Psicoanalisis
Enviado por potrona • 24 de Agosto de 2013 • 6.574 Palabras (27 Páginas) • 293 Visitas
CAPÍTULO 1:
ANTECEDENTES
Fue la capacidad de penetración y su intuición, más que los experimentos controlados, los que ayudaron a Freud a conducir a la Psicología por nuevas sendas, superando los conceptos erróneos de la era victoriana, tales como la creencia de que las neurosis eran el resultado de una "constitución débil" del sistema nervioso. Freud dedujo que los miedos y ansiedades que sus pacientes expresaban en el famoso sofá del consultorio de la calle Berggasse 19, de Viena, eran irracionales sólo en parte. En realidad, insistía, hay razones que se expresan con una lógica tortuosa, que reflejan sentimientos demasiado inquietantes para ser admitidos conscientemente.
Así descubrió que las experiencias y tabúes de la niñez siguen actuando en el adulto. Freud fue el primer médico de la era moderna que se interesó por la importancia de la palabra y por hablar con el enfermo para llegar a la clave de la solución de sus problemas. El psicoanálisis tradicional reivindica éxitos impresionantes, habiendo librado a muchas personas de desórdenes graves y molestias extenuantes. Pero desde el principio el psicoanálisis chocó con la incredulidad y todavía hay quien se empeña en negar lo que ya es innegable y prefiere pensar que tales curaciones son sólo circunstanciales, debido al largo período que necesita el psicoanálisis para ser efectivo. Lo cierto es que hoy por hoy es el único método que ha dado resultado. También es cierto que el psicoanálisis es un tratamiento que para ser efectivo precisa pacientes que conserve su capacidad intelectual.
Aunque el concepto del inconsciente condujo inicialmente a una violenta controversia terminó siendo aceptado. Incluso se incorporó al lenguaje común en expresiones como lapsus freudiano. Sin embargo muchas de las teorías de Freud, incluida la del inconsciente, fueron ignoradas y aún rechazadas por los científicos que pretendían estudiar la mente utilizando cobayas y drogas, en vez de la conversación terapéutica, típicamente freudiana. Para este tipo de investigadores parecía que no había modo satisfactorio de comprobar los puntos de vista de Freud. El conductismo fundaba el estudio en la conducta o comportamiento visibles, más que en la interpretación de los motivos internos de ese comportamiento, necesariamente más subjetiva, y estimaba el estudio adecuado de la mente en la conciencia. Otros conductistas como Skinner desechaban totalmente conceptos como mente o conciencia, e insistían en que el comportamiento no era más que un conjunto complejo de reflejos condicionados. Ciertamente los científicos han hallado dificultades al tratar de demostrar mecanismos como la represión y el olvido de las memorias desagradables.
Unos piensan que sin el inconsciente perderíamos nuestra creatividad, nuestra sensibilidad y no podríamos amar. Otros, sin embargo, afirman que el inconsciente es algo que recibimos de nuestros ancestros y que probablemente estaríamos mejor sin él.
Los discípulos más destacados de Freud, Cari Gustav Jung y Alfred Adler, se separaron de su maestro, formando dos escuelas muy influyentes. Los tres creen en la motivación inconsciente, pero mientras Freud hace hincapié en la sexualidad, Jung lo hace en los arquetipos del inconsciente colectivo y Adler en el complejo de inferioridad. La flexibilidad conceptual del psicoanálisis se manifiesta no sólo en las direcciones apuntadas antes, sino también las teorías neofreudianas o culturalistas. Sus representantes más típicos son Karen Horney, Erik Erikson y Erich Fromm.
Cuando Freud y Jung se dirigían a Estados Unidos para pronunciar unas conferencias sobre Psicoanálisis, el primero dijo al segundo: "Les traemos la peste". Efectivamente el psicoanálisis es como un jarabe duro de tragar, no se trata de un rechazo intelectual, sino afectivo porque atenta contra los orígenes demasiado humanos de, por ejemplo, la religión; pero ante todo porque es la expresión de la relatividad de los valores, el bien y el mal a menudo no son más que construcciones culturales y sociales con lo que gran parte de nosotros mismos es víctima de una represión, que llevamos a cabo sin caer en la cuenta de que en ello somos unas víctimas de nuestra sociedad y nuestra cultura.
1.1 HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS
La historia del psicoanálisis está dominada por la vida de su fundador, Sigmund Freud. Nacido en 1856 en Freiberg, Moravia (pequeño pueblo de la actual Checoslovaquia), pasó la mayor parte de su vida en Viena, para exiliarse a Londres unos meses antes de su muerte, acaecida en se¬tiembre de 1939. Lo que llama primero la atención es el ca¬rácter tardío de su especialización en el campo psicológico. En efecto: después de unos estudios médicos absolutamen¬te clásicos, vemos que se interesa sucesivamente en la his¬tología del sistema nervioso, en la neurología, en la quí¬mica; ya que había descubierto, sin profundizar en la cuestión, las propiedades anestésicas de la cocaína, antes de dedicarse esencialmente, a partir de 1886, a la psicoterapia.
Al hacerlo, renunciaba deliberadamente a una carrera médica tradicional, que se anunciaba brillante, por lo que parecía una especie de aventura que, de hecho, le sumió durante largo tiempo en el ostracismo por parte de sus colegas. Su reconocimiento fue lento y progresivo, y sólo después de la Primera Guerra Mundial fue nombra¬do profesor de la universidad de Viena.
Se puede decir que, entre 1880 y 1890, hubo un verdadero periodo pre-psicoanalítico. En la propia Viena, Freud co¬noció al doctor Joseph Breuer, en 1880, en el mismo mo¬mento en que este realizaba la psicoterapia, que llegó a ser célebre, de una joven histérica de 21 años, Anna O..., y que la propia enferma comparaba a una "limpieza de chime¬nea". En la misma época, J.-M. Charcot daba en París una comunicación sobre los estados nerviosos determinados por la hipnosis de los histéricos, a los que consagraba! en este plano, un interés casi exclusivo. Bernheim, en Nancy, criticaba la escuela de Charcot, tachándola de artificiosa, y se interesaba sobre todo en la incidencia práctica de la sugestión. Un poco más tarde, Fierre Janet, con preocupa¬ciones más amplias y más teóricas, descubrió, como Breuer y Freud, el papel del pasado en los desórdenes psíquicos, pasando así, él mismo, muy cerca del descubrimiento del psicoanálisis.
La estancia de Freud en París (1883), en casa de Charcot, representó un papel decisivo en su orientación hacia la psicopatología, reforzado por una visita ulterior a Bernheim, en Nancy
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