PSICOMAGIA
Enviado por Cll77 • 8 de Febrero de 2013 • 1.974 Palabras (8 Páginas) • 289 Visitas
Habiendo vivido muchos años en la capital de México tuve oportunidad de
estudiar los métodos de aquellos a los que se les llama «brujos» o «curanderos».
Son legiones. Cada barrio tiene el suyo. Enpleno corazón de la ciudad se alza el
gran mercado de Sonora, donde se venden exclusivamente productos mágicos:
velas de colores, peces disecados en forma de diablo, imágenes de santos,
plantas medicinales, jabones benditos, tarots, amuletos, esculturas en yeso de la
Virgen de Guadalupe convertida en esqueleto, etc. En algunas trastiendas
sumidas en la penumbra, mujeres con un triángulo pintado en la frente frotan
con manojos de hierbas y agua bendita a quienes van a consultarles, y les
practican «limpias» del cuerpo y del aura... Los médicos profesionales, hijos
fieles de la Universidad, desprecian estas prácticas. Según ellos la medicina es
una ciencia. Quisieran llegar a encontrar el remedio ideal, preciso, para cada
enfermedad, tratando de no diferenciarse los unos de los otros. Desean que la
medicina sea una, oficial, sin improvisaciones y aplicadaa pacientes a los que se
les trata sólo como cuerpos. Ninguno sepropone curar elalma. Por elcontrario,
para los curanderos la medicina es un arte.
Le es más fácil al inconsciente comprender el lenguaje onírico que el lenguaje
racional. Desde cierto punto de vista, las enfermedades son sueños, mensajes
que revelan problemas no resueltos. Los curanderos, con una gran creatividad,
desarrollan técnicas personales, ceremonias, hechizos, extrañas medicinas tales
como lavativas de café con leche, infusiones de tornillos oxidados, compresas
de puré de papas, píldoras de excremento animal o huevos de polilla. Algunos
tienen más imaginación o talento que otros, pero todos, si se les consulta con fe,
son útiles. Hablan al ser primitivo, supersticioso, que cada ciudadano lleva
dentro.
Viendo operar a estos terapeutas populares, que a menudo hacen pasar por
milagros trucos dignos de un gran prestidigitador, concebí la noción de
«trampa sagrada». Para que lo extraordinario ocurra es necesario que el
enfermo, admitiendo la existencia del milagro, crea firmemente que se puede
curar. Para tener éxito, el brujo, en los primeros encuentros, se ve obligado a
emplear trucos que convencen a aquél de que la realidad material obedece al
espíritu. Una vez que la trampa sagrada embauca al consultante, éste
experimenta una transformación interior que le permite captar el mundo desde
la intuición más que desde la razón. Sólo entonces el verdadero milagro puede
acontecer.
Pero, me pregunté en aquella época, si se elimina la trampa sagrada, ¿se
puede con esta terapia artística sanar a personas sin fe? Por otra parte, aunque
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la mente racional guíe al individuo, ¿podemos decir que alguien carece de fe?
En todo momento el inconsciente sobrepasa los límites de nuestra razón, ya sea
por medio de sueños o de actos fallidos. Si es así, ¿no hay una manera de hacer
actuar al inconsciente, como un aliado, de forma voluntaria? Cierto incidente
que ocurrió en uno de mis cursos de psicogenealogía me indicó el camino: en el
momento en que yo describía las causas de la neurosis de fracaso, un alumno,
médico cirujano, cayó al suelo retorciéndose con espasmos de dolor. Parecía un
ataque de epilepsia. En medio del pánico general, sin que
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