Más allá del principio del placer.
Enviado por georgi • 31 de Julio de 2011 • Informe • 1.618 Palabras (7 Páginas) • 1.144 Visitas
Más allá del principio del placer
En este texto, escrito en 1920, Freud comienza planteando que existen determinados fenómenos que cuestionan el imperio del principio del placer. Hasta entonces había sostenido que el aparato psíquico estaba regulado por el principio del placer (es decir, la pulsión insatisfecha genera mayor tensión y mayor displacer). El principio del placer se deriva del principio de constancia, por el cual el aparato anímico tiende a mantener lo más bajo posible la excitación.
Freud considera que las explicaciones que daba antes al displacer (insatisfacción de pulsiones reprimidas y supeditación del principio del placer al de la realidad –demora de la satisfacción ajustada a la realidad), dan cuenta sólo parcialmente de los fenómenos displacenteros.
Los fenómenos que le hacen cuestionar el imperio del principio del placer son:
*Los sueños en las neurosis traumáticas
*El juego de Fort-da
*La compulsión a la repetición en transferencia
Luego se refiere particularmente a cada uno de estos fenómenos.
Comienza con las neurosis traumáticas, que son aquellas que sobrevienen por conmociones mecánicas, choques ferroviarios y otros accidentes que conllevan riesgo de muerte.
Se caracterizan por:
-factor sorpresa, terror, es decir, ausencia de angustia que sirve como preparación ante el peligro.
-y cuando hay daños físicos, éstos contrarrestan la aparición de neurosis porque funcionan como una sobreinvestidura narcisista del órgano doliente que permite hacer frente a la intensidad de los estímulos que desbordan la capacidad de tramitación.
En los sueños de las neurosis traumáticas se reproduce una y otra vez la situación del accidente y el soñante despierta con terror.
Hasta el momento Freud había sostenido, desde La interpretación de los sueños, que todos los sueños son el cumplimiento de un deseo infantil. Ni los sueños de angustia ni los punitorios habían podido contradecir este postulado.
Pero el caso de los sueños en las neurosis traumáticas constituye una excepción. Los sueños de las neurosis traumáticas no son el cumplimiento de deseo sino que obedecen a la compulsión a la repetición. En ellos se repite la situación displacentera del accidente como un intento de recuperar el dominio sobre el estímulo por medio de un desarrollo de angustia que faltó en la situación del accidente.
El otro fenómeno que refiere para dar cuenta de la compulsión a la repetición es el juego de Fort – da. Freud inicialmente observa a un niño de un año y medio (a su nieto) arrojar objetos lejos de sí. Al hacerlo repetía la expresión “fort” (se fue)
Luego observa el juego con un objeto atado a un piolín y también, cada vez que lo arrojaba repetía la expresión “fort” y al traerlo hacia sí decía “da” (acá está”. Este era el juego completo, el de hacer desaparecer y volver. La mayoría de las veces sólo se había visto la acción de arrojar.
Freud llega a varias interpretaciones acerca de este accionar:
-el juego constituye un logro cultural: la renuncia pulsional de admitir sin protestas la partida de su madre.
-invierte su posición pasiva en activa, ya que le hace a los objetos lo que él sufrió anteriormente en pasividad (ser dejado por su madre)
-la repetición de lo displacentero se presenta como un intento de ligar, de tramitar hechos que han causado gran impresión. De esta forma, el carácter displacentero de la vivencia no vuelve inutilizable el juego, ya que hay una ganancia.
Concluye el capítulo II diciendo que estos fenómenos presuponen la existencia de tendencias situadas más allá del principio del placer, que serían más originarias que éste.
Por último se refiere a la compulsión a la repetición en transferencia.
Comienza recapitulando que en un principio el trabajo analítico estaba centrado en la interpretación pero que luego se centró en la transferencia que permite que el paciente “reviva” o reedite junto con el médico aquello que ha sido reprimido. Si bien en la transferencia se reedita un fragmento de la vida pasada del paciente, esta vez se procura una salida diferente a la salida anterior que fue la represión, es decir, se procura que la energía se desligue de los síntomas y sea puesta al servicio del yo. Por lo tanto Freud considera que la neurosis de transferencia, es decir, el momento en que la energía es desasida de los síntomas y puesta en la figura del médico con quien se libra una batalla, es un momento necesario del análisis, el analista tiene que dejarle revivenciar cierto fragmento de la vida olvidada, pero debe cuidar que luego sea recordado como un fragmento del pasado.
El problema que se plantea, es que en ocasiones, el paciente vuelve a repetir una y otra vez situaciones vinculadas con fragmentos de la vida infantil (pérdida de amor, fracaso) que se presentan bajo la forma de demandas amorosas que el analista no puede consentir o transferencia negativa, de modo que el analizado repite una y otra vez esas huellas displacenteras, es decir, se instala
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