Neuropsicologia Y El Ambiente Escolar

Nuestra sociedad colombiana, en voz del Presidente Juan Manuel Santos ha anunciado recientemente el importante objetivo de convertirse en el país más educado de América Latina en el año 2025. Una visión que exige a las comunidades educativas nuevos esfuerzos y estrategias para brindar a sus estudiantes los medios que les permitan avanzar exitosamente a través de la vida escolar.

No hay duda de que las dificultades del aprendizaje tienen incidencia negativa en la vida de los niños. Esta problemática se hace evidente en la repitencia, fracaso y deserción escolar. El Ministerio de Educación Nacional en Colombia, en una proyección basada en las tasas de eficiencia interna del año 2000, indica que de cada 1.000 niños que inician primaria, sólo 403 de ellos completarían el ciclo educativo en undécimo grado. Lograr la permanencia de los niños dentro del sistema educativo es una de las metas que se ha propuesto la Revolución Educativa. Sin embargo, este propósito está amenazado por dos problemas: la repitencia y la deserción escolar.

Si nos situamos en cualquier Institución Educativa del país, encontramos que un porcentaje de niños y niñas empiezan a manifestar a una edad temprana dificultades que interfieren con el normal desarrollo de su proceso escolar. Estos niños que son identificados generalmente por sus maestros son remitidos al servicio de Orientación Escolar y enrutados, con el acompañamiento de sus familias, a las entidades de salud.

Es evidente, sin embargo, la brecha importante que existe entre el momento en que se sospecha de dificultades de aprendizaje y la prestación de los servicio para subsanarlos. En la práctica nos encontramos que con frecuencia se inicia con dificultades para acceder a la valoración neuropsicológica con el fin de obtener un diagnóstico preciso de su condición.

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