proceso es biológico. Recientemente, por ejemplo, al proceso de la vinculación afectiva humana se le han encontrado correlatos en el plano neurobioquímico, (¡.e. la identificación de modificación en las concentraciones de neurotransmisores correlacionadas con la experiencia del enamoramiento, ver Ortega-Soto y Brunner, Antología de la Sexualidad

Humana, 1994); la posibilidad de que a partir de este hecho lleguemos a la conclusión errónea de que el fenómeno del amor humano es un fenómeno biológico se ve reducida si mantenemos en mente nuestra cualidad holónica . Este ejemplo, útil por reciente, se repite en cada uno de los abordajes posibles de las manifestaciones sexuales.

Por otro lado, la idea de integración es central en este modelo teórico. Por integración se entiende, en el pensamiento de sistemas, que un elemento no puede ser correctamente representado si se considera aisladamente, pues su actuar depende de los otros elementos del sistema. La integración en los sistemas se alcanza de diversas maneras pero en el caso de la sexualidad, ésta se hace presente gracias a los significados de las experiencias, es decir, la integración es fundamentalmente mental, producto de la adscripción de sentido, significado y afecto a aquello que el individuo en lo personal y el grupo social en general, viven como resultado de que las potencialidades sexuales están biológicamente determinadas (y por tanto son compartidas por la mayoría de individuos).

Sin embargo, lo que está determinado por nuestra naturaleza biológica es la potencialidad para tener experiencias en las cuatro dimensiones señaladas: la reproducción, el género, el erotismo y el vínculo afectivo; de la potencialidad a la actuación hay un proceso que recorrer. Literalmente, la sexualidad se construye en la mente del individuo a partir de las experiencias que su naturaleza biológica y la interacción con el grupo le hacen vivir. En un proceso paralelo pero que sólo se observa si el método de estudio es social, los grupos humanos construyen ideas compartidas acerca de sus potencialidades sexuales. En la figura inferior se observan los cuatro holones sexuales unidos por líneas que van desde cada uno de los holones a los otros tres, estas líneas representan las significaciones

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