Platón Descartes
Enviado por soledad277o • 13 de Julio de 2013 • 385 Palabras (2 Páginas) • 318 Visitas
Platón Descartes
Para Platón, filósofo griego del S. V a. C., en el alma residía la auténtica naturaleza humana. Se trataba de una sustancia espiritual y eterna que en el momento del nacimiento de un individuo había caído prisionera en un cuerpo material, y que finalmente se liberaría de esta prisión en el momento de la muerte. Por considerar al ser humano como un compuesto de dos sustancias radicalmente diferentes y opuestas se dice que su psicología es dualista.
Platón también afirmaba que el alma, al caer prisionera en el cuerpo se había dividido en tres: racional, irascible y concupiscible. La primera es la de mayor jerarquía y nobleza y en ella residen las funciones intelectuales; su ubicación en el cuerpo es la cabeza. La segunda es el asiento de los impulsos, la voluntad y el coraje; está situada en el pecho. La tercera es donde residen los apetitos relacionados con las necesidades materiales, y se sitúa en el bajo vientre.
René Descartes, filósofo francés del siglo XVII considerado el padre de la filosofía moderna, deduce de manera racional la existencia del sujeto humano a partir de concebirlo como “sujeto pensante”. Los humanos no podemos dudar de nuestra propia existencia porque resulta evidente que estamos pensando (la duda también es un pensamiento), y si pensamos quiere decir que existimos (“cógito ergo sum”: pienso, luego existo). Tuvo una concepción dualista de la naturaleza humana, de alguna forma heredera del dualismo platónico: los individuos humanos están compuestos por dos sustancias, una extensa, el cuerpo, determinada por las leyes causales del mundo físico, y otra sustancia pensante o espiritual que es la que conduce nuestras acciones y a la que podemos identificar como alma.
En Descartes se da una curiosa ambivalencia. El cuerpo, parte del individuo humano donde se realizan todos los comportamientos involuntarios (reflejos, conductas instintivas, procesos fisiológicos), puede ser estudiado y explicado de acuerdo a las exigencias de la ciencia moderna (observación, experimentación, determinación de regularidades o de leyes). En cambio, el alma, reducto íntimo de nuestra conciencia y de nuestras decisiones, no puede ser considerada objeto de conocimiento científico, aunque sí de reflexión filosófica. Aunque estemos en pleno auge de las nuevas ciencias experimentales, el alma continúa siendo para Descartes una entidad metafísica (una realidad sustancial que está más allá de los fenómenos que pueden ser captados empíricamente).
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