Piromanía

¿Puede la mente humana experimentar alivio, placer o incluso excitación a través de la acción devastadora de las llamas? ¿De verdad existe gente que no puede controlar el impulso de quemar algún objeto?

Para nuestra desgracia la respuesta es si, la piromanía (deriva del griego piro = fuego; manía = locura) es una enfermedad mental del grupo del trastorno del control de los impulsos, al igual que la cleptomanía (Deseo de robar) y la ludopatía (adicción por los juegos de azar).

La fascinación por el fuego es tan antigua como su descubrimiento por parte de nuestros antepasados prehistóricos. Esta enfermedad tan poco conocida no es solo cosa de nuestros días, muchos conocemos la historia de Nerón quemando y devastando roma, lo que lo hizo cargar hasta el día de hoy con el titulo de “loco-pirómano”

El piromaniaco o pirómano se le llama al que tiene una tendencia patológica a la provocación de los incendios, es decir que no actúa por beneficio propio, sino que solo por el placer de ver las llamas arder. El pirómano frecuentemente es confundido con el incendiario que es aquella persona que intencionadamente decide quemar una parcela de terreno con ánimo de lucro o simplemente por hacer daño. El pirómano, a diferencia de lo que la gente cree actúa de forma consciente, llevando una importante tensión con el antes del incendio, y con una gran liberación e intenso placer o alivio al encender el fuego, poder presenciarlo o incluso participar de sus consecuencias…

Es difícil creer que existen individuos que se relajan y quitan su estrés viendo arder las llamas, pero la complejidad de la mente humana lo hace todo posible, pero lo cierto es que afortunadamente cuando hablamos de números, no son tantos los enfermos de este tipo que se mueven por nuestra geografía. La cantidad de incendios provocados intencionalmente son muchos, pero la mayoría son por causa de actividades agrícolas, forestales o protestas sociales.

Según los datos de la seprona , son solo alrededor de 100 los piromaniacos que se mueven por terrenos españoles.

Esta enfermedad suele empezar a desarrollarse en la edad de la pubertad, los jóvenes pirómanos marcan la diferencia sobre el resto de sus pares por presentar una aptitud solitaria y gris, no suelen llamar la atención por ninguna cualidad agradable, son socialmente inactivos y se desarrolla mayoritariamente en hombres rechazados socialmente, muchas veces el piromaniaco prepara sus acciones ingiriendo antes altas dosis de alcohol, para así evadir el miedo que le da enfrentarse en estado de sobriedad a su curiosa adicción.

En algunos casos los primeros “síntomas” se pueden detectar durante la edad infantil, actuar con un tratamiento adecuado a estas edades tempranas puede ser un factor decisivo para lograr recuperar al individuo e insertarlo para una vida

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