PARA QUÉ EDUCAR EN VALORES
Enviado por JORGEUBV2011 • 2 de Diciembre de 2011 • 4.049 Palabras (17 Páginas) • 1.594 Visitas
96 Año 2007 / Vol. 1 / Nº 7. Valencia, Enero - Junio 2007
¿PARA QUÉ EDUCAR EN
VALORES?
Berta Guevara*
bguevara @uc.edu.ve
Amarilis Zambrano de Guerrero**
Ani Evies***
aevies@uc.edu.ve
Institución Laboral. Universidad
de Carabobo. Facultad de
Ciencias de la Salud. Escuela
de Enfermería. Valencia-Estado
Carabobo. Venezuela
* Profesora Asociada a Dedicación Exclusiva. Magíster en Cuidado Integral Al Adulto Críticamente Enfermo. PPI Nivel
candidato. Cursante Regular del Doctorado de Enfermería de la Universidad de Carabobo.
** Profesora Titular jubilada Activa Dedicación Exclusiva. Doctora en Enfermería. Facilitadora en los cursos de Cuidado
Humano.
*** Profesora Asociada a Dedicación Exclusiva. Magíster en Salud Reproductiva. PPI Nivel Candidato. Cursante Regular
del Doctorado de Enfermería de la Universidad de Carabobo.
RESUMEN
El presente ensayo expresa algunas reflexiones de varios autores, acerca de los valores, los cuales
dan sentido a nuestra cotidianidad y a nuestra vida. Los valores son construcciones humanas, adquiridos
através del proceso socializador del grupo al que se pertenece (familiar, educativo, religioso, político,
laboral, entre otros); pues el viviente humano en su variada vida de relación, los aprende de personas
que le son significativas. En este ensayo, se destaca la importancia del proceso educativo, mediador
esencial para la difusión de los valores; así cómo y para qué educar en valores, bajo una dirección
teleológica, tendente a humanizarnos más como personas, en aras de una humanidad más solidaria.
Finalmente, se hace referencia al cuidado de la salud como un valor fundamental en la vida de las
personas, valor que requiere enriquecerlo y mantenerlo, mediante acciones autocuidadoras vinculadas
a estilos de vida saludables.
¿PARA QUÉ EDUCAR EN VALORES?
¿Qué son los valores?
La persona como sujeto histórico – social hace valoraciones y al hacerlo crea los valores, y los
bienes en los que aquellos se representan. Es decir, los valores son construcciones que subsisten y se
realizan en el ser humano, por y para éste. En consecuencia, las cosas naturales o creadas por el
sujeto, sólo adquieren un valor al establecerse la relación entre aquellas y éste, quien las integra a
su mundo como cosas humanizadas. Al referirse a los valores, Izquierdo C (2003)
reconoce que “el sujeto valora las cosas, y el objeto ofrece un fundamento para ser valorado
y apreciado” (Pág. 13). Ello determina, según Moleiro, M (2001) que:
Las cosas no son valiosas por sí mismas, sino que tienen el valor que nosotros
les damos y, por eso cada persona tiene su propia escala de valores.
Asimismo, especifica, que no todos nos comportamos igual ante las vivencias
y los problemas de la vida; según los valores a los que les damos prioridad, le
damos sentido a lo que hacemos (Pág. 10).
Se reconoce así, que los valores son cualidades peculiares, que poseen ciertas cosas llamadas
bienes, y se originan en la relación que se establece, entre el sujeto valorante y el objeto valorado. Sin
embargo, es necesario reconocer la existencia de valores con respecto a los actos representativos de
la conducta humana, esencialmente de la conducta moral. Todo acto humano implica la necesidad de
elegir entre varios actos posibles, por ende, hay selección, pues preferimos uno a otro acto, el
cual se nos presenta como un comportamiento más elevado moralmente. Según Zambrano de
Guerrero, A (2003):
La persona expresa su elegibilidad, mediante la captación de realidades
éticas percibidas del mundo exterior, a través de los sentidos genuinamente
selectivos, que siempre la realiza de diversos estímulos, aceptando sólo
aquellos, vinculados con los esquemas sensorio- motrices y los esquemas
noéticos que el ser humano ha construido o está en vías de construcción (Pág. 150).
Por consiguiente, la valoración moral se nos presenta como un requisito esencial para
conferirle valor moral a los actos o productos humanos. Sólo lo que tiene significación humana
puede ser valorado moralmente. Esto permite al sujeto valorante asumir una actitud aprobatoria o
de rechazo a un acto u otro y lo hace como ser, que pertenece a un grupo social y está inmerso en
un contexto histórico- social determinado.
A su vez, la valoración favorece la creación de valores que actúan como directrices para la
conducta humana, pues son los que dan sentido y finalidad a la persona tanto individual como
social. Al respecto, Izquierdo C (2003) expresa que los valores son “los ejes fundamentales por
los que se orienta la vida humana y constituyen a su vez, la clave del comportamiento de las
personas” (Pág. 14). El autor admite que, los valores “dinamizan nuestra acción y nuestra vida;
dignifican y ennoblecen a la persona e incluso a la misma sociedad” (Pág. 13). Esto reafirma la
idea de que en la perspectiva de toda conducta humana, subyacen los valores, los cuales dirigen
y dan sentido al proceder individual y social de cada persona.
¿DÓNDE APRENDEMOS LOS VALORES?
El ser humano es una subjetividad entretejida de socialidad, pues vive condicionado por la cultura
que asimila a través del proceso socializador de los grupos a los cuales pertenece. Dicho proceso
favorece el aprendizaje de valores, actitudes, creencias, hábitos necesarios en la persona para
participar eficazmente como miembro: individual y/o grupal.
El aprendizaje de los valores se alcanza en la vida de relación con los demás; de esta manera,
las relaciones interpersonales se convierten en la plataforma del proceso de formación de los
mismos, por medio de las interacciones que se crean con personas significativas, es decir,
aquellas que dejan improntas importantes en la personalidad de sus alteregos.
La vida de relación con los demás surge originalmente en el grupo familiar y se amplia
progresivamente con los demás grupos estructurantes de la sociedad. Moleiro, M (2001)
identifica al menos cuatro colectivos que tienen gran influencia en la formación de nuestros
valores: “la familia, la escuela, los medios de comunicación y el grupo de los iguales que
varían según la edad” (Pág. 12). Los valores son parte del acervo cultural de nuestros mayores. Es
la verdadera
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