Paidopsicologia

Tanto el diagnóstico como el tratamiento de los trastornos mentales de la infancia difieren a aquellos encontrados en los adultos, de manera que su manejo requiere un espacio por separado.

Uno de los argumentos es que el cerebro del niño es distinto, su química responde a los agresores psíquicos como a los físicos de manera distinta a la del adulto, manifestándose con otros trastornos. También responden diferente a los psicofármacos (en ciertos casos).

En México es común que los neurólogos prescriban medicamentos a los niños con trastornos mentales, esto debido a que algunos psiquiatras infantiles tienen poco conocimiento de los psicofármacos, además de que se le asigna con mucha facilidad el término de orgánico a un niño que tiene cualquier trastorno de aprendizaje, en especial el trastorno por deficiencia de atención con hiperquinesia.

El esquema de que los niños con problemas mentales orgánicos deben ser atendidos por un neurólogo, es parte de la confusión de manejo del problema que se da en México.

Antes de la prescripción de cualquier psicofármaco, es importante realizar una minuciosa exploración médica para valorar el estado de salud del paciente, descartar trastornos metabólicos, neurológicos, infecciosos, endocrinopatías, entre otros padecimientos que a menudo alteran el estado mental del menor.

Cualquier trastorno físico o mental en el escolar se manifiesta como un problema de aprendizaje y conducta, por lo que debe evitarse el extendido concepto de que estos niños solo requieren clases extra o terapia familiar.

Con la excepción de los antipsicóticos, anticonvulsivos y estimulantes, el resto de los psicofármacos tienen una capacidad terapéutica limitada en la infancia. Cualquier psicofármaco puede alterar tanto la capacidad cognitiva, la atención, concentración, interés y exploración del ambiente como la conducta familiar y escolar del menor.

La mayoría de los psicofármacos mejoran solo algunos síntomas y son poco efectivos contra los síndromes. Se d

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