Paradigma humanista

Psicología

Teoría humanista

Contenido teórico

Aquí el drama se desencadena cuando Ethan tiene la idea de llevar a su hija Nate hasta un bellísimo paisaje montañoso. La nieve cubre con su manto, el verde pisaje convirtiéndolo en blanco

Nate, que sólo tiene tres años, duerme en el asiento trasero de la ranchera, mientras su padre se dedica a dar un paseo para admirar el lugar y sumirse en una fría ensoñación.

El problema es que, a la vuelta de Ethan, la pequeña ha desaparecido. La batida policial que se inicia poco después, sólo sirve para confirmar las predicciones más trágicas.

El impacto de esa muerte en la comunidad tiene el mismo efecto que la mecha de un barril de pólvora. Las emociones se desatan con terrible fluidez.

El dolor causa estragos en Ethan y en la madre, la alcoholizada Cindy (espléndida Lynn Collins).

Dellal construye con sabiduría una desoladora atmósfera en la que asimismo brotan –aunque no con la suficiente claridad– relatos paralelos. Por ejemplo, el protagonizado por la dueña del restaurante (Mira Sorvino), o el que afecta a la camarera Jane (Elizabeth McGovern) y su pareja Roxanne (Kate Walsh). Jane también es madre, y su hijo no comprende a los gays, así que, con estas y otras historias que van tramándose, el conflicto sentimental está servido.

Ante una desaparición infantil como la que aquí se narra, los conceptos de responsabilidad y remordimiento cobran una fuerza extraordinaria. Para desarrollarlos, aparece en la película un investigador, interpretado por Jeremy Piven, convencido de que la dramática distracción de Ethan constituye un delito de homicidio imprudente.

Aunque ciertas irregularidades narrativas menoscaban la calidad del conjunto, lo cierto es que nos hallamos ante un drama coral atractivo, resuelto con finura y sensibilidad.

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