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PARA UNA VISIÓN INTEGRAL DE LA SEXUALIDAD


Enviado por   •  6 de Marzo de 2017  •  Ensayo  •  1.448 Palabras (6 Páginas)  •  238 Visitas

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PARA UNA VISIÓN INTEGRAL DE LA SEXUALIDAD

   

   Existe un problema vastísimo y ciertamente grave a la hora de conocer, entender y educar la sexualidad de los adolescentes. Por su frecuencia y extensión en la educación sexual de niños y jóvenes, merece una mención especial. Me refiero al error tan generalizado de identificar sexo y genitalidad, y que tiene como consecuencia el mito del “coitocentrismo”.  

   Con frecuencia, padres y educadores caemos en el error de pensar que nuestros niños son demasiado pequeños e inocentes para comprender e interesarse por este mito sexual, y retrasamos el hablar de él a nuestros hijos. Y sin embargo, cuanto más se tarde en abordar el tema, tanta más dificultad aparecerá, ya que, a medida que su desarrollo físico, intelectual y emocional avanza, se hace más difícil la necesaria desmitificación. Las presentes líneas pretenden orientar en tal dirección. Se trataría de conseguir que todos empezasen a considerar el sexo y la sexualidad como partes integrantes de un todo más amplio, que constituye la persona.

   Pero ¿cómo y cuándo abordar este mito y en qué términos? Sería preciso hablarles del coito con sencillez y naturalidad, y desmitifícaselo desde su más tierna infancia, otorgándole el lugar que realmente merece. No decirles que es el acto completo de la sexualidad, sino una forma o manera  de vivirla, sin que sea, necesariamente, ni la más placentera ni la más importante. Intentar hacerles comprender que todo encuentro o relación no tiene por qué terminar siempre en él, como si fuera la única finalidad de la sexualidad humana.

   La norma pedagógica es sencilla: responder siempre la verdad, adecuándola a la capacidad de su entendimiento. Si nuestros hijos y educandos perciben silencios, pueden crecer en la creencia de que es algo malo o, al contrario, mitificarlo. Cuando habléis de sexo con vuestros pequeños y educandos, interesaos por los mitos y deformaciones que sobre el particular tengan y les preocupen. Atended a sus inquietudes, y, desde la verdad y con la verdad, procurad desmitificar sus ideas dándoles respuestas sanas, correctas y acordes con la verdad científica.

   Para la desmitificación de este acto del sexo, los padres y educadores deben comenzar  trasmitiendo una definición integral de la sexualidad. Una buena definición podría ser ésta: la sexualidad es un encuentro, relación o lenguaje, pues se trata, entre otros aspectos, de la manera más completa de comunicarse que tienen los seres humanos.

   Esta definición de la sexualidad supera a la que refuerza nuestra cultura, que identifica sexualidad con genitalidad. La Antropología actual se enfrenta a esta concepción restrictiva al considerar al “ser humano” como una globalidad y una unidad de cuerpo y mente, sexo biológico y sexo de género, genitalidad y sexualidad… Desde esta perspectiva, la sexualidad ya no va a quedar reducida al término de genitalidad o coito, ni su fin único y principal va a ser la procreación. Por tanto, a través de la sexualidad, a la persona sexuada se le abre un universo de posibilidades, significados y funciones. El coito sería una más de las maneras de vivirla y expresarla, y no la principal y más gratificante, y sólo necesaria cuando se busque la reproducción dentro de una paternidad o maternidad responsables.

   La concepción reductiva de la sexualidad ha hecho que el varón creciera con su atención centrada, de forma exagerada, en la genitalidad y que focalizara sus sensaciones, deseos y fantasías en esa zona genital y en los órganos correspondientes. Por el contrario, el resto del cuerpo y de la persona quedaban al margen, y con ello la sensualidad, los afectos, las emociones, los abrazos, el tacto, la caricia, el beso, la ternura… En definitiva, se daba cierta anestesia corporal, por lo que el hombre identificaba siempre el placer sexual con el placer genital, la relación sexual con la genital, la sexualidad con el “coito”.

   En cambio, a la mujer del pasado se le reforzó más una sexualidad centrada en la erótica corporal-global, que le permitió abrir su cuerpo al mapa sensitivo de todo su cuerpo sin centralizaciones genitales. Con ello no quiero decir que la globalidad corporal sea exclusiva de las mujeres y la genitalidad coital de los hombres. En ocasiones, la mujer crece desde la infancia con una mente centrada en el coito, ya que fue definida más por el rol de madre que el rol de una buena amiga, esposa y amante de su marido. Por ello, no es infrecuente que, lograda la maternidad, muchísimas de ellas empiecen a manifestar una falta de deseo sexual. Problema muy extendido en las parejas jóvenes de hoy, por ésta entre otras razones.

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