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Neuropsicologia. Los mapas corticales


Enviado por   •  5 de Abril de 2024  •  Apuntes  •  1.972 Palabras (8 Páginas)  •  33 Visitas

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LOS MAPAS CORTICALES

Neurociencia

El blog de José Ramón Alonso

José R. Alonso

Publicado el25/07/2016

Categorías Divulgación científica, La historia del cerebro, Sin categoría

Uno de los principales discípulos de los Vogt fue Korbinian Brodmann. Nació en 1868 en Liggersdorf, una pequeña localidad en la provincia de Hohenzollern, cerca del lago Constanza. Siguiendo las buenas costumbres de la época, Brodmann estudió medicina en distintas universidades: Múnich, Würzburg, Berlín y Friburgo, donde se licenció. Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Lausanne (Suiza) de donde pasó a la Clínica Universitaria de Múnich trabajando ya como médico. Pensaba ponerse a ejercer en la Selva Negra pero enfermó de difteria y pasó la convalecencia como asistente de Oskar Vogt en la Clínica Neurológica que este tenía en el balneario de Alexanderbad. Vogt le describió como de «amplios intereses científicos, buenas dotes de observación y una gran diligencia para ampliar su conocimiento». articleImage Thumbnail Para completar su periplo por lo mejor de las universidades germanas, obtuvo su doctorado en la Universidad de Leipzig en 1898 con una tesis sobre la esclerosis ependimal crónica, trabajó en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Jena con Ludwig Binswanger, de una famosa saga de psiquiatras, y en el Asilo Mental Municipal de Frankfurt, donde coincidió con otro médico, Aloïs Alzheimer, que fue clave para que decidiera dedicarse a la investigación básica en Neurociencia.[pic 1][pic 2]

En 1901, Brodmann empezó a trabajar con los Vogt en la Neurobiologische Zentralstation, siguiendo sus pasos según su influencia política y el apoyo que recibían fue creciendo. El tema de trabajo de Brodmann fue desde un principio la organización de la corteza cerebral humana. Era una línea que todavía sufría el desprestigio de la Frenología y su localización de las «facultades» psíquicas del cerebro según las protuberancias del cráneo. Sin embargo, los descubrimientos posteriores de Broca y Wernicke, que habían identificado regiones corticales especializadas en el lenguaje habían abierto la puerta a una teoría cognitiva, a poder relacionar lesiones localizadas en el cerebro con la pérdida de funciones muy concretas como la producción del habla o la comprensión del lenguaje.

Con la aportación cada vez más significativa de la neurofisiología fue surgiendo una controversia entre los que defendían una concepción holística de la corteza cerebral, donde toda o una gran parte participaría en la ejecución de cualquier función—uno de cuyos defensores era John Hughlings Jackson— y los que pensaban en un sistema parcelado con funciones localizables en áreas corticales específicas, entre los que se encontraban los Vogt y Brodmann. Uno de los méritos de este último fue integrar la teoría de la evolución en el estudio de la citoarquitectura de la corteza cerebral —era un admirador de la obra de Darwin— e incluir el análisis comparado del cerebro de los primates. Al parecer, la discusión de las teorías evolutivas con Oskar Vogt le llevaron al concepto de subdivisiones filogenéticamente antiguas (arqueocorteza y paleocorteza) y otras más recientes (neocorteza). Las primeras, definidas histológicamente como allocórtex, no tenían la estructura típica en seis capas de la neocorteza o isocórtex.[pic 3]

En 1909 Brodmann publicó su gran obra sobre la citoarquitectura de la corteza cerebral: Vergleichende Lokalisationslehre der Großhirnrinde in ihren Prinzipien dargestellt auf Grund des Zellenbaues (Estudios comparados sobre la localización en la corteza cerebral en sus principios representados sobre la base de su arquitectura celular). Brodmann-areasEn ella definió 52 áreas en la corteza cerebral utilizando referencias anatómicas y el análisis histológico del espesor y complejidad de las capas corticales incluyendo la forma, disposición y densidad de las neuronas, la presencia de tipos celulares particulares y la disposición en acúmulos o columnas.[pic 4]

Brodmann escribió

Solamente se han tenido en cuenta esas diferenciaciones regionales de la estructura cortical, que son aparentes en la organización laminar de un giro cortado transversalmente en la posición, tamaño, densidad de empaquetamiento y distribución de las células, esto es, en las diferencias citoarquitectónicas. Las diferencias histológicas en sentido estricto, es decir, los detalles de células individuales, la apariencia de fibrillas y la sustancia tigroide [retículo endoplásmico rugoso] así como los detalles en la estructura de los núcleos de las células, etc, no son usadas topográficamente.

Brodmann utilizó un sistema numérico que establecía homologías entre las áreas corticales de diferentes mamíferos, señalando que la parcelación citoarquitectónica de la corteza humana solo podía comprenderse mediante la comparación con los cerebros de otros primates. También especuló sobre las implicaciones antropológicas de sus hallazgos y criticó la generalización hecha por Huxley en su famoso principio de Pitecometría, que señala que todas las diferencias entre los humanos y los grandes simios eran menores que las diferencias entre los grandes simios y los primates inferiores. Huxley y su batalla constante por la teoría de la evolución.[pic 5]

Cada área cortical estaba numerada del 1 al 52 pero las áreas con los números 12-16 y 48-51 no aparecían en el mapa. Brodmann explicaba esos «huecos» en el listado indicando que algunas áreas no eran identificables en la corteza humana, pero estaban bien desarrolladas en otras especies de mamíferos, en particular, las cortezas olfatoria, límbica e insular. Así, distinguía 43 áreas en la corteza humana mientras que monos y grandes simios solo tenían 30 áreas y el 52 correspondería a un modelo generalizado que luego presentaría variaciones en las diferentes especies. La corteza insular, por ejemplo, no estaba bien definida en los humanos, pero se extendía en las áreas 14-16 de los monos del Viejo Mundo (como los cercopitecos) y en las áreas 13-16 de los prosimios (como los lémures). Brodmann asumió que el polimorfismo de las neuronas y la conectividad entre células y áreas era más complejo en el cerebro humano que en los demás primates, pero también especuló sobre las diferencias cito arquitectónicas entre las diferentes razas humanas incorporando los prejuicios ideológicos de su tiempo.[pic 6]

Brodmann estaba convencido de que cada área cito arquitectónica era un órgano que se encargaba de una función determinada, aunque era una hipótesis que no se podía comprobar con la tecnología de la época. Años más tarde, la neuroimagen confirmó que la corteza está parcelada: se activan diferentes grupos de neuronas cuando reconocemos caras, cuando leemos o cuando levantamos la mano.

Cinco años después de su monografía de 1909 publicó una revisión en la que intentó reconciliar la parcelación cito arquitectónica con observaciones electrofisiológicas en animales y con datos de cerebros humanos con lesiones. Resumió también los datos sobre varios trastornos neurológicos y psiquiátricos causados por problemas en el desarrollo de la corteza cerebral, recalcando la idea de que las alteraciones específicas de una región determinada eran fundamentales para entender los trastornos mentales.

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