Premios Y Castigos Para El Alumno
Enviado por Mapukaz • 5 de Marzo de 2012 • 1.440 Palabras (6 Páginas) • 992 Visitas
“Algo tan divertido como un premio, puede repercutir en la conducta como un castigo”
“Si te portas bien te doy un regalo”, “si apruebas el examen te compro el juguete que tanto quieres” , “si no te portas bien te quedarás sin recreo”, “sino me obedeces no te dejaré salir a jugar” ; son sólo algunos de los condicionamientos a los que día a día los maestros y padres de familia aplican en sus alumnos e hijos, creando en él una conducta de conveniencia dejando a un lado la posibilidad de inculcarle el valor que debe tener como individuo entre el ser y el deber ser.
¿Será conveniente el uso de premios para que los niños realicen las tareas que son para su propio beneficio? ¿Orillar al niño a cumplir con sus actividades imponiéndole un castigo sino lo hace será lo mejor? Además, el otro lado de los premios, la manifestación del síndrome del fracaso. Todos estos cuestionamientos serán abordados a lo largo del presente ensayo, basándonos en tres grandes lecturas: “Los Garrotes y las Zanahorias”, “Pigmalión en la Escuela”, “De la motivación y síndrome del fracaso” y de las experiencias con los niños.
Aún recuerdo como desde niña me motivaba y me ilusionaba el hecho de recibir un premio por alguna actividad, que era mi deber, pero yo consideraba obligación, me hacía muy feliz el sentirme recompensada por mi esfuerzo y dedicación, sobre todo si de calificaciones se trataba, pues solía poner mucho empeño en ser de las mejores para ser gratificada de alguna manera. Jamás imagine que el hecho de recibir un premio pudiera ser algo que repercutiera en la conducta del niño de forma negativa. Eso sí, en ese entonces si solía pensar que lo que repercutía negativamente en los niños eran los castigos, pues a nadie nos gustan por estar pensados de manera que nos limitan cosas que nos gustan y eso hace que nos cause sufrimiento y pena y a la otra ocasión tengamos más cuidado para no fallar.
Por ello, es conveniente mencionar que a la larga este tipo de condicionamientos repercuten entre la relación del adulto y el niño, por ejemplo, en muchos casos donde se castigue al niño, este puede reaccionar negativamente hacia la persona que lo está limitando.
Los castigos tienden a generar enojo, despecho y deseo de venganza. Más aún: ponen como ejemplo de comportamiento el uso del poder, en vez del de la razón, y rompen la importante relación entre el adulto y el niño. Alfie Kohn
En todo caso de que sea necesario incorporar un castigo, es necesario que se aplique con justicia, donde se muestre al niño que se le está castigando de manera justa, sustentándole motivos, para que así sepa que se está reprendiendo de manera razonable y no sólo por el capricho del adulto, así esto evitará en gran medida que el niño pueda, sentirse retado y enjuiciado erróneamente, evitando así el enojo injustificado o la ira hacia la persona que lo castigue.
Existen ocasiones en que los alumnos se encuentran totalmente indispuestos a trabajar y en la desesperación del maestro recurren a lo fácil: las amenazas que si bien podemos llamarlas “Castigos”. Lo cual considero en ciertos momentos totalmente válidos.
Por otro lado existen momentos en los que quizá el grupo no está avanzando a buen ritmo y el maestro en su afán de motivar a su grupo recurre a prometer premios, es ahí donde el proceso comienza muy bien, pues a una propuesta del agrado de los niños, reaccionan de manera satisfactoria y comienzan a trabajar como si fuera el primer día de clases, entusiasmados y poniéndole todo el empeño por realizar un buen trabajo. Hasta ahí el maestro cree que está haciendo un buen trabajo sin pensar en las consecuencias que se pueden generar tiempo después.
“Los resultados de las investigaciones indican que entre más interés tengamos en que los niños quieran hacer algo, más contraproducente resulta ofrecerles un premio por hacerlo”
Algo justamente relacionado con esto me sucedió en la práctica pasada, con los niños de 1er año, pues debo mencionar que hubo varias ocasiones en donde los niños se mostraban poco interesados en realizar los ejercicios del proyecto de español pues argumentaban que se enfadaban de ver lo mismo por muchos días, es ahí donde en mi intento de estimularlos recurrí, malamente quizá, a llevarles algunos premios, y los condicionaba de manera en que los primeros que terminaran eran
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